5 feb 2011




La manta de la discordia






Jesusa Cervantes


MÉXICO, DF, 4 de febrero (apro).- “¡No la saques!”. Fue la súplica que el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín, hizo al petista Gerardo Fernández Noroña minutos antes de que se desencadenara el zafarrancho en el pleno de sesiones de San Lázaro.
La petición del priista buscaba evitar que la gran manta del diputado petista, en donde se destacaba el presunto alcoholismo del presidente Felipe Calderón, fuera expuesta en la sesión del pleno.
Sin embargo, nada convenció a Fernández Noroña, quien desde que arrancó la actual Legislatura fijó como parte de su política frenar mediáticamente lo que los votos petistas no pueden en el pleno.
Poco antes del mediodía, cuando los diputados discutían en el pleno la aplicación del nuevo reglamento que rige las sesiones y mediante el cual se pretende “el buen comportamientos de los legisladores”, el priista Ramírez Marín envió una tarjeta a Fernández Noroña, quien desde su curul argumentaba contra la normativa.
Una frase de súplica, “¡No la saques!”, fue lo que leyó Noroña, quien reviró al mensajero, “No, no pasa, si eso ya lo anuncié”, en referencia a que horas antes, desde su cuenta de Twitter, el petista adelantó que habría una “sorpresita” en la sesión del jueves pasado.
Aun antes de que se difundiera el polémico mensaje, el presidente de la Mesa Directiva ya sabía que Fernández Noroña había logrado introducir al recinto --como lo ha hecho en gran parte de las sesiones-- la manta en contra de Felipe Calderón y en que se advertía: “¿Tú dejaría a un borracho conducir tu auto? No, verdad?, ¿y porqué lo dejas conducir el país?”
Y lo supo porque los petistas Fernández Noroña y Jaime Cárdenas llevaban dos días argumentando en contra del nuevo reglamento de sesiones con el presidente de la Mesa Directiva; en especial, los “candados” que se busca imponer a las minorías, como PT, Convergencia o Nueva Alianza (Panal), para evitar que sus manifestaciones deriven en el caos del salón de plenos.
El nuevo reglamento que, según una de sus fracciones, advierte que entrará en vigor desde el 1 de enero –aunque en otro apartado, dice que se hará valer hasta en tanto no se hayan subsanado las observaciones--, se aplicaba por primera ocasión la mañana del jueves 3.
Sin embargo, los petistas no convencieron a Ramírez Marín de que no hiciera válido el nuevo reglamento y éste no pudo hacer desistir a los petistas de que no desplegaran su manta.
Fernández Noroña y Jaime Cárdenas habían acordado desplegar la manta frente a la presidencia por unos diez minutos, independientemente del tema que en ese momento se estuviera discutiendo en el pleno.
Pero la ocasión para exponer su protesta no pudo ser mejor: el presidente de la Mesa Directiva, con base en el nuevo reglamento, negaba al diputado del PT, Mario Di Costanzo, una proposición de punto de acuerdo en torno a los derechos de los trabajadores de la Cámara.
Según el nuevo reglamento, no se harán “proposiciones” cuando se trate de “gestiones” sobre un tema, y en cambio éstas se canalizarán al área correspondiente.
Con esta nueva regla se impide que algunos temas se den a conocer a la ciudadanía desde la “máxima tribuna” que, por cierto, es transmitida en vivo en televisión por cable.
Mientras se debatía el impedimento para presentar la proposición, en su curul otra petista, Laura Itzel Castillo, se afanaba en la lectura del orden del día cuando se dio cuenta que el PAN presentaría una proposición de una “gestión”.
La preferencia de uno a otro partido para ejercer o coartar el derecho de iniciativa de un legislador fue lo que empujó a Fernández Noroña y Jaime Cárdenas a desplegar la manta.
Y como nunca, desde que Calderón asumió el gobierno, una manta de la oposición generó tan virulenta reacción entre los panistas, quienes consideraron que, el mensaje impreso, ofendía a la Presidencia, a las instituciones, a los legisladores y a la ciudadanía en general, pues se estaba tildando de “borracho” al jefe del Ejecutivo.
Ni tomas previas de la tribuna, ni el intercambio de insultos entre la oposición y Acción Nacional habían generado esta enconada respuesta, situación que Ramírez Marín detectó a tiempo.
Cuando el priista vio la reacción de los panistas, quienes lanzaban insultos a los petistas a la vez que avanzaban hacia ellos, llamó a receso por 15 minutos, descendió rápidamente de la presidencia y, como virtual muro de contención a la rabia panista, se colocó frente a la manta y los petistas.
Su objetivo era impedir que petistas y panistas se liaran a golpes; el movimiento de Ramírez Marín fue sobreentendido por varios priistas, quienes también se dirigieron en apoyo al presidente de la Mesa y, de rebote, a los petistas.
Del otro extremo, los panistas avanzaban, en tanto otros, como Manuel Clouthier y Julio Castellanos, discutían acaloradamente los pleitos internos de la fracción.
Mientras Ramírez Marín dialogaba y buscaba convencer a los petistas, un par de perredistas subió rápidamente para también sujetar la manta que señalaba a Calderón como un “borracho”. Ellos también avizoraban que la disputa terminaría a golpes.
En tanto, la coordinadora del PAN, Josefina Vázquez Mota, pedía calma a sus legisladores y que permanecieran en el recinto, en lo que ella dialogaba con el presidente de la Mesa Directiva y demandaba respeto al presidente de la República, pero los panistas estaban indecisos, pues del otro lado Francisco Javier Ramírez Acuña los llamaba a abandonar el recinto.
En ese momento se evidenciaron las fisuras al interior de la fracción del PAN, pues mientras uno de sus líderes pedía que abandonaran el recinto, la coordinadora oficial les solicitaba que se mantuvieran en el salón de sesiones.
Aparte, el diputado panista Julio Castellanos --el mismo que hace algunos meses pidió que se sancionara o expulsara a Manuel Clouthier de su partido por declarar que Calderón no estaba haciendo nada para detener el narcotráfico en Sinaloa— discutía acaloradamente con el legislador sinaloense.
Finalmente, el vicecoordinador del PRI, José Ramón Martell, propuso que se suspendiera la sesión por no haber condiciones para continuarla, pues en ese momento el PAN y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) habían decidido abandonar el salón.
Sin embargo, el mensaje ya había sido dejado en claro: con o sin reglamento, la minoría legislativa que encabeza Andrés Manuel López Obrador seguirá utilizando cuantas veces sea necesario sus métodos de manifestación.
Así, los 16 diputados del PT --más otros 60 legisladores del PRD que respaldan a López Obrador-- no son suficientes para ganar una votación en San Lázaro, pero sí para evidenciar --y llamar la atención mediáticamente-- acciones que la aplastante mayoría asume y que, desde el punto de vista de ellos, van en contra de la Nación.





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