México SA
Ni con el golpe de la realidad cambia el gobierno su machacón discurso
Carlos Fernández-Vega
Justo un año atrás, y a regañadientes, el inquilino de Los Pinos se vio en la penosa necesidad de dar la cara –en vivo y a todo color– para reconocer, sin hacerlo expresamente, que su fábula del México fuerte y todopoderoso” frente a la crisis internacional, fábula era, y que el machacón discurso de la “gripa” y el “catarrito” sólo era eso, discurso, toneladas de saliva y miles de millones de pesos en propaganda.
El 8 de octubre de 2008, ya con el peso devaluado, la especulación desatada y el crujir de la economía nacional en plenitud, Felipe Calderón no tuvo más remedio que anunciar un “oportuno plan contracíclico” para “paliar” los efectos de la sacudida cosecha 1929, no sin prometer que en 40 años más la mexicana sería la cuarta economía mundial.
Aquel día, flanqueado por dos luminarias de su gabinetazo económico (el gordo y el flaco, dicho sea con todo respeto para Oliver Hardy y Stan Laurel), apareció en cadena nacional para divulgar su “oportuno” Programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo (es decir, cuando el crecimiento era inexistente y el empleo, también) y subrayar que “si no hiciéramos nada, eso afectaría todavía más el crecimiento y la generación de empleos que tanto necesitamos; lo he dicho y lo reitero, la situación adversa de la economía mundial tendrá impacto en México, sí, pero saldremos adelante porque tenemos fortaleza en las finanzas públicas y por ello, estamos impulsando medidas y acciones concretas que estimularán el crecimiento económico en México.”
Lo que siguió al “oportuno” programa es conocido y padecido por los mexicanos: el mayor desplome económico en ocho décadas, devaluación, fuga de capitales, sacrificio de 30 mil millones de dólares en reservas internacionales para alimentar a los especuladores, incremento de la deuda pública, 600 mil empleos cancelados, desempleo galopante, pérdida acelerada del poder adquisitivo, pobreza al alza, recorte al gasto público y, por si fuera poco shock (Carstens dixit) de las finanzas públicas, “el más grave de las últimas tres décadas” (ídem).
Pero aún con el zarpazo de la realidad estampado en la cara, el inquilino de Los Pinos no cambió el discurso: “afortunadamente, en los últimos años México ha hecho la tarea de fortalecer sus finanzas públicas y estabilizar su economía. Por ello, si bien es cierto que tendremos impactos negativos en crecimiento y empleo en el país, también es cierto que la fortaleza de las finanzas públicas y de la economía mexicana evitará una crisis como las que solíamos sufrir en el pasado y que condujeron al país a la bancarrota. A diferencia de lo que ocurría en el pasado, hoy México no depende del crédito externo. Llevamos ya varios años disminuyendo el monto de la deuda externa y en consecuencia, su servicio se ha reducido a niveles mínimos.
“Por otra parte, las reformas estructurales que hemos hecho en el último año (…) han fortalecido de manera notable las finanzas públicas no sólo a corto, sino también a mediano plazos… Hoy vemos que la responsabilidad rinde frutos. Gracias a las políticas económicas responsables seguidas en los últimos años, hoy, en vez de vernos obligados a recortar el gasto público, somos capaces de proponer medidas para estimular la inversión y así mitigar el impacto negativo de la turbulencia financiera internacional. Para evitarlo debemos usar todas las fortalezas que hemos venido construyendo en las finanzas públicas para proteger a México de consecuencias perniciosas para su gente… Esto nos ha permitido aminorar los efectos que se están experimentando en otras partes del mundo. Más aún, mientras los bancos en otros países han dejado de otorgar crédito o incluso están en quiebra, los bancos mexicanos están fuertes y siguen otorgando crédito a personas y a empresas…”
Y para arrancar bien 2009, presentó el Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo: “a diferencia de lo que había ocurrido en crisis anteriores, hoy México está mejor preparado para enfrentar la adversidad que antes, ya que tiene sólidos fundamentos macroeconómicos y financieros. Ello se debe, entre otras cosas, al manejo responsable de la economía… y a las reformas económicas que hemos emprendido”.
El resultado concreto de tres años de discursos, miles de millones de pesos en propaganda y “oportunos programas anticíclicos” está a la vista: 10 millones adicionales de pobres (cifras gubernamentales, más actualización del Banco Mundial); 3 millones en el desempleo abierto; 600 mil empleos cancelados en el sector formal; devaluación cercana a 30 por ciento; 75 por ciento de aumento en la deuda pública; subejercicio presupuestal; más impuestos, alza de precios y, en síntesis, una tasa promedio anual en el trienio de menos 1.2 por ciento (hasta el momento).
Para grabarla en letras de oro quedó una de las frases más certeras de Felipe Calderón, pronunciada en Nueva York el 25 de septiembre de 2008 (dos semanas antes del “oportuno programa anticíclico”) ante empresarios del Economic Club: “en general se dice que cuando a Estados Unidos le da la gripe, en México a la gente le da pulmonía, pero éste no es el caso hoy en día. Ahora estamos sufriendo naturalmente los impactos de la situación aquí, pero los datos nos demuestran que México es mucho más capaz de superar esta situación difícil... la fortaleza de las finanzas públicas en el país evitará una crisis como las que solía sufrir en el pasado y que llevaría a empresas a la bancarrota”.
Pero eso no es todo. Preparaos para la sacudida 2010, discursos incluidos, con otra frase para grabar en letras de oro, aportada ayer por el creativo inquilino de Los Pinos, y referente, obvio es, al tema que domina, la crisis: “nosotros no tuvimos la culpa”. Y se quedó tan tranquilo.
Las rebanadas del pastel
Por cierto, a la usanza foxista, Calderón sólo suma, nunca resta. Dice que “de junio a septiembre (de 2009) ya se han creado 124 mil nuevos empleos (con registro en el IMSS) en todo el país”. Pues no. En realidad desde que se sentó en Los Pinos (hace 34 meses) el balance neto de generación de empleo formal con registro en el Seguro Social es de apenas 11 mil puestos de trabajo (0.3 por ciento de la demanda real), resultante de la cancelación de 44 mil plazas permanentes y la creación de 55 mil eventuales, de acuerdo con las cifras oficiales. De cualquier suerte, que no se acongoje: sus amigos del Consejo Coordinador Empresarial pronosticaron ayer que este año se perderán 700 mil fuentes de empleo, “a pesar de que los datos muestran una ligera recuperación”.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
El 8 de octubre de 2008, ya con el peso devaluado, la especulación desatada y el crujir de la economía nacional en plenitud, Felipe Calderón no tuvo más remedio que anunciar un “oportuno plan contracíclico” para “paliar” los efectos de la sacudida cosecha 1929, no sin prometer que en 40 años más la mexicana sería la cuarta economía mundial.
Aquel día, flanqueado por dos luminarias de su gabinetazo económico (el gordo y el flaco, dicho sea con todo respeto para Oliver Hardy y Stan Laurel), apareció en cadena nacional para divulgar su “oportuno” Programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo (es decir, cuando el crecimiento era inexistente y el empleo, también) y subrayar que “si no hiciéramos nada, eso afectaría todavía más el crecimiento y la generación de empleos que tanto necesitamos; lo he dicho y lo reitero, la situación adversa de la economía mundial tendrá impacto en México, sí, pero saldremos adelante porque tenemos fortaleza en las finanzas públicas y por ello, estamos impulsando medidas y acciones concretas que estimularán el crecimiento económico en México.”
Lo que siguió al “oportuno” programa es conocido y padecido por los mexicanos: el mayor desplome económico en ocho décadas, devaluación, fuga de capitales, sacrificio de 30 mil millones de dólares en reservas internacionales para alimentar a los especuladores, incremento de la deuda pública, 600 mil empleos cancelados, desempleo galopante, pérdida acelerada del poder adquisitivo, pobreza al alza, recorte al gasto público y, por si fuera poco shock (Carstens dixit) de las finanzas públicas, “el más grave de las últimas tres décadas” (ídem).
Pero aún con el zarpazo de la realidad estampado en la cara, el inquilino de Los Pinos no cambió el discurso: “afortunadamente, en los últimos años México ha hecho la tarea de fortalecer sus finanzas públicas y estabilizar su economía. Por ello, si bien es cierto que tendremos impactos negativos en crecimiento y empleo en el país, también es cierto que la fortaleza de las finanzas públicas y de la economía mexicana evitará una crisis como las que solíamos sufrir en el pasado y que condujeron al país a la bancarrota. A diferencia de lo que ocurría en el pasado, hoy México no depende del crédito externo. Llevamos ya varios años disminuyendo el monto de la deuda externa y en consecuencia, su servicio se ha reducido a niveles mínimos.
“Por otra parte, las reformas estructurales que hemos hecho en el último año (…) han fortalecido de manera notable las finanzas públicas no sólo a corto, sino también a mediano plazos… Hoy vemos que la responsabilidad rinde frutos. Gracias a las políticas económicas responsables seguidas en los últimos años, hoy, en vez de vernos obligados a recortar el gasto público, somos capaces de proponer medidas para estimular la inversión y así mitigar el impacto negativo de la turbulencia financiera internacional. Para evitarlo debemos usar todas las fortalezas que hemos venido construyendo en las finanzas públicas para proteger a México de consecuencias perniciosas para su gente… Esto nos ha permitido aminorar los efectos que se están experimentando en otras partes del mundo. Más aún, mientras los bancos en otros países han dejado de otorgar crédito o incluso están en quiebra, los bancos mexicanos están fuertes y siguen otorgando crédito a personas y a empresas…”
Y para arrancar bien 2009, presentó el Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo: “a diferencia de lo que había ocurrido en crisis anteriores, hoy México está mejor preparado para enfrentar la adversidad que antes, ya que tiene sólidos fundamentos macroeconómicos y financieros. Ello se debe, entre otras cosas, al manejo responsable de la economía… y a las reformas económicas que hemos emprendido”.
El resultado concreto de tres años de discursos, miles de millones de pesos en propaganda y “oportunos programas anticíclicos” está a la vista: 10 millones adicionales de pobres (cifras gubernamentales, más actualización del Banco Mundial); 3 millones en el desempleo abierto; 600 mil empleos cancelados en el sector formal; devaluación cercana a 30 por ciento; 75 por ciento de aumento en la deuda pública; subejercicio presupuestal; más impuestos, alza de precios y, en síntesis, una tasa promedio anual en el trienio de menos 1.2 por ciento (hasta el momento).
Para grabarla en letras de oro quedó una de las frases más certeras de Felipe Calderón, pronunciada en Nueva York el 25 de septiembre de 2008 (dos semanas antes del “oportuno programa anticíclico”) ante empresarios del Economic Club: “en general se dice que cuando a Estados Unidos le da la gripe, en México a la gente le da pulmonía, pero éste no es el caso hoy en día. Ahora estamos sufriendo naturalmente los impactos de la situación aquí, pero los datos nos demuestran que México es mucho más capaz de superar esta situación difícil... la fortaleza de las finanzas públicas en el país evitará una crisis como las que solía sufrir en el pasado y que llevaría a empresas a la bancarrota”.
Pero eso no es todo. Preparaos para la sacudida 2010, discursos incluidos, con otra frase para grabar en letras de oro, aportada ayer por el creativo inquilino de Los Pinos, y referente, obvio es, al tema que domina, la crisis: “nosotros no tuvimos la culpa”. Y se quedó tan tranquilo.
Las rebanadas del pastel
Por cierto, a la usanza foxista, Calderón sólo suma, nunca resta. Dice que “de junio a septiembre (de 2009) ya se han creado 124 mil nuevos empleos (con registro en el IMSS) en todo el país”. Pues no. En realidad desde que se sentó en Los Pinos (hace 34 meses) el balance neto de generación de empleo formal con registro en el Seguro Social es de apenas 11 mil puestos de trabajo (0.3 por ciento de la demanda real), resultante de la cancelación de 44 mil plazas permanentes y la creación de 55 mil eventuales, de acuerdo con las cifras oficiales. De cualquier suerte, que no se acongoje: sus amigos del Consejo Coordinador Empresarial pronosticaron ayer que este año se perderán 700 mil fuentes de empleo, “a pesar de que los datos muestran una ligera recuperación”.
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