Cínicos
Octavio Rodríguez Araujo
Cínico: que muestra cinismo. Cinismo: Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables.
El cinismo de Calderón, de su equipo, de no pocos legisladores y de los más altos tribunales del país, es de antología. No disimulan sus verdaderos intereses ni su parcialidad al favorecer a las grandes empresas, unas consentidas y otras no tanto, en contra no sólo de la mayoría de la población mexicana, sino del país y su deseable soberanía (cada vez más menguada).
Los presidentes más representativos del neoliberalismo mexicano no han tenido vergüenza en su obviedad. Salinas privatizó decenas de empresas públicas y los bancos para darles el paquete a sus amigos, al mismo tiempo que les dio más poder a las empresas televisoras. Fue también el gobernante que creó el Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro de los empresarios) y el que le dio alas a los alacranes eclesiásticos, valga la figura, para que a cambio de intervenir en política complementaran la ideologización conformista y masiva de Televisa y Tv-Azteca. Zedillo continuó con las privatizaciones, entre ellas la de los ferrocarriles, a cambio de ser parte de la dirección de la Union Pacific, dueña, en parte, de los ferrocarriles entregados al capital privado (junto con el Grupo México, una de las compañías mineras más importantes del mundo, gracias también a Salinas y a Zedillo). Zedillo creó también el Programa de Capacitación Temporal y posteriormente la Unidad Coordinadora para el Acuerdo Bancario Empresarial para que los empresarios reestructuraran sus deudas. Fox continuó la política de sus antecesores y así, bajita la mano, inició la privatización por contratos de servicio de los hidrocarburos y la electricidad. Calderón siguió los mismos pasos y de golpe, con pretextos que poco a poco son desmentidos al salir a la luz nuevas informaciones, desapareció no sólo Luz y Fuerza, sino a sus trabajadores enviándolos al infierno del desempleo.
Ninguno de estos gobernantes creó un fondo para el empleo, por ejemplo, o para pagar seguro de desempleo a las víctimas del capitalismo neoliberal que tanto ellos como los empresarios provocaron con su rapacidad. Al contrario, disminuyeron en términos reales los apoyos a la seguridad social y a la educación pública, así como los subsidios, convirtiendo a los pobres del país, que aumentaron y siguen creciendo, en clientelas políticas por la vía de migajas caritativas apenas suficientes para no morir de hambre.
El cinismo de Calderón ha sido revelado, ¡quién lo dijera!, por una de sus colaboradoras, la subsecretaria de Telecomunicaciones, Gabriela Hernández Cardoso. Esta licenciada, como bien lo ha escrito Carlos Fernández-Vega en este diario, anunció que se licitará ya, en noviembre, la explotación de la fibra óptica triple play que tendieron la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Luz y Fuerza del Centro (LFC).
Esta red es de más de 27 mil kilómetros, de los cuales los mil 100 de la empresa recién extinguida serán los que atiendan al mayor número de clientes potenciales precisamente por estar en el centro del país que incluye al Distrito Federal. Una vez más, el negocio por encima del interés nacional y de miles de trabajadores para los cuales su “fobaproita” les alcanzará para medio vivir unos meses, si aceptan su liquidación, y luego pasarán a engrosar el porcentaje de quienes trabajan por su cuenta y riesgo en lo que Fox llamó la changarrización de los mexicanos expulsados del empleo. Microempresarios, es la idea, precisamente cuando miles de pequeñas y microempresas están quebrando en todo el país.
Parte de ese cinismo fue la declaración de Calderón del 16 de octubre, cuando dijo que por deficiencias de LFC no se generaron 100 mil empleos en la zona centro del país. Aceptando, sin conceder, que lo dicho fuera cierto (que no lo es) ahora deben sumarse los 44 mil cesados de la empresa recién extinguida. Días después se supo que la carga más onerosa para LFC fueron los pagos a la CFE por la energía eléctrica y el costo de los combustibles para su generación. Igualmente se supo que Pemex ha favorecido a firmas españolas sobre la CFE y LFC. ¿Para qué seguir?
Todas las políticas públicas y los intentos de gravar más a los pobres para que los ricos no se vean lesionados en sus enormes ganancias son la verdadera cara de nuestros gobernantes y de sus paleros en los poderes Legislativo y Judicial. Están tan enfermos de poder y de ambición económica que el país y la mayoría de los mexicanos no les importan, como si vivieran un aquí y ahora que si no aprovechan lo perderán para siempre y dejarán de obtener todo lo que desearon cuando decidieron lanzarse a la política.
¿Llegará el día en que la política sea reivindicada y en que la ética sustituya a los cínicos? No lo sé, pero el país se lo merece.
Los presidentes más representativos del neoliberalismo mexicano no han tenido vergüenza en su obviedad. Salinas privatizó decenas de empresas públicas y los bancos para darles el paquete a sus amigos, al mismo tiempo que les dio más poder a las empresas televisoras. Fue también el gobernante que creó el Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro de los empresarios) y el que le dio alas a los alacranes eclesiásticos, valga la figura, para que a cambio de intervenir en política complementaran la ideologización conformista y masiva de Televisa y Tv-Azteca. Zedillo continuó con las privatizaciones, entre ellas la de los ferrocarriles, a cambio de ser parte de la dirección de la Union Pacific, dueña, en parte, de los ferrocarriles entregados al capital privado (junto con el Grupo México, una de las compañías mineras más importantes del mundo, gracias también a Salinas y a Zedillo). Zedillo creó también el Programa de Capacitación Temporal y posteriormente la Unidad Coordinadora para el Acuerdo Bancario Empresarial para que los empresarios reestructuraran sus deudas. Fox continuó la política de sus antecesores y así, bajita la mano, inició la privatización por contratos de servicio de los hidrocarburos y la electricidad. Calderón siguió los mismos pasos y de golpe, con pretextos que poco a poco son desmentidos al salir a la luz nuevas informaciones, desapareció no sólo Luz y Fuerza, sino a sus trabajadores enviándolos al infierno del desempleo.
Ninguno de estos gobernantes creó un fondo para el empleo, por ejemplo, o para pagar seguro de desempleo a las víctimas del capitalismo neoliberal que tanto ellos como los empresarios provocaron con su rapacidad. Al contrario, disminuyeron en términos reales los apoyos a la seguridad social y a la educación pública, así como los subsidios, convirtiendo a los pobres del país, que aumentaron y siguen creciendo, en clientelas políticas por la vía de migajas caritativas apenas suficientes para no morir de hambre.
El cinismo de Calderón ha sido revelado, ¡quién lo dijera!, por una de sus colaboradoras, la subsecretaria de Telecomunicaciones, Gabriela Hernández Cardoso. Esta licenciada, como bien lo ha escrito Carlos Fernández-Vega en este diario, anunció que se licitará ya, en noviembre, la explotación de la fibra óptica triple play que tendieron la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Luz y Fuerza del Centro (LFC).
Esta red es de más de 27 mil kilómetros, de los cuales los mil 100 de la empresa recién extinguida serán los que atiendan al mayor número de clientes potenciales precisamente por estar en el centro del país que incluye al Distrito Federal. Una vez más, el negocio por encima del interés nacional y de miles de trabajadores para los cuales su “fobaproita” les alcanzará para medio vivir unos meses, si aceptan su liquidación, y luego pasarán a engrosar el porcentaje de quienes trabajan por su cuenta y riesgo en lo que Fox llamó la changarrización de los mexicanos expulsados del empleo. Microempresarios, es la idea, precisamente cuando miles de pequeñas y microempresas están quebrando en todo el país.
Parte de ese cinismo fue la declaración de Calderón del 16 de octubre, cuando dijo que por deficiencias de LFC no se generaron 100 mil empleos en la zona centro del país. Aceptando, sin conceder, que lo dicho fuera cierto (que no lo es) ahora deben sumarse los 44 mil cesados de la empresa recién extinguida. Días después se supo que la carga más onerosa para LFC fueron los pagos a la CFE por la energía eléctrica y el costo de los combustibles para su generación. Igualmente se supo que Pemex ha favorecido a firmas españolas sobre la CFE y LFC. ¿Para qué seguir?
Todas las políticas públicas y los intentos de gravar más a los pobres para que los ricos no se vean lesionados en sus enormes ganancias son la verdadera cara de nuestros gobernantes y de sus paleros en los poderes Legislativo y Judicial. Están tan enfermos de poder y de ambición económica que el país y la mayoría de los mexicanos no les importan, como si vivieran un aquí y ahora que si no aprovechan lo perderán para siempre y dejarán de obtener todo lo que desearon cuando decidieron lanzarse a la política.
¿Llegará el día en que la política sea reivindicada y en que la ética sustituya a los cínicos? No lo sé, pero el país se lo merece.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario