Tuiteros en el Senado y solidaridad con López Dóriga
Federico Arreola.
23 de Octubre, 2009
Dijo Salvador Camarena, en El Universal, que los tuiteros se equivocaron al acudir al Senado porque no tienen fuerza, o no todavía, para dialogar eficazmente con el poder.
Para Víctor Hernández, director editorial de www.sdpnoticias.com, los tuiteros están simplemente confundidos ya que el verdadero activismo está en la calle, no en la red.
Más allá de que Camerana y Hernández tienen razón (los tuiteros carecen de fuerza, y la protesta que cambiará verdaderamente las cosas será callejera, no virtual), creo que estos periodistas hacen mal al no aplaudir, sin criticarlo, el esfuerzo de la gente que por internet se ha expresado contra el alza de impuestos.
Porque si bien en el movimiento #internetnecesario —que ha hecho ruido hasta fuera de México— participan menos de 10 mil personas, ha ayudado bastante al entendimiento de que todos los mexicanos —todos, de derecha y de izquierda, ricos y pobres— estamos contra los aumentos de impuestos aprobados por la Cámara de Diputados.
Eso es bastante y se agradece. Desde aquí mando todo mi respeto y aprecio a los tuiteros que han hablado pestes de los impuestos y sus creadores, particularmente a aquellos que el jueves estuvieron en el Senado dialogando con tres legisladores de izquierda, el más destacado de ellos, Dante Delgado, de Convergencia.
Por otro lado, aunque sé que voy a provocar el enojo de muchas personas, debo condenar lo que hizo el SME en una de las instalaciones de Radio Fórmula: la ubicada en Polanco, desde donde diariamente transmite su noticiario Joaquín López-Dóriga.
Comprendo el enojo con Joaquín, un periodista mucho más cercano al poder que a la gente. Pero, en el peor de los casos, él simplemente ejerce su derecho de practicar un tipo de periodismo militante: el de apoyar la causa de los poderosos y los ricos, la de Calderón y Televisa, la de aquellos que defienden privilegios porque los disfrutan todos.
Pero ni siquiera a López-Dóriga se le debe presionar en la forma en que lo hizo el SME. Porque no es con la fuerza como vamos a derrotar a Joaquín y a otros propagandistas del poder. Para vencerlos estamos obligados a exhibir mejores argumentos. Y los gritos, de plano, no lo son.
Hay un sitio para todo. Las marchas y los plantones solo se justifican en la calle y contra el poder político. No contra las empresas de comunicación ni de ningún otro sector.
López-Dóriga no tiene la razón. Entonces, no se la demos artificialmente con ataques vulgares que lo benefician.
Para Víctor Hernández, director editorial de www.sdpnoticias.com, los tuiteros están simplemente confundidos ya que el verdadero activismo está en la calle, no en la red.
Más allá de que Camerana y Hernández tienen razón (los tuiteros carecen de fuerza, y la protesta que cambiará verdaderamente las cosas será callejera, no virtual), creo que estos periodistas hacen mal al no aplaudir, sin criticarlo, el esfuerzo de la gente que por internet se ha expresado contra el alza de impuestos.
Porque si bien en el movimiento #internetnecesario —que ha hecho ruido hasta fuera de México— participan menos de 10 mil personas, ha ayudado bastante al entendimiento de que todos los mexicanos —todos, de derecha y de izquierda, ricos y pobres— estamos contra los aumentos de impuestos aprobados por la Cámara de Diputados.
Eso es bastante y se agradece. Desde aquí mando todo mi respeto y aprecio a los tuiteros que han hablado pestes de los impuestos y sus creadores, particularmente a aquellos que el jueves estuvieron en el Senado dialogando con tres legisladores de izquierda, el más destacado de ellos, Dante Delgado, de Convergencia.
Por otro lado, aunque sé que voy a provocar el enojo de muchas personas, debo condenar lo que hizo el SME en una de las instalaciones de Radio Fórmula: la ubicada en Polanco, desde donde diariamente transmite su noticiario Joaquín López-Dóriga.
Comprendo el enojo con Joaquín, un periodista mucho más cercano al poder que a la gente. Pero, en el peor de los casos, él simplemente ejerce su derecho de practicar un tipo de periodismo militante: el de apoyar la causa de los poderosos y los ricos, la de Calderón y Televisa, la de aquellos que defienden privilegios porque los disfrutan todos.
Pero ni siquiera a López-Dóriga se le debe presionar en la forma en que lo hizo el SME. Porque no es con la fuerza como vamos a derrotar a Joaquín y a otros propagandistas del poder. Para vencerlos estamos obligados a exhibir mejores argumentos. Y los gritos, de plano, no lo son.
Hay un sitio para todo. Las marchas y los plantones solo se justifican en la calle y contra el poder político. No contra las empresas de comunicación ni de ningún otro sector.
López-Dóriga no tiene la razón. Entonces, no se la demos artificialmente con ataques vulgares que lo benefician.
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