Los ricos también lloran
Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
24 de marzo de 2009
La cosa se remite a dos páginas de EL UNIVERSAL de ayer: en la 13 aparece un anuncio de la prestigiosa casa de subastas Louis C. Morton que ahora ofrece su servicio de empeños; préstamos en efectivo sobre pinturas, joyería y antigüedades.
Indagando un poco me entero de que han venido creciendo geométricamente. De cómo los clientes llegan muchas veces con los ojos llorosos y lentes oscuros a dejar sus obras de arte, sus joyas más preciadas o las antigüedades heredadas por abuelos y bisabuelos. Y todos sin excepción rogando un compromiso de discreción absoluta. Siempre les urge el dinero para pagar a proveedores, para cubrir una nómina o nomás para el gasto de la casa.
Hace unos días prestaron dos y medio millones de pesos por un Tamayo. Las joyas, entre las que no faltan lacrimosos anillos de compromiso, le suelen reportar hasta 100 mil o 500 mil pesos al pignorante. El caso es que Morton Hall-Casa de Empeño, que empezó con su matriz en las Lomas, ya está abriendo sucursales. Montes de Piedad para ricos.
El segundo caso está en la mismísima primera plana de nuestro diario: “Crisis expulsará a miles de la escuela”; un estremecedor reportaje sobre la desbandada de hasta 50% del alumnado de escuelas y universidades privadas a públicas. Los padres, simple y llanamente, ya no pueden pagar las altas colegiaturas. Lo malo es que ni en la UNAM ni en el Poli u otras opciones oficiales hay cupo. El desastre que viene.
El último caso ilustrativo ocurre aquí desde donde escribo, en el edificio más alto del sur de la ciudad. Sede del Banco Mundial y de algunos grandes corporativos. Le dicen Torre Nortel porque la famosa firma canadiense de comunicaciones tiene varios pisos y por tanto su logotipo en las alturas.
El caso es que en el mezzanine hace poco se abrió un pequeño local: “Cosette: reparaciones express”. Al principio no se paraban ni las moscas. Ahora competimos por ver quién llega primero con su ropita. Aumentaron los empleados y ya metieron un tapanco para el taller de costura. Lo paradójico es que mientras Nortel está despidiendo a miles de empleados y vendiendo cientos de metros cuadrados, Cosette se expande.
Digo esto porque el que hoy niegue que la crisis nos muerde a todos, y apenas empieza a enseñar sus fauces, ya puede ir pidiendo chamba en Disneylandia. Aunque allá también redujeron el presupuesto. Igual se los platico para que sean de los privilegiados que sepan por qué esta mole puede adoptar el nombre del entrañable personaje de Los miserables: Torre Cosette.
Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
24 de marzo de 2009
La cosa se remite a dos páginas de EL UNIVERSAL de ayer: en la 13 aparece un anuncio de la prestigiosa casa de subastas Louis C. Morton que ahora ofrece su servicio de empeños; préstamos en efectivo sobre pinturas, joyería y antigüedades.
Indagando un poco me entero de que han venido creciendo geométricamente. De cómo los clientes llegan muchas veces con los ojos llorosos y lentes oscuros a dejar sus obras de arte, sus joyas más preciadas o las antigüedades heredadas por abuelos y bisabuelos. Y todos sin excepción rogando un compromiso de discreción absoluta. Siempre les urge el dinero para pagar a proveedores, para cubrir una nómina o nomás para el gasto de la casa.
Hace unos días prestaron dos y medio millones de pesos por un Tamayo. Las joyas, entre las que no faltan lacrimosos anillos de compromiso, le suelen reportar hasta 100 mil o 500 mil pesos al pignorante. El caso es que Morton Hall-Casa de Empeño, que empezó con su matriz en las Lomas, ya está abriendo sucursales. Montes de Piedad para ricos.
El segundo caso está en la mismísima primera plana de nuestro diario: “Crisis expulsará a miles de la escuela”; un estremecedor reportaje sobre la desbandada de hasta 50% del alumnado de escuelas y universidades privadas a públicas. Los padres, simple y llanamente, ya no pueden pagar las altas colegiaturas. Lo malo es que ni en la UNAM ni en el Poli u otras opciones oficiales hay cupo. El desastre que viene.
El último caso ilustrativo ocurre aquí desde donde escribo, en el edificio más alto del sur de la ciudad. Sede del Banco Mundial y de algunos grandes corporativos. Le dicen Torre Nortel porque la famosa firma canadiense de comunicaciones tiene varios pisos y por tanto su logotipo en las alturas.
El caso es que en el mezzanine hace poco se abrió un pequeño local: “Cosette: reparaciones express”. Al principio no se paraban ni las moscas. Ahora competimos por ver quién llega primero con su ropita. Aumentaron los empleados y ya metieron un tapanco para el taller de costura. Lo paradójico es que mientras Nortel está despidiendo a miles de empleados y vendiendo cientos de metros cuadrados, Cosette se expande.
Digo esto porque el que hoy niegue que la crisis nos muerde a todos, y apenas empieza a enseñar sus fauces, ya puede ir pidiendo chamba en Disneylandia. Aunque allá también redujeron el presupuesto. Igual se los platico para que sean de los privilegiados que sepan por qué esta mole puede adoptar el nombre del entrañable personaje de Los miserables: Torre Cosette.