Manuel Bartlett Díaz
18 de marzo: parodia
26 de marzo de 2009
Ahí estuvieron, en Chicontepec, en el municipio Venustiano Carranza, conmemorando la expropiación petrolera: Felipe Calderón, Reyes Heroles, Romero Deschamps. ¡Qué parodia!
Parodia de conmemoración, acto ajeno del sentido de lo conmemorado, diluido como diluyen nuestra historia para fabricar otra: una independencia enajenada, un Juárez sin contenido, historia falsificada encaramada en la verdadera para engañar a un pueblo orgulloso de su pasado insigne. Parodia sin más repercusión que la rebatiña por la mítica refinería.
Celebrar la expropiación en la población dedicada a Venustiano Carranza, quien promulgó la Constitución, en una ceremonia presidida por el promotor de una reforma energética que violó esa Constitución, es hipocresía.
La expropiación de 1938 fue la recuperación de la industria petrolera de las empresas extranjeras que pretendían imponerse sobre la ley y preservar privilegios amparados en el poder de sus metrópolis. Conmemorar este episodio en Chicontepec, explotado precisamente por empresas extranjeras violando la Constitución y el sentido mismo de la expropiación que se festeja, es una burla.
No es casual —dijo Calderón— encontrarnos en Chicontepec, “gran parte de las reservas se encuentran en esta zona”. Eso publicita el gobierno para atribuirle a la reforma energética el descubrimiento de reservas en Chicontepec, aunque reconoce que la actual tecnología permitirá una escasa recuperación. El grupo Ingenieros Constitución de 1917 ha demostrado que estas reservas están infladas y han denunciado a Pemex ante la Auditoría Superior de la Federación por impulsar una explotación ruinosa que sólo beneficiará a los contratistas extranjeros y a Estados Unidos; sin embargo, tienen programado perforar 16 mil pozos, mediante contratos con las transnacionales Schlumberger, Haliburton, Flour Daniels, entre tantas más que ya dominan la zona. Panorama ideal para celebrar la expropiación.
Comentamos algunas afirmaciones del Presidente: “Es una celebración que nos une”, sólo si se oculta la privatización. “Desde entonces —la expropiación— ha sido emblema de nuestra soberanía”, porque expropió, lo contrario de la devolución al extranjero; “punto de inflexión histórica”, hoy inflexión en sentido contrario. “La reforma fortalece la capacidad del país para producir más petróleo”, se oculta que será con contratistas extranjeros. “Se fortalece a las empresas mexicanas proveedoras”, falso, es ridículo lo autorizado; “gracias a la nueva estrategia se incorporan nuevas reservas”, a unos días de su promulgación se han recuperado según datos inverosímiles. La zanahoria sigue siendo la refinería, que “porque es inaplazable” ahora se discutirá en un foro.
Por lo pronto diputados colaboracionistas han presentado una iniciativa para permitir que la construyan y operen extranjeros, resurge la propuesta original calderonista. ¿Será por eso que aplazan su construcción? “Lázaro Cárdenas expropió en una situación de crisis que ya no se recuerda, lo que se recuerda es la decisión de expropiar con aplomo y patriotismo”. En una alegre comparación, afirma Calderón que “a partir de ahora no se recordará la crisis actual sino la determinación y el carácter (suyos) para tomar decisiones —la reforma energética— para resurgir como una potencia petrolera”. Aunque sea a través de la dependencia extranjera para seguir exportando la mitad de lo extraído, aunque dejemos a México sin energía. ¿Potencia petrolera?
La expropiación fue para cumplir el artículo 27 constitucional, después de una lucha desde 1917. La reforma energética fue la culminación de un proceso involutivo, desde el TLC hasta la violación de la Constitución mediante legislación secundaria.
La expropiación generó para Lázaro Cárdenas un apoyo entusiasta de casi todos los sectores del país. La reforma energética generó un gran entusiasmo pero en el extranjero; reyes, príncipes, líderes mundiales acuden en tropel, ensalzan y condecoran a Felipe Calderón.
mbartlett_diaz@hotmail.com
Ex secretario de Estado
26 de marzo de 2009
Ahí estuvieron, en Chicontepec, en el municipio Venustiano Carranza, conmemorando la expropiación petrolera: Felipe Calderón, Reyes Heroles, Romero Deschamps. ¡Qué parodia!
Parodia de conmemoración, acto ajeno del sentido de lo conmemorado, diluido como diluyen nuestra historia para fabricar otra: una independencia enajenada, un Juárez sin contenido, historia falsificada encaramada en la verdadera para engañar a un pueblo orgulloso de su pasado insigne. Parodia sin más repercusión que la rebatiña por la mítica refinería.
Celebrar la expropiación en la población dedicada a Venustiano Carranza, quien promulgó la Constitución, en una ceremonia presidida por el promotor de una reforma energética que violó esa Constitución, es hipocresía.
La expropiación de 1938 fue la recuperación de la industria petrolera de las empresas extranjeras que pretendían imponerse sobre la ley y preservar privilegios amparados en el poder de sus metrópolis. Conmemorar este episodio en Chicontepec, explotado precisamente por empresas extranjeras violando la Constitución y el sentido mismo de la expropiación que se festeja, es una burla.
No es casual —dijo Calderón— encontrarnos en Chicontepec, “gran parte de las reservas se encuentran en esta zona”. Eso publicita el gobierno para atribuirle a la reforma energética el descubrimiento de reservas en Chicontepec, aunque reconoce que la actual tecnología permitirá una escasa recuperación. El grupo Ingenieros Constitución de 1917 ha demostrado que estas reservas están infladas y han denunciado a Pemex ante la Auditoría Superior de la Federación por impulsar una explotación ruinosa que sólo beneficiará a los contratistas extranjeros y a Estados Unidos; sin embargo, tienen programado perforar 16 mil pozos, mediante contratos con las transnacionales Schlumberger, Haliburton, Flour Daniels, entre tantas más que ya dominan la zona. Panorama ideal para celebrar la expropiación.
Comentamos algunas afirmaciones del Presidente: “Es una celebración que nos une”, sólo si se oculta la privatización. “Desde entonces —la expropiación— ha sido emblema de nuestra soberanía”, porque expropió, lo contrario de la devolución al extranjero; “punto de inflexión histórica”, hoy inflexión en sentido contrario. “La reforma fortalece la capacidad del país para producir más petróleo”, se oculta que será con contratistas extranjeros. “Se fortalece a las empresas mexicanas proveedoras”, falso, es ridículo lo autorizado; “gracias a la nueva estrategia se incorporan nuevas reservas”, a unos días de su promulgación se han recuperado según datos inverosímiles. La zanahoria sigue siendo la refinería, que “porque es inaplazable” ahora se discutirá en un foro.
Por lo pronto diputados colaboracionistas han presentado una iniciativa para permitir que la construyan y operen extranjeros, resurge la propuesta original calderonista. ¿Será por eso que aplazan su construcción? “Lázaro Cárdenas expropió en una situación de crisis que ya no se recuerda, lo que se recuerda es la decisión de expropiar con aplomo y patriotismo”. En una alegre comparación, afirma Calderón que “a partir de ahora no se recordará la crisis actual sino la determinación y el carácter (suyos) para tomar decisiones —la reforma energética— para resurgir como una potencia petrolera”. Aunque sea a través de la dependencia extranjera para seguir exportando la mitad de lo extraído, aunque dejemos a México sin energía. ¿Potencia petrolera?
La expropiación fue para cumplir el artículo 27 constitucional, después de una lucha desde 1917. La reforma energética fue la culminación de un proceso involutivo, desde el TLC hasta la violación de la Constitución mediante legislación secundaria.
La expropiación generó para Lázaro Cárdenas un apoyo entusiasta de casi todos los sectores del país. La reforma energética generó un gran entusiasmo pero en el extranjero; reyes, príncipes, líderes mundiales acuden en tropel, ensalzan y condecoran a Felipe Calderón.
mbartlett_diaz@hotmail.com
Ex secretario de Estado