26 oct 2008


Antonio Gershenson
gershen@servidor.unam.mx

La lucha continúa



Es importante que se hayan derrotado varios elementos importantes del “paquete” privatizador, anticonstitucional y protector de la corrupción que el gobierno federal anunció en abril y pretendió que se aprobara ese mismo mes. Es más, parte de ese paquete fue el centro de la campaña privatizadora desde antes, en los medios de difusión y otros escritos: era necesario, decían, que hubiera alianzas o asociaciones con empresas trasnacionales para perforar las aguas profundas en las cuales encontrarían un “tesorito”. Este intento fue el primero en naufragar, y ya ni se habla de él.

El intento de que se construyeran refinerías privadas, para que Pemex les suministrara petróleo crudo y les comprara refinados; las repeticiones de que no era posible construir refinerías de Pemex, de que no había dinero y demás, también fueron derrotadas, y ahora tenemos, por lo pronto en el presupuesto, la construcción de una nueva refinería de Pemex. También fracasó el intento de múltiples filiales. Y se limitó el papel de Hacienda en las finanzas de Pemex.

Sin embargo, quedan pendientes, en la nueva legislación, todavía en proceso, varios problemas de los cuales tal vez el principal consiste en que se pueden entregar a empresas privadas, que en este caso serían trasnacionales, por contrato, regiones de nuestro territorio o de nuestras aguas. Algo similar a los contratos de servicios múltiples, ilegales, y de los cuales ya no se firmaron más después de que quedaron en evidencia, pero los que se signaron siguen operando, en algunos casos con demandas, en proceso, en su contra.

En la situación en la que estamos, es conveniente ver lo que puede o debe seguir, no sólo en lo inmediato, sino después. Por ejemplo, hablábamos de darle seguimiento a la construcción de la refinería de Pemex. Y también de que en el presupuesto en discusión en la Cámara de Diputados se debían tener en cuenta medios de control para que de veras se haga y bien. Si no vemos esto ahora, al fin que es para el año próximo, y se nos pasa la discusión y aprobación del presupuesto, estaremos en 2009, en este asunto, en peores condiciones que si logramos algo en este proceso presupuestal.

Tomamos como punto de partida algunas afirmaciones de López Obrador, especialmente en la concentración del miércoles pasado en el Hemiciclo a Juárez. Las tres palabras que forman el título de este artículo resumen el balance: ni se trató de una victoria, ni hay que festejar cuando hay pendientes nada despreciables, ni tampoco debemos ignorar lo que se ha avanzado; consecuentemente, la lucha continúa.

Sigue, porque se debe perseguir el logro de objetivos no alcanzados, como la integración de Pemex en una sola empresa. También, porque debemos combatir medidas como la de repartir el territorio y las aguas de las regiones petroleras entre un puñado de trasnacionales. Continúa, porque debemos vigilar y presionar para que se cumplan los objetivos que sí se lograron. Se debe seguir dando, porque es preciso “estar pendientes” de las obras y contratos de Pemex. Y algo muy importante:

Debe ponerse en marcha “un plan para defender la economía popular ante la grave crisis que se está padeciendo”.

¿Acaso esto debería cambiar por las medidas más inmediatas de resistencia pacífica? Si estas medidas duran poco, en todo caso podría suceder que las medidas de fondo empezaran a perseguirse poco después. Si las medidas de resistencia duran más, es posible que se sobrepongan unas y otras en el tiempo, a medida que estas medidas de fondo se vayan haciendo más urgentes.

Mientras, tres azotones sucesivos en la Bolsa Mexicana de Valores, miércoles a viernes. Un recordatorio de que la crisis apenas empieza. Y resulta que a la reunión de noviembre del Grupo de los 20 también va a asistir el que ya será presidente electo de Estados Unidos.





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