26 oct 2008


El despertar
José Agustín Ortiz Pinchetti
losylasdeabajo@yahoo.com.mx.

Ganar

Reforma petrolera tal como fue aprobada en el Senado (aun con sus deficiencias) significa el desenlace de una controversia histórica. ¿Quién fue el vencedor? Sin duda el lado progresista. La reforma de Calderón quedó devastada. Irreconocible. El intento de privatización derrotado. Eliminados los contratos de riesgo. Eliminadas las empresas espejo, propuesta del PRI. Se puso la base para restructurar las finanzas de Pemex. Quedan dos temas delicados: los bonos ciudadanos y los contratos en bloque. No puede descalificarse la presión para ajustarlos y completar la reforma.

¿Qué factores concurrieron para este resultado? Nadie puede negar el carácter decisivo del liderazgo de AMLO y su operación magistral que me recuerda por su precisión y astucia la maniobra de Lázaro Cárdenas para lograr la expropiación en 1938.

Recordemos los hechos: AMLO se posicionó temprano y desenmascaró al gobierno que mentía, negando primero la reforma y después su carácter privatizador. Su posición nacionalista dejó atrás al PRI, quien no actuó como un verdadero opositor. Organizó el movimiento, le dio un sentido estratégico y lo disciplinó. Impactó a la opinión pública con mítines cada vez más numerosos y con propaganda casa por casa, que volcó la opinión pública contra la privatización. Mantuvo las cosas bajo control sin afectar a las personas y a la propiedad.

Con un golpe maestro descalificó a Juan Camilo Mouriño, negociador clave de Calderón. En abril frenó el golpe haciendo coincidir 30 mil brigadistas en las calles con la toma de tribuna del Senado. Propició un debate público sobre el tema sin precedente en la historia legislativa de México. Los representantes del FAP, bien seleccionados, barrieron con la débil defensa calderonista. Organizó consultas nacionales. Convocó a 100 de los mejores intelectuales del país que elaboraron en tiempo récord una propuesta que fue aceptada sin una sola modificación por PRD, PT y Convergencia. Hay que reconocer el excelente trabajo de los negociadores del PRD y también la intervención de Dante Delgado y de los representantes de Convergencia y del PT. Las nuevas leyes tienen resquicios peligrosos y debemos estar alertas. Pero la reforma es un éxito monumental.

AMLO triunfó, pero el protagonista mayor es la nueva organización política que impulsó. Esta es la gran lección del episodio. El movimiento es considerado con desdén por las elites capitalinas. Pero los que han estado involucrados saben el verdadero peso que tuvieron las redes de activistas. ¡Yo brindaría por su triunfo! Ganaron la batalla y seguramente ganarán nuevas batallas en el futuro.




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