México SA
Digitalización electorera
Sedeso: “apoyos necesarios”
Por decreto, Cofetel a la cola
Sedeso: “apoyos necesarios”
Por decreto, Cofetel a la cola
Carlos Fernández-Vega
¿Tienen algo que ver las telecomunicaciones con la (autodenominada) política social del gobierno calderonista? ¿La recién anunciada transición de la televisión analógica a la digital tiene como objetivo combatir la pobreza en el país? ¿Al digitalizar la televisión y depositar la analógica en el basurero de la historia, se reducirá el número de depauperados en esta heroica República? La respuesta lógica sería un rotundo no, pero como Felipe Calderón de lógica no entiende nada, entonces la contestación oficial es un terminante sí, porque dicha transición arranca justamente en año electoral (el primer objetivo es el estado de México; el segundo Los Pinos) y, por lo mismo, la Secretaría de Desarrollo Social, la misma que califica de esquezofrénicos” a los jóvenes, formará parte activa del cambio tecnológico: con el padrón de Oportunidades en la mano, entregará “apoyos” entre los beneficiarios de ese programa clientelar para que aprovechen el cambio de una tele a otra.
Lo anterior, de acuerdo con los lineamientos establecidos en el “decreto por el que se establecen las acciones que deberán llevarse a cabo por la administración pública federal para concretar la transición a la televisión digital terrestre”, publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado jueves y firmado por el inquilino de Los Pinos y seis secretarios de despacho, de los que tres nada tienen que ver con dicha transición (los de Gobernación, Educación Pública y Desarrollo Social) por tratarse de un asunto meramente tecnológico, pero que son vitales en eso de los manejos clientelares y extra legales de los procesos electorales (de 2011 y 2012, concretamente).
Como si fuera relevante en el combate de la pobreza, el citado decreto subraya, en su artículo décimo primero, que “la Secretaría de Desarrollo Social difundirá entre la población con acceso a sus programas sociales, la terminación de las transmisiones de televisión analógica en los Estados Unidos Mexicanos, así como información sobre los apoyos (económicos) que se destinen para impulsar la recepción de señales de la televisión digital terrestre, y coadyuvará con la Secretaría de Economía a efecto de asegurar que los mismos sean entregados”.
En casi cuatro años de estadía en Los Pinos, el gobierno calderonista y su cabeza visible han sido muy efectivos en eso de la pobreza: en el primer bienio (en el que oficialmente no hubo crisis) incrementaron en casi 6 millones el número de depauperados en el país; en el segundo, según estimaciones preliminares, otro tanto similar de mexicanos habrían caído en tan lamentable situación. Miles y miles de millones de pesos se han ejercido (de acuerdo con el machacón discurso de ya saben quién) en el programa Oportunidades y otros afines para disminuir, según dicen, la pobreza, aunque en los hechos el efecto ha sido exactamente el contrario. Es terrible el balance de cuatro años de “política social”, pero ahora idearon que “repartir apoyos” para “impulsar la recepción de señales de la televisión digital terrestre” es una forma eficaz y contundente para disminuir la pobreza.
Para los fines señalados, el decreto dispone la creación de la “comisión intersecretarial para la transición digital, cuyo objeto será coordinar las acciones necesarias para concretar (sic) la transición a la televisión digital terrestre”, integrada por los secretarios de Comunicaciones y Transportes (el inefable Juan Molinar Horcasitas, quien la preside), Gobernación (Francisco Blake), Hacienda y Crédito Público (Ernesto Cordero, el delfín del inquilino de Los Pinos), Economía (el capellán Bruno Ferrari), Educación Pública (Alonso Lujambio de Gordillo) y, metido con calzador, Desarrollo Social (el creativo Heriberto Félix Guerra). Por allá perdido, a lo último, aparece el impuesto presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Mony de Swaan), organismo éste al que debería corresponder, íntegramente, la responsabilidad de concretar la citada transición.
¿Qué hace el titular de la Sedeso metido en este merengue tecnológico? No tiene la menor idea de cómo reducir el número de pobres ni de qué forma evitar que millones de mexicanos caigan en tal condición, pero está en primera línea para digitalizar la tv en el país y dar los “apoyos necesarios”. Lo mismo Blake y Lujambio, aunque para evitar murmuraciones el decreto calderonista explica científicamente por qué forman parte de todo esto: A) “la Secretaría de Gobernación coordinará que, a través de las campañas de comunicación social, el público tenga conocimiento del proceso de terminación de las transmisiones de televisión analógica” y B) “la Secretaría de Educación Pública instrumentará la difusión en las escuelas del proceso de terminación de las transmisiones de televisión analógica en nuestro país, así como de información sobre los apoyos que se destinen para impulsar la recepción de señales de la televisión digital terrestre”. Más claro, el engrudo.
La Secretaría de Hacienda (léase el delfín Ernesto Cordero) proporcionará el dinero para “cumplir con los objetivos” y otorgar los “apoyos necesarios”, mientras que la de Economía (con el presbítero Bruno Ferrari al frente, por el momento) “deberá expedir o modificar las disposiciones correspondientes, a fin de asegurar que todos los receptores de televisión a ser distribuidos o comercializados en territorio nacional cuenten con la capacidad de sintonizar canales de televisión digital transmitidos, cuando menos, conforme al estándar A/53 de ATSC. Con el objeto de asegurar que la población acceda a los beneficios de la televisión digital terrestre, instrumentará las acciones necesarias a efecto de facilitar la adquisición de receptores o decodificadores para recibir el contenido de las señales digitales. Cuidará que en la expedición de las disposiciones y ejecución de las demás acciones a que se refiere este artículo, no existan ni se propicien prácticas monopólicas, exclusividades o restricciones en la importación, producción, fabricación, distribución, venta y, en general, en la comercialización de los receptores o decodificadores digitales, de tal suerte que se disminuya, dañe o impida el proceso de competencia y libre concurrencia. De ser necesario, dará vista a la Comisión Federal de Competencia para los efectos de la Ley Federal de Competencia”.
Las rebanadas del pastel
Entonces, más allá de lo electorero, ¿dónde cabe la Sedeso en todo esto?
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
Lo anterior, de acuerdo con los lineamientos establecidos en el “decreto por el que se establecen las acciones que deberán llevarse a cabo por la administración pública federal para concretar la transición a la televisión digital terrestre”, publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado jueves y firmado por el inquilino de Los Pinos y seis secretarios de despacho, de los que tres nada tienen que ver con dicha transición (los de Gobernación, Educación Pública y Desarrollo Social) por tratarse de un asunto meramente tecnológico, pero que son vitales en eso de los manejos clientelares y extra legales de los procesos electorales (de 2011 y 2012, concretamente).
Como si fuera relevante en el combate de la pobreza, el citado decreto subraya, en su artículo décimo primero, que “la Secretaría de Desarrollo Social difundirá entre la población con acceso a sus programas sociales, la terminación de las transmisiones de televisión analógica en los Estados Unidos Mexicanos, así como información sobre los apoyos (económicos) que se destinen para impulsar la recepción de señales de la televisión digital terrestre, y coadyuvará con la Secretaría de Economía a efecto de asegurar que los mismos sean entregados”.
En casi cuatro años de estadía en Los Pinos, el gobierno calderonista y su cabeza visible han sido muy efectivos en eso de la pobreza: en el primer bienio (en el que oficialmente no hubo crisis) incrementaron en casi 6 millones el número de depauperados en el país; en el segundo, según estimaciones preliminares, otro tanto similar de mexicanos habrían caído en tan lamentable situación. Miles y miles de millones de pesos se han ejercido (de acuerdo con el machacón discurso de ya saben quién) en el programa Oportunidades y otros afines para disminuir, según dicen, la pobreza, aunque en los hechos el efecto ha sido exactamente el contrario. Es terrible el balance de cuatro años de “política social”, pero ahora idearon que “repartir apoyos” para “impulsar la recepción de señales de la televisión digital terrestre” es una forma eficaz y contundente para disminuir la pobreza.
Para los fines señalados, el decreto dispone la creación de la “comisión intersecretarial para la transición digital, cuyo objeto será coordinar las acciones necesarias para concretar (sic) la transición a la televisión digital terrestre”, integrada por los secretarios de Comunicaciones y Transportes (el inefable Juan Molinar Horcasitas, quien la preside), Gobernación (Francisco Blake), Hacienda y Crédito Público (Ernesto Cordero, el delfín del inquilino de Los Pinos), Economía (el capellán Bruno Ferrari), Educación Pública (Alonso Lujambio de Gordillo) y, metido con calzador, Desarrollo Social (el creativo Heriberto Félix Guerra). Por allá perdido, a lo último, aparece el impuesto presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Mony de Swaan), organismo éste al que debería corresponder, íntegramente, la responsabilidad de concretar la citada transición.
¿Qué hace el titular de la Sedeso metido en este merengue tecnológico? No tiene la menor idea de cómo reducir el número de pobres ni de qué forma evitar que millones de mexicanos caigan en tal condición, pero está en primera línea para digitalizar la tv en el país y dar los “apoyos necesarios”. Lo mismo Blake y Lujambio, aunque para evitar murmuraciones el decreto calderonista explica científicamente por qué forman parte de todo esto: A) “la Secretaría de Gobernación coordinará que, a través de las campañas de comunicación social, el público tenga conocimiento del proceso de terminación de las transmisiones de televisión analógica” y B) “la Secretaría de Educación Pública instrumentará la difusión en las escuelas del proceso de terminación de las transmisiones de televisión analógica en nuestro país, así como de información sobre los apoyos que se destinen para impulsar la recepción de señales de la televisión digital terrestre”. Más claro, el engrudo.
La Secretaría de Hacienda (léase el delfín Ernesto Cordero) proporcionará el dinero para “cumplir con los objetivos” y otorgar los “apoyos necesarios”, mientras que la de Economía (con el presbítero Bruno Ferrari al frente, por el momento) “deberá expedir o modificar las disposiciones correspondientes, a fin de asegurar que todos los receptores de televisión a ser distribuidos o comercializados en territorio nacional cuenten con la capacidad de sintonizar canales de televisión digital transmitidos, cuando menos, conforme al estándar A/53 de ATSC. Con el objeto de asegurar que la población acceda a los beneficios de la televisión digital terrestre, instrumentará las acciones necesarias a efecto de facilitar la adquisición de receptores o decodificadores para recibir el contenido de las señales digitales. Cuidará que en la expedición de las disposiciones y ejecución de las demás acciones a que se refiere este artículo, no existan ni se propicien prácticas monopólicas, exclusividades o restricciones en la importación, producción, fabricación, distribución, venta y, en general, en la comercialización de los receptores o decodificadores digitales, de tal suerte que se disminuya, dañe o impida el proceso de competencia y libre concurrencia. De ser necesario, dará vista a la Comisión Federal de Competencia para los efectos de la Ley Federal de Competencia”.
Las rebanadas del pastel
Entonces, más allá de lo electorero, ¿dónde cabe la Sedeso en todo esto?
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