Astillero
Votar en helicóptero
Epi-medio-lógico
¿Cuántas boletas?
Julio Hernández López
Los ejercicios de poder realizados ayer en un penal zacatecano son uno de los varios factores que ya tienen entrampadas las próximas elecciones. Aun cuando el discurso reiterado de Felipe Calderón se deleita en la proclamación de una presunta recuperación creciente de "espacios públicos", la verdad es que día tras día son más las zonas del país donde el narcotráfico ejerce un verdadero control que, desde luego, afecta lo político y lo electoral, promoviendo o inhibiendo candidatos, financiando partidos y campañas, manteniendo bajo amenaza a gobernantes federales, estatales y municipales y, desde ahora, rechazando en ciertas regiones a los organizadores electorales de a pie, quienes saben a ciencia cierta que están en un peligro del que sus jefes institucionales no pueden ciertamente protegerlos en sus funciones relacionadas con julio venidero.
La amenaza paralizante del narcotráfico, el temor aislante de las epidemias magnificadas o mal manejadas, la catástrofe de credibilidad de los personajes turbios que están al frente de las instituciones electorales (IFE, tribunal electoral, fiscalía para delitos electorales), y la sensación extendida de que lo electoral será una farsa sin legitimidad ni siquiera numérica (se vaticina un gran abstencionismo), colocan a los comicios en puerta en situación de extrema fragilidad. Pero aun cuando el marco formal fuese menos deplorable, los ciudadanos tienen frente a sí el espectáculo tragicómico de las fuerzas partidistas fragmentadas, descalificadas y representativamente insuficientes: el PAN ha ganado puntos en las encuestas de opinión bajo pedido gracias a la crisis sanitaria, mientras el PRI no logra salir del golpe seco que De la Madrid dio no sólo a Carlos Salinas, sino a las expectativas de triunfo del tricolor en las elecciones intermedias y el PRD cae en la misma medida en que su dirigente formal, Jesús Ortega, juega a los anuncios televisivos focalizados en su persona. PT y Convergencia tratan de sacar la cabeza enmedio de la confusión de siglas entre los votantes "de izquierda", en un mero jaloneo por los cargos y las posiciones, sin propuestas que generen esperanza verdadera de cambio, sino una continuidad burocrática del juego de las expectativas electorales que hoy no se cumplen, pero mañana tal vez sí, mientras la gente sigue votando y los supuestos representantes sociales continúan jugando a la política del engaño y la posposición. Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, hace campaña en el mismo Chiapas al que antes convocó a apoyar a la decepción colectiva, en permanente fiesta personal, llamada Juan Sabines, sin autocrítica por ese episodio pasado, pero tampoco con mayor propuesta a futuro que votar por las ofertas del presente, hoy PT y Convergencia, ayer eso llamado PRD, mañana ya se verá qué nuevos candidatos y campañas de oportunidad asomen. Elecciones del miedo, el aislamiento, la corrupción y la violencia organizada, con helicópteros y comandos que desde hoy están votando.
Astillas
No ha de quedar sin defensor la maestra del buen decir que con la palabra "epidemiología" se atragantó en fiesta gubernamental-familiar reciente. En realidad, la visionaria profesora de prosodia accidentada utilizó tretas de primaria mal hecha para advertir a los mexicanos de los riesgos que a la patria acechan en forma de lo epi-medio-lógico, es decir, la enfermedad de los medios de comunicación que afectan a las multitudes nacionales. No es que hubiera verdaderos problemas de dicción, sino que la astuta heroina magistral quiso denunciar a la plaga mediática, pero sin entrar en abierto conflicto con sus próceres de cámara y micrófono. También fue un prodigio de sagacidad política el prematuro deslinde que hizo de su representante en Los Pinos, al que la franquicia ya se le ha agotado en la mitad de su duración. La odarora, perdón, oradora Gordillo habló de legitimidad electoral en la casa del ahorcado de 2006 y criticó los costos sociales y la presión que ha provocado la tal "guerra contra el narcotráfico" (terminajo de belicidad impropia que los diccionarios políticos de la Casa Blanca han desautorizado, pero que el comandante Felipe sigue utilizando porque ya no le queda de otra), ante lo cual el párvulo Jesús de Felipe hubo de respingar mediante el lanzamiento de imprecisas acusaciones a quienes por desidia y cobardía no hicieron antes lo que el Salvador de la Humanidad se ha echado a cuestas... Ignacio Nabor Bueno Benítez advierte que "el fraude electoral se puede dar" desde el tiraje de las boletas para los comicios. Actualmente jubilado, los 15 últimos años de su vida laboral fue inspector de producción de Excélsior (casa editorial en la que trabajó 34 años, después de 10 en Novedades) y, con esa experiencia, pide que "los altos mandos de la izquierda mexicana, especialmente AMLO, vigilen la fidelidad del tiro" de 81 millones de papeletas que inició la semana pasada en los Talleres Gráficos de México. Bueno Benítez explica que "al final del tiro, el jefe o los jefes de las rotativas deben mandar su informe al consejo del IFE, en particular a los representantes de los partidos políticos, con los datos correspondientes al inicio y al final del citado tiro", pero alerta que, a pesar de poner en ceros los contadores digitales y mecánicos, y entregar constancia de que las impresiones se frenaron al llegar a los 81 millones, siempre habrá ejemplares de desperdicio que pueden pasar por buenos, y que los citados contadores no podrán registrar en esa primera etapa de "igualar la tinta"; la misma elusión sucederá con "los ejemplares que sean tomados de los dobladores y las apiladoras". Y, "al terminar el tiro, es imposible que la rotativa pare cuando los contadores marquen los 81 millones de boletas, pues por la inercia de los cilindros las máquinas tirarán una buena cantidad de ejemplares bien impresos que deben ser destruidos"... Y, mientras Ciudad Juárez disfruta, cuando menos en el futbol profesional, ¡hasta mañana, con Benedetti poniéndole infinita tregua a su escribir!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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Epi-medio-lógico
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Julio Hernández López
Los ejercicios de poder realizados ayer en un penal zacatecano son uno de los varios factores que ya tienen entrampadas las próximas elecciones. Aun cuando el discurso reiterado de Felipe Calderón se deleita en la proclamación de una presunta recuperación creciente de "espacios públicos", la verdad es que día tras día son más las zonas del país donde el narcotráfico ejerce un verdadero control que, desde luego, afecta lo político y lo electoral, promoviendo o inhibiendo candidatos, financiando partidos y campañas, manteniendo bajo amenaza a gobernantes federales, estatales y municipales y, desde ahora, rechazando en ciertas regiones a los organizadores electorales de a pie, quienes saben a ciencia cierta que están en un peligro del que sus jefes institucionales no pueden ciertamente protegerlos en sus funciones relacionadas con julio venidero.
La amenaza paralizante del narcotráfico, el temor aislante de las epidemias magnificadas o mal manejadas, la catástrofe de credibilidad de los personajes turbios que están al frente de las instituciones electorales (IFE, tribunal electoral, fiscalía para delitos electorales), y la sensación extendida de que lo electoral será una farsa sin legitimidad ni siquiera numérica (se vaticina un gran abstencionismo), colocan a los comicios en puerta en situación de extrema fragilidad. Pero aun cuando el marco formal fuese menos deplorable, los ciudadanos tienen frente a sí el espectáculo tragicómico de las fuerzas partidistas fragmentadas, descalificadas y representativamente insuficientes: el PAN ha ganado puntos en las encuestas de opinión bajo pedido gracias a la crisis sanitaria, mientras el PRI no logra salir del golpe seco que De la Madrid dio no sólo a Carlos Salinas, sino a las expectativas de triunfo del tricolor en las elecciones intermedias y el PRD cae en la misma medida en que su dirigente formal, Jesús Ortega, juega a los anuncios televisivos focalizados en su persona. PT y Convergencia tratan de sacar la cabeza enmedio de la confusión de siglas entre los votantes "de izquierda", en un mero jaloneo por los cargos y las posiciones, sin propuestas que generen esperanza verdadera de cambio, sino una continuidad burocrática del juego de las expectativas electorales que hoy no se cumplen, pero mañana tal vez sí, mientras la gente sigue votando y los supuestos representantes sociales continúan jugando a la política del engaño y la posposición. Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, hace campaña en el mismo Chiapas al que antes convocó a apoyar a la decepción colectiva, en permanente fiesta personal, llamada Juan Sabines, sin autocrítica por ese episodio pasado, pero tampoco con mayor propuesta a futuro que votar por las ofertas del presente, hoy PT y Convergencia, ayer eso llamado PRD, mañana ya se verá qué nuevos candidatos y campañas de oportunidad asomen. Elecciones del miedo, el aislamiento, la corrupción y la violencia organizada, con helicópteros y comandos que desde hoy están votando.
Astillas
No ha de quedar sin defensor la maestra del buen decir que con la palabra "epidemiología" se atragantó en fiesta gubernamental-familiar reciente. En realidad, la visionaria profesora de prosodia accidentada utilizó tretas de primaria mal hecha para advertir a los mexicanos de los riesgos que a la patria acechan en forma de lo epi-medio-lógico, es decir, la enfermedad de los medios de comunicación que afectan a las multitudes nacionales. No es que hubiera verdaderos problemas de dicción, sino que la astuta heroina magistral quiso denunciar a la plaga mediática, pero sin entrar en abierto conflicto con sus próceres de cámara y micrófono. También fue un prodigio de sagacidad política el prematuro deslinde que hizo de su representante en Los Pinos, al que la franquicia ya se le ha agotado en la mitad de su duración. La odarora, perdón, oradora Gordillo habló de legitimidad electoral en la casa del ahorcado de 2006 y criticó los costos sociales y la presión que ha provocado la tal "guerra contra el narcotráfico" (terminajo de belicidad impropia que los diccionarios políticos de la Casa Blanca han desautorizado, pero que el comandante Felipe sigue utilizando porque ya no le queda de otra), ante lo cual el párvulo Jesús de Felipe hubo de respingar mediante el lanzamiento de imprecisas acusaciones a quienes por desidia y cobardía no hicieron antes lo que el Salvador de la Humanidad se ha echado a cuestas... Ignacio Nabor Bueno Benítez advierte que "el fraude electoral se puede dar" desde el tiraje de las boletas para los comicios. Actualmente jubilado, los 15 últimos años de su vida laboral fue inspector de producción de Excélsior (casa editorial en la que trabajó 34 años, después de 10 en Novedades) y, con esa experiencia, pide que "los altos mandos de la izquierda mexicana, especialmente AMLO, vigilen la fidelidad del tiro" de 81 millones de papeletas que inició la semana pasada en los Talleres Gráficos de México. Bueno Benítez explica que "al final del tiro, el jefe o los jefes de las rotativas deben mandar su informe al consejo del IFE, en particular a los representantes de los partidos políticos, con los datos correspondientes al inicio y al final del citado tiro", pero alerta que, a pesar de poner en ceros los contadores digitales y mecánicos, y entregar constancia de que las impresiones se frenaron al llegar a los 81 millones, siempre habrá ejemplares de desperdicio que pueden pasar por buenos, y que los citados contadores no podrán registrar en esa primera etapa de "igualar la tinta"; la misma elusión sucederá con "los ejemplares que sean tomados de los dobladores y las apiladoras". Y, "al terminar el tiro, es imposible que la rotativa pare cuando los contadores marquen los 81 millones de boletas, pues por la inercia de los cilindros las máquinas tirarán una buena cantidad de ejemplares bien impresos que deben ser destruidos"... Y, mientras Ciudad Juárez disfruta, cuando menos en el futbol profesional, ¡hasta mañana, con Benedetti poniéndole infinita tregua a su escribir!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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