7 dic 2008




Periscopio




¿Quién engaña a quien?



Sábado, 6 Diciembre, 2008

Al cumplirse dos años del infausto arribo de Felipe Calderón a Los Pinos, aparecieron las infaltables encuestas que recogen la supuesta opinión de los mexicanos respecto a la situación actual y lo realizado por “el hijo desobediente”.

Digo supuesta porque los resultados no cuadran. Según las encuestas ampliamente difundidas por el carrusel mediático, la paisanada opina mayoritariamente que todo está peor que antes; la política, la seguridad pública, la economía, el empleo, la educación, etc., sin embargo, aprueban el desempeño de Calderón.

O los encuestadores cucharearon los datos o los encuestados mintieron en sus respuestas, o como. Los gurúes de las encuestas de opinión han hecho gárgaras tratando de explicar tan esquizofrénicos resultados.

La duda crece cuando han sido dos años de catastróficos resultados electorales para el PAN, el llamado voto de castigo ha sido letal para el partido en el poder. Los voceros oficiales y oficiosos han tratado de presentar al PRD como el gran perdedor en ese periodo, cuando en realidad ese partido ha vuelto a su realidad, ya que los votos del 2006 fueron para López Obrador, como los de 1988 fueron para Cuauhtémoc Cárdenas y no para la bola de oportunistas con careta de izquierdistas.

No se engañe ni se deje engañar, en los comicios locales el PAN muestra su verdadera dimensión y se confirma que fueron otras fuerzas e intereses quienes los llevaron y sostienen en el gobierno.

En eso se ha convertido este país, un espacio propicio para la mentira, la engañifa y la estafa. Es tan larga la cadena y tantos los involucrados, que ha terminado por prevalecer la desconfianza, y peor aún, la desesperanza.

A la par del segundo aniversario calderoniano, se cumplieron los cien días del cacareado Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Legalidad y la Justicia. El recuerdo del retumbante “si no pueden renuncien”, rondaba morbosamente la reunión donde se presentarían los avances respecto a los compromisos contraídos.

Y otra vez las cuentas alegres de los burócratas mejor pagados del mundo, caminaron en divergencia con la realidad. Pero tienen la cara tan dura que ni pueden, ni renuncian.

Días después Calderón volvió a la carga con su discurso del segundo aniversario, y sus correligionarios con un comercial dedicado a Camilo Mouriño y declaraciones en torno al difunto Carlos Abascal, tan piadosos que no se extrañe si pronto piden la beatificación de ambos.

Esa divergencia entre el mundo maravilloso en que viven los panistas y la desgraciada realidad en que se debaten la inmensa mayoría de mexicanos, la explica el informe del Vaticano que confirmó lo que millones de paisanos ya sabían, que el señor de los ranchos, Vicente Fox, padece “graves trastornos mentales”.

Mientras la revista ¡Hola! ilustraba su portada con la pareja Fox y Sahagún anunciando su futuro matrimonio religioso y declarando que: “Ahora sólo estamos esperando a ver cuándo coinciden las estrellas y los astros para celebrar la ceremonia”, se conocía el informe de la Sacra Rota Romana que ponía de manifiesto los “serios trastornos de personalidad” del patriarca de los Beverly de Guanajuato.

Los panistas, casi todos empresarios, sostienen que no hay conflicto de intereses entre su cachucha de funcionarios y sus negocios y actividades privadas. Falso, más tardó en tomar posesión el nuevo secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, que era uno de los abogados del Grupo Minero México del mafioso Germán Larrea, que en desatarse una furiosa ofensiva en contra del sindicato minero. La expedita “justicia” ordenó congelar las cuentas bancarias de todas las secciones del sindicato y apresar a los líderes más cercanos a Napoleón Gómez Urrutia.

Con sus acciones y omisiones los panistas colombianizaron a México en materia de seguridad y tráfico de drogas prohibidas, ahora lo están haciendo con su trato persecutorio a los líderes sindicales. Están conduciendo al país hacia un callejón sin salida, a lo que llaman los que dicen que saben un Estado fallido.

México es el Wall Street de las drogas prohibidas que opera miles de millones de dólares que entran y salen de los bancos tranquilamente; construyen emporios turísticos y grandes centros comerciales y residenciales; involucra decenas o cientos de miles de personas (sume los miles de muertos solo de estos dos años y haga cuentas) y la “autoridad” no hace sino miles de espots para engañar a la opinión pública.

La famosa “guerra” es otro engaño, la semana pasada MILENIO publicó un documento de la Secretaría de la Defensa en el que informa que aunque se les hace aparecer como los protagonistas, en realidad juegan un papel secundario porque no cuentan con autoridad jurídica (gracias a dios) para entrarle en serio al asunto. Y pone el dedo en la llaga al denunciar que mientras las autoridades mantengan intocado e intocable el poderío financiero de los narcos, todo lo que se diga y se haga, es pura piña.

Y por si fuera poco, Calderón insiste en que la crisis mundial le pela los dientes, que gracias a sus “profundas reformas” (¿?) los mexicanos podemos dormir tranquilos y disfrutar el tradicional puente Guadalupe-Reyes sin sobresaltos. ¿Usted le cree?
Yo tampoco.






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