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Francisco Rodríguez

No fue AMLO, resultó ser Calderón

Martes, 16 de Diciembre de 2008

Excusas, pretextos, encontrarán el señor Felipe Calderón y sus apologetistas para desembarazarse del compromiso electoral de ser "el presidente del empleo". El adverso entorno mundial será el primero que esgrimirán en sus disculpas, pero lo cierto es que –como me apunta el lector Emilio Treviño--, "el desastre económico integral con el panismo, también ha golpeado a los capitalistas: ‘60 emisiones de la Bolsa Mexicana de Valores han observado una baja en sus calificaciones, informó Guillermo Prieto Fortún, presidente del organismo’, escribía Jessika Becerra para Reforma, el 5 de diciembre. Karla Rodríguez, también de Reforma, era más precisa sobre el particular, el 10 de diciembre ‘los corporativos mexicanos que cotizan en la Bolsa perdieron en su conjunto 59.5% de su valor entre mayo y noviembre (de 2008), la peor caída registrada desde la crisis económica de 1995, según UBS (banco suizo).

"En tal contexto, es lógico vincular esas circunstancias a hechos como el anunciado (en una nota casi como de pie de página) por Reforma el 5 de diciembre: ‘la inversión extranjera directa que recibe México caería para 2009, declaró Martín Werner (subsecretario en SHCP)’. ‘Estamos esperando un declive significativo en la inversión extranjera directa que podría ser de entre 10 y 20%´ dijo Werner en Nueva York.

"Otras noticias, relacionadas con la crisis automotriz en Estados Unidos, también nos impactan. Dos reportes son significativos al respecto, y de ellos dio cuenta Reforma el 21 de noviembre. Escribe Enrique Quintana: ‘la suerte de la industria automotriz establecida en México está muy lejos de ser clara. Más bien está bastante oscura’.

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"Por su parte, en la columna denominada Capitanes de ese periódico, se podía leer que un escenario de salvamento automotriz restringido (como el que parece ya sucedió, con carácter limitado) en Estados Unidos ‘traería por fuerza una seria renegociación de la industria con… trabajadores estadounidenses para abaratar su mano de obra. Entonces, los mexicanos podrían perder su histórica competitividad salarial, lo que entonces sí, pondría en riesgo sus empleos. (…) estaría en riesgo incluso la producción generada en México.’

"Ante la caída de los indicadores del sector automotriz nacional, arrastrados por el declive norteamericano, vale la pena meditar lo publicado en Reforma el 10 de diciembre: ‘analistas y directivos del sector automotriz… vislumbran una recuperación hasta el segundo semestre de 2010".

La crisis se nos vino encima. Y si estuvo mal diagnosticada por Calderón y por su secretario de Hacienda, Agustín Carstens, no se encuentra que ninguno de ellos pueda tener la capacidad ni las herramientas para hacerle frente.

Ya la semana anterior, de acuerdo a observadores expertos, el magnate Carlos Slim tomó la delantera y enarboló las banderas que debieran empuñar los citados funcionarios públicos –Calderón y Carstens--, en cuanto a la defensa de los intereses de la mayoría de los mexicanos, afectados por la voracidad de los bancos extranjeros que operan aquí, sangrando a la cada vez más depauperada población.

En éste y en otros terrenos –como el de la ausencia de seguridad pública, que ya es un problema de supervivencia de la seguridad nacional--, la actual Administración está rebasada.

El peligro para México no fue AMLO. Resultó ser Calderón.

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