Astillero
Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
■ Confrontar al Ejército
■ Riesgos y desgaste
■ Teletón desde Palacio
La decapitación de nueve miembros del Ejército Mexicano refuerza la necesidad de discutir con profundidad el papel que juega la respetada institución militar en el extraño combate al narcotráfico que como prioridad presupuestal y política desató Felipe Calderón al tomar el poder. Al sustituir (por órdenes del jefe institucional) a las autoridades civiles en asuntos policiacos y judiciales, el poder militar ha entrado en confrontación con los núcleos delincuenciales que ciertamente retan al Estado mexicano, pero también ha cometido violaciones a los derechos humanos y ha puesto en entredicho la relación de confianza que usualmente ha tenido la población con sus máximos defensores.
Cada vez que las bandas de narcotraficantes tocan a miembros del Ejército (ya sea por razones de corrupción o de agresiones como las varias que en el año ha habido, las de Guerrero las más graves) se desgasta el rol histórico de los miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional porque entran, sólo por disciplina hacia el mando civil alojado en Los Pinos, en una dinámica de choque con delincuentes que, por muy poderosos que sean, no deben ser los interlocutores violentos de una institución esencial para el país como es el Ejército.
Regresar a los cuarteles de inmediato a quienes hoy contienen el avance de las bandas del narcotráfico resultaría catastrófico, pues la desmesura y la falta de planeación e inteligencia del calderonismo han llevado esa “guerra” a un descontrol máximo, pero es hora de insistir en la necesidad de que no sigan siendo usadas las fuerzas armadas para tareas policiales y no se exponga a esos contingentes castrenses al embate de grupos desesperados que creen posible declararles la guerra. Peor será todo si a la justa exigencia de justicia para los militares masacrados se añade la sombra de la venganza corporativa por encima de leyes y procedimientos. Basta recordar la historia, sobre todo de naciones de Centro y Suramérica.
Astillas:
El profesor Eduardo Bueno, de la Ibero de Santa Fe, menciona, a propósito de teletones y política, que “el presidente de Perú, Alan García, el pasado domingo organizó y dirigió como animador la Teletón en ese país y en beneficio de una clínica para niños desvalidos. Estuvo todo el día, micrófono en mano, desde palacio de gobierno, para promover donaciones y, además, bailó, cantó y contó chistes. Pero no es sólo la filantropía lo que anima a Alan García, sino su caída espectacular en las encuestas. Tiene 75 por ciento de desaprobación a escala nacional y existe gran descontento con su gestión, dirigida única y exclusivamente a cuidar las extraordinarias ganancias de las empresas que explotan los recursos naturales de Perú. Ha bajado unilateralmente aranceles, ha reducido el cobro de impuestos, ha permitido que se saque el dinero al exterior, han aumentado las desigualdades, no se ha avanzado en la lucha contra la pobreza, es decir, el gran ciclo de crecimiento económico sólo ha servido para que un pequeño grupo siga enriqueciéndose mientras millones de peruanos no logran cubrir su canasta familiar. Populismo en favor de los ricos, eso es el gobierno de García, y la Teletón sólo un instrumento”…
Cristina Oehmichen, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), narra que en su colonia, la Educación, de la delegación Coyoacán, el pasado día 10 se instaló el acostumbrado mercado sobre ruedas en Ricardo Monges y Avenida 3, y que cuando las amas de casa, acompañadas de hijos y nietos, realizaban sus compras, aparecieron unos cien policías de la AFI, con toletes y escudos, para decomisar discos y videos piratas, por lo cual “se armó la trifulca y en medio del caos arremetieron contra los comerciantes y lanzaron gas lacrimógeno. No les importó que los niños de la escuela primaria Pedagogía estuvieran saliendo de clases. Tampoco les importó que hubiera decenas o tal vez cientos de personas realizando sus compras. La agresión fue de tal magnitud que de inmediato tuvieron que acudir las ambulancias en auxilio de la gente afectada. Cabe destacar que en el tianguis lo que se vende principalmente es fruta y verdura. Si acaso habrá uno o dos puestos que venden música, pero nada más”…
Raúl G. Enríquez Habib, del Instituto de Química de la UNAM, lanza una “enérgica protesta por el anuncio de abandono de tus lectores que incluye a los proJulios y antiJulios. Sufrirán más (vano consuelo) los anti, que no tendrán idea de por dónde anda la punta legible del iceberg de opinión de millones, en esta fiesta siniestra a la que han llevado a México sus tragicómicos políticos. ¿Siempre fue así en los cambios de era? Como no queda de otra, felices vacaciones”…
Desde “San Pancho, Califas”, Lorenzo Barrera Cruz, “un paisano de Queréndaro, Michoacán (aguacatudo, que no aguacatero)”, exhorta a este tecleador “a descansar para regresar bien fresco”…
Mario Estrada Zepeda propone que el columnista, que dejará de publicar el lunes 29 y regresará el lunes 12 de enero del año en puerta, mejor se tome “unas vacaciones indefinidas para que deje de destilar veneno diariamente”. Por ejemplo, “es risible la postura que adopta ante cualquier situación, por el veneno y la amargura en lo que escribe; ahora ya va en contra de Lucero y sus comerciales del estado de México, según eso dinero dilapidado en lugar de haberlo usado en programas sociales”. En cambio, sugiere que el ponzoñoso golpeador de teclas “admire las obras realizadas por Peña Nieto, carreteras y libramientos por doquier, escuelas, centros de salud, etcétera, etcétera”. Cierra su carta el lector advirtiendo: “No espero respuesta porque tengo más de dos años escribiéndole y nunca ha tenido el valor suficiente para responder”…
Y, con los sinceros deseos de que en la República del Astillero haya paz y alegría esta Navidad, ¡hasta el próximo viernes, con Bush declarándole al ultraderechista Washington Times (fundado por el líder de la secta Moon) que la guerra contra el narco pasa por México como primera línea
Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
■ Confrontar al Ejército
■ Riesgos y desgaste
■ Teletón desde Palacio
La decapitación de nueve miembros del Ejército Mexicano refuerza la necesidad de discutir con profundidad el papel que juega la respetada institución militar en el extraño combate al narcotráfico que como prioridad presupuestal y política desató Felipe Calderón al tomar el poder. Al sustituir (por órdenes del jefe institucional) a las autoridades civiles en asuntos policiacos y judiciales, el poder militar ha entrado en confrontación con los núcleos delincuenciales que ciertamente retan al Estado mexicano, pero también ha cometido violaciones a los derechos humanos y ha puesto en entredicho la relación de confianza que usualmente ha tenido la población con sus máximos defensores.
Cada vez que las bandas de narcotraficantes tocan a miembros del Ejército (ya sea por razones de corrupción o de agresiones como las varias que en el año ha habido, las de Guerrero las más graves) se desgasta el rol histórico de los miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional porque entran, sólo por disciplina hacia el mando civil alojado en Los Pinos, en una dinámica de choque con delincuentes que, por muy poderosos que sean, no deben ser los interlocutores violentos de una institución esencial para el país como es el Ejército.
Regresar a los cuarteles de inmediato a quienes hoy contienen el avance de las bandas del narcotráfico resultaría catastrófico, pues la desmesura y la falta de planeación e inteligencia del calderonismo han llevado esa “guerra” a un descontrol máximo, pero es hora de insistir en la necesidad de que no sigan siendo usadas las fuerzas armadas para tareas policiales y no se exponga a esos contingentes castrenses al embate de grupos desesperados que creen posible declararles la guerra. Peor será todo si a la justa exigencia de justicia para los militares masacrados se añade la sombra de la venganza corporativa por encima de leyes y procedimientos. Basta recordar la historia, sobre todo de naciones de Centro y Suramérica.
Astillas:
El profesor Eduardo Bueno, de la Ibero de Santa Fe, menciona, a propósito de teletones y política, que “el presidente de Perú, Alan García, el pasado domingo organizó y dirigió como animador la Teletón en ese país y en beneficio de una clínica para niños desvalidos. Estuvo todo el día, micrófono en mano, desde palacio de gobierno, para promover donaciones y, además, bailó, cantó y contó chistes. Pero no es sólo la filantropía lo que anima a Alan García, sino su caída espectacular en las encuestas. Tiene 75 por ciento de desaprobación a escala nacional y existe gran descontento con su gestión, dirigida única y exclusivamente a cuidar las extraordinarias ganancias de las empresas que explotan los recursos naturales de Perú. Ha bajado unilateralmente aranceles, ha reducido el cobro de impuestos, ha permitido que se saque el dinero al exterior, han aumentado las desigualdades, no se ha avanzado en la lucha contra la pobreza, es decir, el gran ciclo de crecimiento económico sólo ha servido para que un pequeño grupo siga enriqueciéndose mientras millones de peruanos no logran cubrir su canasta familiar. Populismo en favor de los ricos, eso es el gobierno de García, y la Teletón sólo un instrumento”…
Cristina Oehmichen, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), narra que en su colonia, la Educación, de la delegación Coyoacán, el pasado día 10 se instaló el acostumbrado mercado sobre ruedas en Ricardo Monges y Avenida 3, y que cuando las amas de casa, acompañadas de hijos y nietos, realizaban sus compras, aparecieron unos cien policías de la AFI, con toletes y escudos, para decomisar discos y videos piratas, por lo cual “se armó la trifulca y en medio del caos arremetieron contra los comerciantes y lanzaron gas lacrimógeno. No les importó que los niños de la escuela primaria Pedagogía estuvieran saliendo de clases. Tampoco les importó que hubiera decenas o tal vez cientos de personas realizando sus compras. La agresión fue de tal magnitud que de inmediato tuvieron que acudir las ambulancias en auxilio de la gente afectada. Cabe destacar que en el tianguis lo que se vende principalmente es fruta y verdura. Si acaso habrá uno o dos puestos que venden música, pero nada más”…
Raúl G. Enríquez Habib, del Instituto de Química de la UNAM, lanza una “enérgica protesta por el anuncio de abandono de tus lectores que incluye a los proJulios y antiJulios. Sufrirán más (vano consuelo) los anti, que no tendrán idea de por dónde anda la punta legible del iceberg de opinión de millones, en esta fiesta siniestra a la que han llevado a México sus tragicómicos políticos. ¿Siempre fue así en los cambios de era? Como no queda de otra, felices vacaciones”…
Desde “San Pancho, Califas”, Lorenzo Barrera Cruz, “un paisano de Queréndaro, Michoacán (aguacatudo, que no aguacatero)”, exhorta a este tecleador “a descansar para regresar bien fresco”…
Mario Estrada Zepeda propone que el columnista, que dejará de publicar el lunes 29 y regresará el lunes 12 de enero del año en puerta, mejor se tome “unas vacaciones indefinidas para que deje de destilar veneno diariamente”. Por ejemplo, “es risible la postura que adopta ante cualquier situación, por el veneno y la amargura en lo que escribe; ahora ya va en contra de Lucero y sus comerciales del estado de México, según eso dinero dilapidado en lugar de haberlo usado en programas sociales”. En cambio, sugiere que el ponzoñoso golpeador de teclas “admire las obras realizadas por Peña Nieto, carreteras y libramientos por doquier, escuelas, centros de salud, etcétera, etcétera”. Cierra su carta el lector advirtiendo: “No espero respuesta porque tengo más de dos años escribiéndole y nunca ha tenido el valor suficiente para responder”…
Y, con los sinceros deseos de que en la República del Astillero haya paz y alegría esta Navidad, ¡hasta el próximo viernes, con Bush declarándole al ultraderechista Washington Times (fundado por el líder de la secta Moon) que la guerra contra el narco pasa por México como primera línea
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