El despertar
José Agustín Ortiz Pinchetti
jaorpin@yahoo.com.mx.
■ El factor oculto
Es probable que la reforma petrolera termine en un acuerdo. Aunque todavía podemos esperar un golpe. La alerta es necesaria. Si las cosas terminan bien, Calderón va a reclamar su “flexibilidad” y el PRI dirá que su nacionalismo venció. Pero sólo por mala fe o ceguera se disputará el mérito de AMLO. Sin su resistencia, la privatización se hubiera impuesto. El proyecto de Calderón ha quedado devastado y todos hablan de fortalecer a Pemex sin privatizarlo.
AMLO, acosado, casi sin recursos, satanizado, ha logrado vencer. Madrugó denunciando la intentona negada por el gobierno. Propinó un golpe al revelar los contratos de Mouriño, a quien salvó el acuerdo de impunidad PRI-PAN. La toma de la tribuna tuvo impacto mediático. Y el debate, importante para la vida democrática del país, ventiló el tema hasta hacer imposible un acuerdo artero. La crisis económica remató al proyecto.
Todo es cierto, pero hay un factor oculto que explica el éxito en el episodio y el reposicionamiento de AMLO, que vuelve a emerger cuando Calderón está perdiendo su credibilidad. Es la organización política. AMLO ha trabajado sin prisa ni pausa. Ha visitado mil 800 municipios y no hay uno solo en que no exista un grupo obradorista. Para los analistas y los medios, se trata de una peregrinación sin utilidad. Están mal. AMLO ha registrado a más de 2 millones y se han conformado centenares de comités municipales. Una red en todo el país. En el episodio de la reforma energética, las brigadas y los comités de resistencia, más de 200 mil activistas bien disciplinados con mandos y tareas han sido el dique al proyecto de Calderón.
Varias veces en esta columna y en forma privada, he insistido en que este fenómeno de organización política estaba siendo descuidado por los expertos. Aunque no es un hecho clandestino y no se oculta, con excepción de la policía política no ha merecido mayor observación. Los expertos están fascinados por el rejuego de la partidocracia. Las contradicciones, los acuerdos ocultos y el ambiente cortesano que tienen como escenario a la capital. No se percibe cómo crece el mayor fenómeno de cambio en nuestra época: una nueva cultura de resistencia, inconformidad y participación. Un despertar de una parte cada vez más amplia de la población ante el hecho palmario de que México no crece ni crecerá mientras que una oligarquía voraz concentre el poder y el dinero. Esa nueva cultura es la explicación del poder de AMLO y la única esperanza para que México y su democracia encuentren el camino en esta oscura hora.
José Agustín Ortiz Pinchetti
jaorpin@yahoo.com.mx.
■ El factor oculto
Es probable que la reforma petrolera termine en un acuerdo. Aunque todavía podemos esperar un golpe. La alerta es necesaria. Si las cosas terminan bien, Calderón va a reclamar su “flexibilidad” y el PRI dirá que su nacionalismo venció. Pero sólo por mala fe o ceguera se disputará el mérito de AMLO. Sin su resistencia, la privatización se hubiera impuesto. El proyecto de Calderón ha quedado devastado y todos hablan de fortalecer a Pemex sin privatizarlo.
AMLO, acosado, casi sin recursos, satanizado, ha logrado vencer. Madrugó denunciando la intentona negada por el gobierno. Propinó un golpe al revelar los contratos de Mouriño, a quien salvó el acuerdo de impunidad PRI-PAN. La toma de la tribuna tuvo impacto mediático. Y el debate, importante para la vida democrática del país, ventiló el tema hasta hacer imposible un acuerdo artero. La crisis económica remató al proyecto.
Todo es cierto, pero hay un factor oculto que explica el éxito en el episodio y el reposicionamiento de AMLO, que vuelve a emerger cuando Calderón está perdiendo su credibilidad. Es la organización política. AMLO ha trabajado sin prisa ni pausa. Ha visitado mil 800 municipios y no hay uno solo en que no exista un grupo obradorista. Para los analistas y los medios, se trata de una peregrinación sin utilidad. Están mal. AMLO ha registrado a más de 2 millones y se han conformado centenares de comités municipales. Una red en todo el país. En el episodio de la reforma energética, las brigadas y los comités de resistencia, más de 200 mil activistas bien disciplinados con mandos y tareas han sido el dique al proyecto de Calderón.
Varias veces en esta columna y en forma privada, he insistido en que este fenómeno de organización política estaba siendo descuidado por los expertos. Aunque no es un hecho clandestino y no se oculta, con excepción de la policía política no ha merecido mayor observación. Los expertos están fascinados por el rejuego de la partidocracia. Las contradicciones, los acuerdos ocultos y el ambiente cortesano que tienen como escenario a la capital. No se percibe cómo crece el mayor fenómeno de cambio en nuestra época: una nueva cultura de resistencia, inconformidad y participación. Un despertar de una parte cada vez más amplia de la población ante el hecho palmario de que México no crece ni crecerá mientras que una oligarquía voraz concentre el poder y el dinero. Esa nueva cultura es la explicación del poder de AMLO y la única esperanza para que México y su democracia encuentren el camino en esta oscura hora.
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