EDITORIALISTAS DE LA JORNADA.
Carlos Martínez García
Los fariseos
Ayer y hoy son los mismos, los eternos jueces implacables de la vida de los demás. Imbuidos de lo que consideran una elección divina, los fariseos de todos los tiempos descalifican, lanzan invectivas contra los infieles, lapidan simbólicamente (aunque ganas no les faltan de hacerlo físicamente a los que señalan como pecadores), proclaman y vociferan una superioridad moral de la que carecen; su estrechez mental y de corazón los hace inmisericordes.
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Arnoldo Kraus
Anemia moral
Giorgio Agamben denomina homo sacer al hombre al que se le puede matar impunemente porque ante la ley su vida ya no cuenta. Al hombre, a Ernestina Ascención y en múltiples formas a los habitantes del municipio de Soledad Atzompa, de donde, como el mundo sabe, era oriunda la indígena. No siempre es necesario matar para matar. Por eso digo que existe otra muerte, la metafórica, cuyos brazos siempre han pernoctado en las faldas de la sierra de Zongolica. La muerte ya no le duele a Ascención, pero su deceso cala hondo y no encuentra reposo en las almas de sus coterráneos.
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