Los amigos de Elba Esther
Luis Hernández Navarro
Como dicen los abogados: a confesión de parte, relevo de pruebas. El profesor Humberto Moreira, mandatario de Coahuila, afirmó en el marco de su quinto Informe de labores: Todos somos amigos de la maestra Elba Esther. Es amiga del Presidente, de gobernadores, del magisterio, de muchos miembros del gabinete y hasta de Marcelo Ebrard”. Aseguró que ella “es la dirigente de la organización sindical a la que yo también pertenezco”.
La declaración del profesor Moreira no tendría mayor importancia a no ser por un pequeño detalle: él aspira a dirigir el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la maestra fue expulsada de sus filas el 13 de julio de 2006. Elba Esther incurrió en conductas contrarias a los estatutos de ese instituto político, como apoyar la formación de un partido político antagónico y respaldar a candidatos de otras fuerzas políticas.
La relación entre Humberto Moreira y Elba Esther va mucho más allá de una simple amistad. El gobernador forma parte del proyecto político de la lideresa sindical. Su aspiración a dirigir su partido tiene como telón de fondo la alianza pactada por ambos con Enrique Peña Nieto. La maestra se comprometió a apoyar las aspiraciones presidenciales del gobernador del estado de México.
Con 2012 en el horizonte, la profesora Gordillo ha comenzado a desmarcarse del gobierno de Felipe Calderón. Es en este contexto que se enmarca el pulso entre los dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y el secretario de Educación Pública. “Parece más preocupado en buscar la Presidencia de la República que en mejorar la calidad de la enseñanza”, dijo Elba Esther el pasado 3 de septiembre. El gobierno federal reviró divulgando información en la prensa nacional sobre la maquinaria electoral del sindicato y organizando una campaña para responsabilizar al sindicato de los problemas de la educación nacional.
Pero es cierto que Elba Esther posee muchos amigos. Tres de ellos son su debilidad, sus amores blindados ante cualquier venganza o resquemor: Esteban Moctezuma, Marcelo Ebrard y Jorge G. Castañeda. Y como obras son amores y no buenas razones, el ex secretario de Relaciones Exteriores foxista y Héctor Aguilar Camín han tenido las puertas abiertas del sindicato para presentar su libro Un futuro para México. Y Mario Delgado, nuevo secretario de Educación del gobierno de la ciudad de México y delfín de Ebrard para la jefatura de Gobierno, tiene como asesor al ex diputado del Partido Nueva Alianza Xiuh Tenorio, uno de sus hombres de confianza de la maestra.
Elba Esther es magnífica amiga de Rafael Moreno Valle, el próximo gobernador de Puebla. En mucho debe su triunfo a ella. Sin embargo, también tiene una buena relación con Mario Marín, el mandatario saliente. Tanto así que un día después de la derrota, ella habló con Marín para decirle: “Gobernador, sigo siendo su amiga”. Y, consecuente con su oferta, sirvió de anfitriona del primer encuentro que el pasado 30 de agosto tuvieron el gobernador entrante y el saliente en la ciudad de México.
Un indicador de las redes de la maestra fue la respuesta pública ante el fallecimiento de su madre, la maestra rural Estela Morales Ochoa, el 23 de julio de 2009. Durante muchos años, la fiesta más esperada entre los allegados de Elba Esther fue la del cumpleaños de su progenitora, celebrada cada 20 de noviembre.
La muerte de la señora Morales Ochoa se convirtió en un acontecimiento político por la variedad y el número de manifestaciones de duelo y solidaridad con la lideresa del SNTE. Su funeral fue una muestra de influencia y poder, tanto por quienes asistieron a la funeraria como por las esquelas que se publicaron. Estuvo presente el presidente Calderón, con gran parte de su gabinete, así como empresarios, gobernadores, legisladores, e integrantes del mundo artístico y periodístico.
Aunque muchas condolencias se expresaron en privado, el número de esquelas divulgadas en los cuatro diarios de mayor circulación nacional fue notable. Más aún si se le compara con las defunciones de personajes políticos relevantes. Cuando murió la esposa de Enrique Peña Nieto aparecieron 440 recuadros de luto. Cuando falleció Juan Camilo Mouriño se publicaron 381. En este caso se difundieron 132 esquelas.
Los gobiernos estatales publicaron 26 esquelas. Una misma administración estatal pagó varias condolencias públicas. Por ejemplo, Campeche y Nuevo León sacaron cuatro cada uno. Tamaulipas y Chiapas pagaron tres. Coahuila, Sinaloa y Nayarit dos. Querétaro, Morelos, Puebla, estado de México, San Luis Potosí y Tabasco publicaron una cada quien. Nueve de los gobiernos eran priístas, tres panistas y uno perredista. Varios gobernadores y sus esposas expresaron su duelo a título individual en 32 necrológicas. Algunos lo hicieron en varios periódicos de manera simultánea.
Donde Elba Esther no parece tener muchas amistades es en el mundo sindical. De un total de 20 esquelas, solamente tres no fueron pagadas por el SNTE: ferrocarrileros, petroleros y Sedeso.
Compañías aseguradoras publicaron 10 esquelas. No es raro. La contratación de seguros para los maestros afiliados al sindicato es un gran negocio del que participan tanto empresarios como líderes sindicales. De ese asunto algo sabe el ex diputado del Panal Jaime Arturo Vázquez Aguilar, ex secretario particular de Fernando González, yerno de la maestra y subsecretario de Educación.
Por interés, convicción o temor, Elba Esther tiene muchos amigos en el poder. No obstante, es incorrecta la afirmación de Humberto Moreira en el sentido de que todo mundo es amigo de la maestra. Sus bonos en el gobierno federal están a la baja a raíz de su alianza con Peña Nieto, y nada permite suponer que mejorarán a corto plazo. Pero donde la situación es peor es entre el magisterio democrático. Allí, miles y miles de maestros la detestan.
La declaración del profesor Moreira no tendría mayor importancia a no ser por un pequeño detalle: él aspira a dirigir el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la maestra fue expulsada de sus filas el 13 de julio de 2006. Elba Esther incurrió en conductas contrarias a los estatutos de ese instituto político, como apoyar la formación de un partido político antagónico y respaldar a candidatos de otras fuerzas políticas.
La relación entre Humberto Moreira y Elba Esther va mucho más allá de una simple amistad. El gobernador forma parte del proyecto político de la lideresa sindical. Su aspiración a dirigir su partido tiene como telón de fondo la alianza pactada por ambos con Enrique Peña Nieto. La maestra se comprometió a apoyar las aspiraciones presidenciales del gobernador del estado de México.
Con 2012 en el horizonte, la profesora Gordillo ha comenzado a desmarcarse del gobierno de Felipe Calderón. Es en este contexto que se enmarca el pulso entre los dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y el secretario de Educación Pública. “Parece más preocupado en buscar la Presidencia de la República que en mejorar la calidad de la enseñanza”, dijo Elba Esther el pasado 3 de septiembre. El gobierno federal reviró divulgando información en la prensa nacional sobre la maquinaria electoral del sindicato y organizando una campaña para responsabilizar al sindicato de los problemas de la educación nacional.
Pero es cierto que Elba Esther posee muchos amigos. Tres de ellos son su debilidad, sus amores blindados ante cualquier venganza o resquemor: Esteban Moctezuma, Marcelo Ebrard y Jorge G. Castañeda. Y como obras son amores y no buenas razones, el ex secretario de Relaciones Exteriores foxista y Héctor Aguilar Camín han tenido las puertas abiertas del sindicato para presentar su libro Un futuro para México. Y Mario Delgado, nuevo secretario de Educación del gobierno de la ciudad de México y delfín de Ebrard para la jefatura de Gobierno, tiene como asesor al ex diputado del Partido Nueva Alianza Xiuh Tenorio, uno de sus hombres de confianza de la maestra.
Elba Esther es magnífica amiga de Rafael Moreno Valle, el próximo gobernador de Puebla. En mucho debe su triunfo a ella. Sin embargo, también tiene una buena relación con Mario Marín, el mandatario saliente. Tanto así que un día después de la derrota, ella habló con Marín para decirle: “Gobernador, sigo siendo su amiga”. Y, consecuente con su oferta, sirvió de anfitriona del primer encuentro que el pasado 30 de agosto tuvieron el gobernador entrante y el saliente en la ciudad de México.
Un indicador de las redes de la maestra fue la respuesta pública ante el fallecimiento de su madre, la maestra rural Estela Morales Ochoa, el 23 de julio de 2009. Durante muchos años, la fiesta más esperada entre los allegados de Elba Esther fue la del cumpleaños de su progenitora, celebrada cada 20 de noviembre.
La muerte de la señora Morales Ochoa se convirtió en un acontecimiento político por la variedad y el número de manifestaciones de duelo y solidaridad con la lideresa del SNTE. Su funeral fue una muestra de influencia y poder, tanto por quienes asistieron a la funeraria como por las esquelas que se publicaron. Estuvo presente el presidente Calderón, con gran parte de su gabinete, así como empresarios, gobernadores, legisladores, e integrantes del mundo artístico y periodístico.
Aunque muchas condolencias se expresaron en privado, el número de esquelas divulgadas en los cuatro diarios de mayor circulación nacional fue notable. Más aún si se le compara con las defunciones de personajes políticos relevantes. Cuando murió la esposa de Enrique Peña Nieto aparecieron 440 recuadros de luto. Cuando falleció Juan Camilo Mouriño se publicaron 381. En este caso se difundieron 132 esquelas.
Los gobiernos estatales publicaron 26 esquelas. Una misma administración estatal pagó varias condolencias públicas. Por ejemplo, Campeche y Nuevo León sacaron cuatro cada uno. Tamaulipas y Chiapas pagaron tres. Coahuila, Sinaloa y Nayarit dos. Querétaro, Morelos, Puebla, estado de México, San Luis Potosí y Tabasco publicaron una cada quien. Nueve de los gobiernos eran priístas, tres panistas y uno perredista. Varios gobernadores y sus esposas expresaron su duelo a título individual en 32 necrológicas. Algunos lo hicieron en varios periódicos de manera simultánea.
Donde Elba Esther no parece tener muchas amistades es en el mundo sindical. De un total de 20 esquelas, solamente tres no fueron pagadas por el SNTE: ferrocarrileros, petroleros y Sedeso.
Compañías aseguradoras publicaron 10 esquelas. No es raro. La contratación de seguros para los maestros afiliados al sindicato es un gran negocio del que participan tanto empresarios como líderes sindicales. De ese asunto algo sabe el ex diputado del Panal Jaime Arturo Vázquez Aguilar, ex secretario particular de Fernando González, yerno de la maestra y subsecretario de Educación.
Por interés, convicción o temor, Elba Esther tiene muchos amigos en el poder. No obstante, es incorrecta la afirmación de Humberto Moreira en el sentido de que todo mundo es amigo de la maestra. Sus bonos en el gobierno federal están a la baja a raíz de su alianza con Peña Nieto, y nada permite suponer que mejorarán a corto plazo. Pero donde la situación es peor es entre el magisterio democrático. Allí, miles y miles de maestros la detestan.
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