La crisis, implacable
carlos acosta córdova
Sordo a las críticas y desdeñoso de los análisis en los cuales se advierte que en los últimos meses la economía nacional ha ido en declive, el presidente Felipe Calderón se ufana de que el país avanza. Así lo pregonó en los días previos a la entrega de su segundo informe. Pero ese optimismo desbordado se enfrenta con los datos duros: la inflación es del doble de lo previsto, el desempleo está en su punto más alto, el consumo de bienes y servicios se desplomó, la inversión extranjera se retrajo…
A mediados de enero pasado, el banquero español Francisco Luzón López, consejero y director general de la División América del Grupo Financiero Santander –que celebraba en Acapulco su conferencia anual latinoamericana, con cientos de representantes del gremio, de México y otros 25 países–, le advirtió al presidente Felipe Calderón:
“Pese a nuestro optimismo racional sobre el futuro a corto plazo de la economía internacional, ninguno de nosotros le recomendaríamos que descartara totalmente un escenario peor de lo esperado, con menos crecimiento, más inflación y mucha mayor volatilidad.”
Añadió: “Pese a que su probabilidad de suceso sea baja hoy, siempre hay que estar preparado para lo peor, porque lo peor puede ocurrir. En ese entorno internacional francamente hostil, sería inevitable que México creciese menos de lo que le anticipamos, y sería también inevitable de que pese a que el shock sea externo, usted y su gobierno se afanasen por buscar medidas que acortasen la intensidad y la duración de la fase recesiva”.
Eran días en que ya asomaban los nubarrones que tienen hoy ensombrecida la economía mundial. Días también, empero, en que el gobierno mexicano mantenía vigentes sus principales previsiones económicas para 2008: crecimiento del PIB cercano al 4%; inflación del 3%; tasas de interés no mayores al 7%; abundante creación de empleos, finanzas públicas en equilibrio, actividad industrial al alza…
Proceso publica en su edición que está en circulación, que Calderón no le hizo caso al español. Por el contrario, envalentonado, respondió:
“Pues a mí esto del escenario preocupante de 2008, realmente hasta me emociona un poquito y me asegura que vamos a salir extraordinariamente bien este año 2008”.
carlos acosta córdova
Sordo a las críticas y desdeñoso de los análisis en los cuales se advierte que en los últimos meses la economía nacional ha ido en declive, el presidente Felipe Calderón se ufana de que el país avanza. Así lo pregonó en los días previos a la entrega de su segundo informe. Pero ese optimismo desbordado se enfrenta con los datos duros: la inflación es del doble de lo previsto, el desempleo está en su punto más alto, el consumo de bienes y servicios se desplomó, la inversión extranjera se retrajo…
A mediados de enero pasado, el banquero español Francisco Luzón López, consejero y director general de la División América del Grupo Financiero Santander –que celebraba en Acapulco su conferencia anual latinoamericana, con cientos de representantes del gremio, de México y otros 25 países–, le advirtió al presidente Felipe Calderón:
“Pese a nuestro optimismo racional sobre el futuro a corto plazo de la economía internacional, ninguno de nosotros le recomendaríamos que descartara totalmente un escenario peor de lo esperado, con menos crecimiento, más inflación y mucha mayor volatilidad.”
Añadió: “Pese a que su probabilidad de suceso sea baja hoy, siempre hay que estar preparado para lo peor, porque lo peor puede ocurrir. En ese entorno internacional francamente hostil, sería inevitable que México creciese menos de lo que le anticipamos, y sería también inevitable de que pese a que el shock sea externo, usted y su gobierno se afanasen por buscar medidas que acortasen la intensidad y la duración de la fase recesiva”.
Eran días en que ya asomaban los nubarrones que tienen hoy ensombrecida la economía mundial. Días también, empero, en que el gobierno mexicano mantenía vigentes sus principales previsiones económicas para 2008: crecimiento del PIB cercano al 4%; inflación del 3%; tasas de interés no mayores al 7%; abundante creación de empleos, finanzas públicas en equilibrio, actividad industrial al alza…
Proceso publica en su edición que está en circulación, que Calderón no le hizo caso al español. Por el contrario, envalentonado, respondió:
“Pues a mí esto del escenario preocupante de 2008, realmente hasta me emociona un poquito y me asegura que vamos a salir extraordinariamente bien este año 2008”.
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