Gil Zuarth, el candidato oficial
Álvaro Delgado
MEXICO, D.F., 25 de octubre (apro).- El 3 de julio de 2008, quince días después de contraer matrimonio con Carla Astrid Humphery, consejera electoral capitalina que pretende serlo del Instituto Federal Electoral (IFE), Roberto Gil Zuarth se afilió al Partido Acción Nacional (PAN) y esa breve militancia le impide cumplir su anhelo de presidirlo.
El razonamiento, conforme a los Estatutos Generales del PAN, es simple: El presidente del partido preside también el Consejo Nacional y, según el inciso a) del artículo 45 de ese ordenamiento, para ser consejero se requiere ser miembro activo con militancia de por lo menos cinco años.
La suma de la militancia de Gil Zuarth es también sencilla: Del 3 de julio de 2008 --cuando se afilió en la delegación Alvaro Obregón con la clave GIZR771010HDFLRB00-- al 24 de octubre de 2010, fecha de la solicitud de su registro como candidato a presidir el PAN, sólo se acumulan dos años y cuatro meses.
Le faltarían, entonces, dos años ocho meses para cumplir el requisito estatutario.
Salvo que se convoque a una Asamblea Nacional que reforme los Estatutos Generales para que el presidente del Consejo Nacional no sea miembro de este que es el máximo órgano de dirección del PAN, lo cual se aprecia muy remoto, es evidente que Gil Zuarth no cumple con el principal de los requisitos para suceder a César Nava.
Pero eso en el PAN no importa.
La legalidad es sólo una evocación de su etapa opositora.
Hay un antecedente inmediato de cómo se destroza la propia legalidad interna y la encarnan Germán Martínez y Fernando Gómez Mont, dos de los patrocinadores de Gil Zuarth: Tal como se acreditó en Proceso, el primero alteró el Registro Nacional de Miembros para inventarle al segundo cinco años de militancia para hacerlo consejero nacional.
Ahora ocurre algo peor con Gil Zuarth para convertirse en la tercera imposición en fila de Felipe Calderón en la presidencia de ese partido.
La trama para que el joven diputado Gil Zuarth sea el sustituto de Nava se explica porque las presidencias de Germán Martínez y César Nava han irritado al panismo y han exhibido a Calderón como el jefe máximo del PAN.
Por eso ahora el proceso interno pasa por dar la imagen de división de la facción dominante y el auspicio de las candidaturas anodinas de Judith Díaz Delgado --íntima de Luisa María Calderón, la Cocoa, cuyo proyecto de ser gobernadora de Michoacán es custodiado por tropas militares y policiacas--, y Gustavo Enrique Madero, a quien le tiraron una zanahoria que perseguirá hasta que le sea ordenado declinar por el que ya Calderón decidió.
A la falsa “división” de la facción felipista se suma Cecilia Romero, la candidata de la organización clandestina El Yunque, cuyo pragmatismo le permitirá cobrar muy alta la renovación del contubernio que mantiene con Calderón y, en algo que no debe descartarse, que ella misma suceda a Nava, juramentado también.
Francisco Ramírez Acuña, quien se presenta como la única candidatura de “oposición”, no tiene ninguna posibilidad de éxito, no sólo porque la mayoría de los 281 miembros del Consejo Nacional son controlados por Calderón –más de cien por la vía de la nómina--, sino porque marcha de la mano de Santiago Creel, cuya apuesta por la candidatura presidencial pasa por una contienda equitativa que no se garantiza con un PAN felipista.
El control de la candidatura presidencial del PAN en 2012 se inscribe también en la trama para imponer a Gil Zuarth, cuyo mayor patrocinador visible es Germán Martínez, su socio en el despacho que, a la manera de Diego Fernández de Cevallos, los está enriqueciendo con sus gestiones empresariales ante las instancias del gobierno.
Martínez ya proclamó a Gil Zuarth el presidente del PAN de la era “postCalderón”, pero no para hacer con ello un deslinde, sino para dejar claro que es el continuismo para el encubrimiento.
Otro dato: El principal operador para la candidatura de Gil Zuarth, Jorge Manzanera Quintana, lo ha sido de Calderón desde hace dos décadas, aun antes de presidir el PAN en 1996, y a él se ha sumado Patricia Flores Elizondo, quien sin ser funcionaria ejerce un enorme poder que sólo explica la cercanía con el individuo que despacha en Los Pinos.
Y no hay que olvidarlo: Flores Elizondo y Manzanera Quintana trabajan para el más aventajado de los aspirantes panistas, Alonso Lujambio, quien fue jefe de Carla Astrid, la esposa de Roberto Gil Zuarth, que en una de esas se cuela como consejera del IFE…
Apuntes
Mientras el PAN se entusiasma porque ya tiene candidato a gobernador de Baja California Sur --nada menos que el diputado perredista con licencia Marcos Alberto Covarrubias--, las matanzas de inocentes exhiben el talante criminal de un gobierno cada vez más cínico...
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
MEXICO, D.F., 25 de octubre (apro).- El 3 de julio de 2008, quince días después de contraer matrimonio con Carla Astrid Humphery, consejera electoral capitalina que pretende serlo del Instituto Federal Electoral (IFE), Roberto Gil Zuarth se afilió al Partido Acción Nacional (PAN) y esa breve militancia le impide cumplir su anhelo de presidirlo.
El razonamiento, conforme a los Estatutos Generales del PAN, es simple: El presidente del partido preside también el Consejo Nacional y, según el inciso a) del artículo 45 de ese ordenamiento, para ser consejero se requiere ser miembro activo con militancia de por lo menos cinco años.
La suma de la militancia de Gil Zuarth es también sencilla: Del 3 de julio de 2008 --cuando se afilió en la delegación Alvaro Obregón con la clave GIZR771010HDFLRB00-- al 24 de octubre de 2010, fecha de la solicitud de su registro como candidato a presidir el PAN, sólo se acumulan dos años y cuatro meses.
Le faltarían, entonces, dos años ocho meses para cumplir el requisito estatutario.
Salvo que se convoque a una Asamblea Nacional que reforme los Estatutos Generales para que el presidente del Consejo Nacional no sea miembro de este que es el máximo órgano de dirección del PAN, lo cual se aprecia muy remoto, es evidente que Gil Zuarth no cumple con el principal de los requisitos para suceder a César Nava.
Pero eso en el PAN no importa.
La legalidad es sólo una evocación de su etapa opositora.
Hay un antecedente inmediato de cómo se destroza la propia legalidad interna y la encarnan Germán Martínez y Fernando Gómez Mont, dos de los patrocinadores de Gil Zuarth: Tal como se acreditó en Proceso, el primero alteró el Registro Nacional de Miembros para inventarle al segundo cinco años de militancia para hacerlo consejero nacional.
Ahora ocurre algo peor con Gil Zuarth para convertirse en la tercera imposición en fila de Felipe Calderón en la presidencia de ese partido.
La trama para que el joven diputado Gil Zuarth sea el sustituto de Nava se explica porque las presidencias de Germán Martínez y César Nava han irritado al panismo y han exhibido a Calderón como el jefe máximo del PAN.
Por eso ahora el proceso interno pasa por dar la imagen de división de la facción dominante y el auspicio de las candidaturas anodinas de Judith Díaz Delgado --íntima de Luisa María Calderón, la Cocoa, cuyo proyecto de ser gobernadora de Michoacán es custodiado por tropas militares y policiacas--, y Gustavo Enrique Madero, a quien le tiraron una zanahoria que perseguirá hasta que le sea ordenado declinar por el que ya Calderón decidió.
A la falsa “división” de la facción felipista se suma Cecilia Romero, la candidata de la organización clandestina El Yunque, cuyo pragmatismo le permitirá cobrar muy alta la renovación del contubernio que mantiene con Calderón y, en algo que no debe descartarse, que ella misma suceda a Nava, juramentado también.
Francisco Ramírez Acuña, quien se presenta como la única candidatura de “oposición”, no tiene ninguna posibilidad de éxito, no sólo porque la mayoría de los 281 miembros del Consejo Nacional son controlados por Calderón –más de cien por la vía de la nómina--, sino porque marcha de la mano de Santiago Creel, cuya apuesta por la candidatura presidencial pasa por una contienda equitativa que no se garantiza con un PAN felipista.
El control de la candidatura presidencial del PAN en 2012 se inscribe también en la trama para imponer a Gil Zuarth, cuyo mayor patrocinador visible es Germán Martínez, su socio en el despacho que, a la manera de Diego Fernández de Cevallos, los está enriqueciendo con sus gestiones empresariales ante las instancias del gobierno.
Martínez ya proclamó a Gil Zuarth el presidente del PAN de la era “postCalderón”, pero no para hacer con ello un deslinde, sino para dejar claro que es el continuismo para el encubrimiento.
Otro dato: El principal operador para la candidatura de Gil Zuarth, Jorge Manzanera Quintana, lo ha sido de Calderón desde hace dos décadas, aun antes de presidir el PAN en 1996, y a él se ha sumado Patricia Flores Elizondo, quien sin ser funcionaria ejerce un enorme poder que sólo explica la cercanía con el individuo que despacha en Los Pinos.
Y no hay que olvidarlo: Flores Elizondo y Manzanera Quintana trabajan para el más aventajado de los aspirantes panistas, Alonso Lujambio, quien fue jefe de Carla Astrid, la esposa de Roberto Gil Zuarth, que en una de esas se cuela como consejera del IFE…
Apuntes
Mientras el PAN se entusiasma porque ya tiene candidato a gobernador de Baja California Sur --nada menos que el diputado perredista con licencia Marcos Alberto Covarrubias--, las matanzas de inocentes exhiben el talante criminal de un gobierno cada vez más cínico...
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