GOLPES FALLIDOS.
Opinión
México
La falla de una operación
Por: Julio Pomar (especial para ARGENPRESS.info) (Fecha publicación:09/01/2007)
Una falla sensible de la actual operación anti crimen organizado -la única acción que ha emprendido esta administración desde que se aposentó en el poder federal- radica en que se avisan con toda precisión los lugares donde ha de ir el golpe, y eso da oportunidad a que los practicantes del crimen organizado se desbanden tácticamente, se escondan o simplemente se protejan.
Naturalmente, con aviso y sin aviso público, los narcos tienen una múltiple y extensa red de informantes aliados en las estructuras oficiales, que de seguro los tienen bien informados de los movimientos policiacos o militares, pero cuando menos las altas autoridades encargadas de coordinar estos operativos debían buscar la manera de no hacer públicos los sitios a los cuales acudirán sus fuerzas, ahora que el ejército y la marina están involucrados, al parecer a fondo, en esta lucha.
No basta ni como pretexto inculpatorio de otros, que el ex gobernador de Jalisco, hoy titular de la Secretaría de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, clame porque los medios no le hagan el ?caldo gordo? a los delincuentes, pues la información privilegiada alertadora de los narcos no surge de los medios en general, y menos de los periodistas, sino de las actuales filas oficiales, en cualesquiera de sus tres niveles o diversas regiones.
Hace ya mucho tiempo que las bandas organizadas del crimen saben que su clandestinaje no se sostiene sin información privilegiada de los movimientos que puedan realizar el gobierno y sus agencias. Para ello han ?aceitado? desde hace años la voluntad de no pocos funcionarios, tanto de las filas de la seguridad pública como de otros órdenes. La colusión entre los practicantes del delito organizado y muchos mandos civiles y policiacos es tan evidente que incluso en el pasado reciente el mismo encargado mayor de combatir el tráfico de estupefacientes, el general Rebollo, fue encarcelado y sentenciado a prisión por tal motivo.
En los periódicos y en la radio y la TV pululan las noticias oficiales o filtradas desde el gobierno sobre los operativos de persecución, anticipadamente a que ellas se realicen. Eso da la sensación de que se está buscando proteger, no combatir, a las bandas delincuenciales, o a algunas de ellas sí y a otras no. Y tal pareciera que con ello se está poniendo en la balanza la preferencia oficial actual a uno u otro de los cárteles de la droga que operan en el país, de acuerdo a la percepción de que cada administración sexenal tuvo a su cártel preferido, al cual sesgaron de la persecución y se lanzaron contra el cártel enemigo de aquél.
Si la administración federal actual quiere en verdad tener éxito en su batida contra la inseguridad y el crimen organizado, debe asumir un mínimo de discreción anticipada respecto de sus movimientos. De otra forma parece que sólo están cubriendo el expediente de perseguir sin realmente perseguir, de combatir sin eficazmente combatir. O sea, una manera más de hacerse tontos ante el gravísimo problema de inseguridad pública y nacional que supone el crimen organizado.
Nadie supone que esta sea una tarea fácil ni placentera, sino lo contrario. Pero ante la obligada adversidad, lo deseable es que se guarden las formas de la acción subrepticia que lleven a buenos resultados.
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