Te equivocas Mario…
Sergio Andrés Consuelos López
@SergioAndresCL
jue 22 mar 2012
La noche del 30 de noviembre de 2006, en una ceremonia poco usual, el ya para entonces ex presidente Fox, habiendo terminado con cualquier esperanza de cambio, habiendo sepultado ya la esperanza de millones de mexicanos en la transición ni tan histórica, habiendo endeudado a su gobierno con la historia electoral de la nación, transfirió el poder presidencial (ya vapuleado y disminuido por la clásica partición del poder en México) a Felipe Calderón.
Narrar lo ocurrido esa noche es clarificar la resonancia del proceso electoral de 2006 para la república. Entonces se resolvió de esa vez y para todo el sexenio la fórmula que se utilizaría para mal gobernar: el pacto secreto, el golpe, el autoritarismo repugnante.
Al día siguiente a alguien se le ocurrió que dadas las condiciones de inicio y de fondo: ilegítimas, el nuevo presidente de facto, debía entrar por la puerta de atrás, por atrás llegó.
Rindió protesta exprés, miró con desdén a la oposición, llovió, tronó y relampagueó, pero él, llegó, violentando los principios básicos de la ley, llegó. Haciendo caso omiso a la voluntad popular, llegó. Haiga sido como haiga sido, llegó.
El priismo observó y soslayó la imperdonable traición a la patria, como lo hizo el panismo en 1988.
Cualquier resultado de ese gobierno exuda idolatría por la ineptitud, afirma su ilegitimidad y convoca la renuencia de una ciudadanía que cada día se vuelca más, a cuestionarle. Si en algún momento dejó de ser cuestionado, como de origen lo es.
Seguridad: despojo de la tranquilidad fingida, ayuno de la aplicación de la ley, encubrimiento provocador, estulticia al descubierto.
Economía: saqueo desmedido, influyentismo permitido y patrocinado, distorsión del mercado, ganancias ineludiblemente espurias.
Trabajo: pago de favores, intersticios acomodaticios de sus cuadros post gobierno, sometimiento de la clase obrera, golpes al sindicalismo opositor.
Salud: inconveniencia mórbida, instrumento público, arma política, cobertura falaz, rendija de dinero público.
Educación: siempre empeñada, siempre evitada, siempre disminuida, siempre en manos de caciques, envilecida de raíz, corroída por la sandez.
Ejemplo con ejemplo, caso contra caso, historia tras historia, inequidad documentada, dolorosa, corrupción campante, indignante, colusión pública, repudiable.
La docena trágica no es peor que más de setenta años de la dictadura perfecta, es su continuación, por un proyecto empresarial que permitió la llegada de un bárbaro Fox. Por una clase política que permitió la intransigente llegada. Que privilegió el acuerdo y consensuó la práctica del fraude que acompañó a Felipe de Jesús.
La docena trágica es igual de cuestionable en sus formas que las siete décadas de partido oficial: Acteal, la represión de los movimientos obreros, el Jueves de Corpus, el 2 de octubre de 1968, el fraude de 1988. Atenco, el combate a los sindicatos fuertes, el desmantelamiento de la lucha popular, negar a los jóvenes un futuro, el 2 de julio de 2006.
La guerra de Calderón. Legitimadora de su origen ilegal. Corruptora del ejército nacional. Putrefacta en el cumplimiento de derechos humanos. Malpensada por urgencias de llegar. Sostenida por negarse a reconocer su fracaso.
Mario (Vargas Llosa) dijo: “Para que la lucha contra la violencia, la corrupción y el narcotráfico que ha dado con tanto coraje el presidente Calderón no ceda el paso, no retroceda y continúe, necesitamos que Josefina Vázquez llegue a la Presidencia de México…”. Y yo agregaría, para continuar la estúpida e irrefrenable escala de violencia que envilece la historia nacional, al ritmo de 60 mil muertos, asesinados, balaceados, ahorcados, decapitados, quemados, apilados, ahí muertos, ahí en cifras, ahí en llantos, ahí sin que nadie les haga caso, ahí sin que signifiquen nada para los que incitan a votar por la continuidad. Para los que hablan sin escuchar los gritos de dolor. Para los que definieron bien, a la dictadura perfecta.
Te equivocas Mario, mi país no necesita más a Josefina, porque representa al pandillerismo e influyentismo que ha socavado la grandeza nacional y ha perpetrado el peor de los crímenes: el asesinato de los sueños colectivos, la degradación del gobierno desde un poder lejano a la gente, impopular y clasista, conservador y racista, invalidado y fascista.
México, tierra noble, no necesita más dictadores, ni mirar más a la derecha siniestra, sino un proyecto de nación, con cultura de reivindicación y que abra paso a la regeneración nacional.
México, mi amado país, con sus montes y sus playas, sus arenas y sus tierras, sus cielos y su gente, su cultura y su historia, su lucha colectiva anterior y su lucha individual en lo actual para sobrevivir al saqueo, a la humillación, a la consternación.
No Mario, esta vez, te equivocas, México no necesita continuar sino reinstaurar la mirada del otro, la empatía, la reconciliación, la justicia, la dignidad.
“Sólo un idiota puede ser totalmente feliz”, dices: prefiero ser infeliz que vivir en la ignorancia.
Te equivocas Mario, te equivocas. Lástima.
@SergioAndresCL
jue 22 mar 2012
La noche del 30 de noviembre de 2006, en una ceremonia poco usual, el ya para entonces ex presidente Fox, habiendo terminado con cualquier esperanza de cambio, habiendo sepultado ya la esperanza de millones de mexicanos en la transición ni tan histórica, habiendo endeudado a su gobierno con la historia electoral de la nación, transfirió el poder presidencial (ya vapuleado y disminuido por la clásica partición del poder en México) a Felipe Calderón.
Narrar lo ocurrido esa noche es clarificar la resonancia del proceso electoral de 2006 para la república. Entonces se resolvió de esa vez y para todo el sexenio la fórmula que se utilizaría para mal gobernar: el pacto secreto, el golpe, el autoritarismo repugnante.
Al día siguiente a alguien se le ocurrió que dadas las condiciones de inicio y de fondo: ilegítimas, el nuevo presidente de facto, debía entrar por la puerta de atrás, por atrás llegó.
Rindió protesta exprés, miró con desdén a la oposición, llovió, tronó y relampagueó, pero él, llegó, violentando los principios básicos de la ley, llegó. Haciendo caso omiso a la voluntad popular, llegó. Haiga sido como haiga sido, llegó.
El priismo observó y soslayó la imperdonable traición a la patria, como lo hizo el panismo en 1988.
Cualquier resultado de ese gobierno exuda idolatría por la ineptitud, afirma su ilegitimidad y convoca la renuencia de una ciudadanía que cada día se vuelca más, a cuestionarle. Si en algún momento dejó de ser cuestionado, como de origen lo es.
Seguridad: despojo de la tranquilidad fingida, ayuno de la aplicación de la ley, encubrimiento provocador, estulticia al descubierto.
Economía: saqueo desmedido, influyentismo permitido y patrocinado, distorsión del mercado, ganancias ineludiblemente espurias.
Trabajo: pago de favores, intersticios acomodaticios de sus cuadros post gobierno, sometimiento de la clase obrera, golpes al sindicalismo opositor.
Salud: inconveniencia mórbida, instrumento público, arma política, cobertura falaz, rendija de dinero público.
Educación: siempre empeñada, siempre evitada, siempre disminuida, siempre en manos de caciques, envilecida de raíz, corroída por la sandez.
Ejemplo con ejemplo, caso contra caso, historia tras historia, inequidad documentada, dolorosa, corrupción campante, indignante, colusión pública, repudiable.
La docena trágica no es peor que más de setenta años de la dictadura perfecta, es su continuación, por un proyecto empresarial que permitió la llegada de un bárbaro Fox. Por una clase política que permitió la intransigente llegada. Que privilegió el acuerdo y consensuó la práctica del fraude que acompañó a Felipe de Jesús.
La docena trágica es igual de cuestionable en sus formas que las siete décadas de partido oficial: Acteal, la represión de los movimientos obreros, el Jueves de Corpus, el 2 de octubre de 1968, el fraude de 1988. Atenco, el combate a los sindicatos fuertes, el desmantelamiento de la lucha popular, negar a los jóvenes un futuro, el 2 de julio de 2006.
La guerra de Calderón. Legitimadora de su origen ilegal. Corruptora del ejército nacional. Putrefacta en el cumplimiento de derechos humanos. Malpensada por urgencias de llegar. Sostenida por negarse a reconocer su fracaso.
Mario (Vargas Llosa) dijo: “Para que la lucha contra la violencia, la corrupción y el narcotráfico que ha dado con tanto coraje el presidente Calderón no ceda el paso, no retroceda y continúe, necesitamos que Josefina Vázquez llegue a la Presidencia de México…”. Y yo agregaría, para continuar la estúpida e irrefrenable escala de violencia que envilece la historia nacional, al ritmo de 60 mil muertos, asesinados, balaceados, ahorcados, decapitados, quemados, apilados, ahí muertos, ahí en cifras, ahí en llantos, ahí sin que nadie les haga caso, ahí sin que signifiquen nada para los que incitan a votar por la continuidad. Para los que hablan sin escuchar los gritos de dolor. Para los que definieron bien, a la dictadura perfecta.
Te equivocas Mario, mi país no necesita más a Josefina, porque representa al pandillerismo e influyentismo que ha socavado la grandeza nacional y ha perpetrado el peor de los crímenes: el asesinato de los sueños colectivos, la degradación del gobierno desde un poder lejano a la gente, impopular y clasista, conservador y racista, invalidado y fascista.
México, tierra noble, no necesita más dictadores, ni mirar más a la derecha siniestra, sino un proyecto de nación, con cultura de reivindicación y que abra paso a la regeneración nacional.
México, mi amado país, con sus montes y sus playas, sus arenas y sus tierras, sus cielos y su gente, su cultura y su historia, su lucha colectiva anterior y su lucha individual en lo actual para sobrevivir al saqueo, a la humillación, a la consternación.
No Mario, esta vez, te equivocas, México no necesita continuar sino reinstaurar la mirada del otro, la empatía, la reconciliación, la justicia, la dignidad.
“Sólo un idiota puede ser totalmente feliz”, dices: prefiero ser infeliz que vivir en la ignorancia.
Te equivocas Mario, te equivocas. Lástima.
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