Casinos... y otras cosas
Antonio Gershenson
Un tramo de un escrito sobre la historia del periodo presidencial de Lázaro Cárdenas dice que lo primero que dispuso fue clausurar las casas de juego, como el Casino de la Selva, en Cuernavaca, y el Foreign Club, en la zona del estado de México inmediata al Distrito Federal. Ambos eran negocios propiedad de prominentes políticos callistas”.
El primero de diciembre de 1934 tomó posesión de la presidencia Lázaro Cárdenas. En su discurso, se pronunció a favor del mejoramiento de los desposeídos, del rescate de los recursos naturales. Dijo que había sido electo presidente y que debía cumplir ese papel. Esto fue interpretado por muchos como el fin del “maximato” de Calles, que era llamado Jefe Máximo de la Revolución, y que había sido gobernante de hecho durante los últimos gobiernos. Aun en estos días, se hablaba que numerosos políticos en el gobierno, se subordinaban y “recibían órdenes de la Residencia de Cuernavaca”, en la que vivía Calles.
Estos funcionarios fueron perdiendo sus puestos en diferentes formas. Mientras, había huelgas y movilizaciones en el país. El 3 de mayo de 1935, Calles hizo una declaración, en su residencia en Cuernavaca, ante periodistas y diputados. Se manifestó contra las huelgas y otras acciones populares, y dijo que si las cosas seguían así, el Ejército tendría que resolver las cosas.
El 11 de junio, Calles, en una entrevista, dijo que las huelgas estaban llevando al país al caos y que debían ser reprimidas. Dijo que debía conservarse la correlación de fuerzas en el Congreso (del cual sus partidarios iban saliendo) y amenazó con la guerra civil.
Agrupaciones patronales y congresistas apoyaron la declaración de Calles. También algunos generales, todos ellos acudiendo al domicilio de Cuernavaca. Congresistas partidarios de Cárdenas también empezaron a actuar.
Cárdenas dijo, en una respuesta publicada en toda la prensa el 14 de junio, que las huelgas no eran delito, que los trabajadores tenían el derecho a pugnar por el mejoramiento de sus condiciones. Que no se salían de la ley, ni se permitiría que lo hicieran.
Los mayores sindicatos del país formaron el Comité de Defensa Proletaria, que amenazaba con llegar a la huelga general si no se detenía a la reacción. Expresaron su satisfacción de que el Presidente reconociera la lucha de los obreros y campesinos por sus derechos. También apoyó a Cárdenas la Confederación Campesina de México. También otros organismos populares.
En la reunión del gobierno del 15 de junio, Cárdenas disolvió el gabinete y formó uno nuevo. Fueron saliendo más callistas de las cámaras y de otros puestos. Calles se retiró a su hacienda y, luego, salió del país.
Esto sólo es el principio de años de lucha, que incluyen la reforma agraria, la expropiación petrolera y otras medidas, con los cambios legales respectivos.
Esto es una muestra, algo de lo que pudo hacer ese gobierno, que “lo primero que dispuso fue clausurar las casas de juego”.
Vamos a comparar este período histórico con lo que estamos viviendo. Ahora fue necesario un asesinato colectivo en un casino en Monterrey para que se ponga a discusión la posible “clausura de las casas de juego”. Pero entonces, con un presidente honrado, nacionalista y progresista, la ejecución de la medida fue “lo primero que dispuso”. Fue una medida general, pero el cuadro político del momento puso en un primer plano que se incluyera a las propiedades de “prominentes políticos callistas” en la lista, pues el que no se los excluyera también confirmaba la independencia del gobierno cardenista.
Pero eso no es todo: Fox, el primer presidente panista, abrió casinos en cantidad. Son un negocio tremendo, tanto para los dueños como para los funcionarios que les abren el paso, sea con permisos legales o sin ellos. Y esa situación sigue.
También la derecha ha tomado una y otra medidas para ir negando los efectos de la expropiación petrolera. Y de la reforma agraria. Y los derechos de los trabajadores. Y demás. Todo esto lo debemos seguir combatiendo.
antonio.gershenson@gmail.com
El primero de diciembre de 1934 tomó posesión de la presidencia Lázaro Cárdenas. En su discurso, se pronunció a favor del mejoramiento de los desposeídos, del rescate de los recursos naturales. Dijo que había sido electo presidente y que debía cumplir ese papel. Esto fue interpretado por muchos como el fin del “maximato” de Calles, que era llamado Jefe Máximo de la Revolución, y que había sido gobernante de hecho durante los últimos gobiernos. Aun en estos días, se hablaba que numerosos políticos en el gobierno, se subordinaban y “recibían órdenes de la Residencia de Cuernavaca”, en la que vivía Calles.
Estos funcionarios fueron perdiendo sus puestos en diferentes formas. Mientras, había huelgas y movilizaciones en el país. El 3 de mayo de 1935, Calles hizo una declaración, en su residencia en Cuernavaca, ante periodistas y diputados. Se manifestó contra las huelgas y otras acciones populares, y dijo que si las cosas seguían así, el Ejército tendría que resolver las cosas.
El 11 de junio, Calles, en una entrevista, dijo que las huelgas estaban llevando al país al caos y que debían ser reprimidas. Dijo que debía conservarse la correlación de fuerzas en el Congreso (del cual sus partidarios iban saliendo) y amenazó con la guerra civil.
Agrupaciones patronales y congresistas apoyaron la declaración de Calles. También algunos generales, todos ellos acudiendo al domicilio de Cuernavaca. Congresistas partidarios de Cárdenas también empezaron a actuar.
Cárdenas dijo, en una respuesta publicada en toda la prensa el 14 de junio, que las huelgas no eran delito, que los trabajadores tenían el derecho a pugnar por el mejoramiento de sus condiciones. Que no se salían de la ley, ni se permitiría que lo hicieran.
Los mayores sindicatos del país formaron el Comité de Defensa Proletaria, que amenazaba con llegar a la huelga general si no se detenía a la reacción. Expresaron su satisfacción de que el Presidente reconociera la lucha de los obreros y campesinos por sus derechos. También apoyó a Cárdenas la Confederación Campesina de México. También otros organismos populares.
En la reunión del gobierno del 15 de junio, Cárdenas disolvió el gabinete y formó uno nuevo. Fueron saliendo más callistas de las cámaras y de otros puestos. Calles se retiró a su hacienda y, luego, salió del país.
Esto sólo es el principio de años de lucha, que incluyen la reforma agraria, la expropiación petrolera y otras medidas, con los cambios legales respectivos.
Esto es una muestra, algo de lo que pudo hacer ese gobierno, que “lo primero que dispuso fue clausurar las casas de juego”.
Vamos a comparar este período histórico con lo que estamos viviendo. Ahora fue necesario un asesinato colectivo en un casino en Monterrey para que se ponga a discusión la posible “clausura de las casas de juego”. Pero entonces, con un presidente honrado, nacionalista y progresista, la ejecución de la medida fue “lo primero que dispuso”. Fue una medida general, pero el cuadro político del momento puso en un primer plano que se incluyera a las propiedades de “prominentes políticos callistas” en la lista, pues el que no se los excluyera también confirmaba la independencia del gobierno cardenista.
Pero eso no es todo: Fox, el primer presidente panista, abrió casinos en cantidad. Son un negocio tremendo, tanto para los dueños como para los funcionarios que les abren el paso, sea con permisos legales o sin ellos. Y esa situación sigue.
También la derecha ha tomado una y otra medidas para ir negando los efectos de la expropiación petrolera. Y de la reforma agraria. Y los derechos de los trabajadores. Y demás. Todo esto lo debemos seguir combatiendo.
antonio.gershenson@gmail.com
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