La elección de julio, un “fraude masivo”
Jenaro Villamil
20 de agosto de 2011 · 2 Comentarios
20 de agosto de 2011 · 2 Comentarios
El Dictamen ciudadano de vigilancia electoral del Estado de México, coordinado por el especialista Bernardo Barranco, sólo confirma el desaseo en que transcurrió el proceso que culminó el pasado 3 de julio con un cuestionado triunfo del priista Eruviel Ávila. Los autores del documento, cuyo adelanto ofrecieron a Proceso, exponen que aun cuando las campañas fueron más cortas y carecieron de credibilidad, el abstencionismo fue más elevado con respecto a la jornada de 2006; pero lo más oprobioso es que los consejeros electorales quintuplicaron sus gastos.
Los comicios del 3 de julio último en el Estado de México, la entidad más poblada del país, constituyen la muestra de “un fraude masivo y más sofisticado”, establece el Dictamen ciudadano de vigilancia electoral del Estado de México, elaborado por el especialista Bernardo Barranco, con el apoyo de organizaciones ciudadanas, grupos empresariales locales y estudiantes voluntarios de la ENEP-Acatlán, quienes dieron un seguimiento puntual al proceso electoral en el que resultó vencedor el priista Eruviel Ávila.
El análisis arremete contra los árbitros electorales –los “más impugnados en la historia” electoral mexiquense –; sostiene que todo el aparato del gobierno de Enrique Peña Nieto se volcó en la operación a favor del candidato de su partido y menciona la corresponsabilidad de los partidos de oposición en el alto nivel de abstencionismo, pues hubo 1 millón 125 mil electores menos que en los escrutinios de 2006.
El documento, cuyo adelanto obtuvo Proceso, hace un recuento pormenorizado de todos los eventos de la contienda, que incluye la etapa de las “alianzas frustradas” entre el PAN y PRD, así como el dispendio durante la campaña, los debates, el papel de la prensa local, la iniquidad, el abstencionismo, los resultados y un apartado de recomendaciones.
Y aun cuando Eruviel Ávila recibió ya la constancia de mayoría el lunes 15, Barranco insiste en la urgencia de emprender una reforma electoral en el Estado de México para bajar los costos de los comicios, que hoy son considerados “los más caros de América Latina”. La Coparmex calcula que cada voto costó 60 dólares. (Extracto del reportaje que se publica en la edición 1816 de la revista Proceso, ya en circulación)
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