31 mar 2011


Revelan manos de Los Pinos en el proceso del Edomex

Calderón ofreció a Encinas la candidatura en ese estado: López Obrador

El intento de alianza entre AN y PRD “ya pasó al basurero de la historia”

Cecilia Romero asegura que el jefe del Ejecutivo impulsó la coalición

Presidencia niega las afirmaciones de la panista y del político tabasqueño

Andrés Manuel López Obrador, durante la gira que realizó ayer por varios distritos electorales del estado de MéxicoFoto La Jornada Alma E. MUñoz Enviada




Ecatepec, Méx., 30 de marzo. La alianza entre PRD y PAN para la gubernatura de la entidad “ya pasó a la historia, pero al basurero de la historia”, a pesar de que, “desde Los Pinos, (Felipe) Calderón estaba operando para que se diera y desde allá estaba haciendo proposiciones indecorosas para que Alejandro Encinas aceptara” la candidatura de ese acuerdo, incluso antes de la consulta ciudadana, afirmó Andrés Manuel López Obrador.


Tengo pruebas de lo que digo, retó, y destacó que Encinas “asumió una actitud muy digna y dijo: ‘no voy con el PAN porque por encima de todo están mis principios y mis ideales’”.


Así que, señaló López Obrador, “es muy probable que ya Alejandro Encinas sea nuestro candidato del movimiento (Regeneración Nacional, Morena), de PRD, PT y Convergencia” para los comicios del 3 de julio.


En el inicio del tercer recorrido de la llamada “gira de la lealtad” por el estado de México, ahora por los 40 distritos electorales, López Obrador expresó que se siente muy contento porque la alianza PRD-PAN “ya no transitó”, cuando se le preguntó en entrevista si esa coalición ya estaba muerta.


Antes, en su discurso, sostuvo, entre gritos de apoyo de miles de personas que se congregaron para escucharlo: “ya se logró, no tengo la menor duda que se enderezó el rumbo que estaba tomando la dirigencia del PRD, que quería una alianza con el PAN”.


Además de que, resaltó, los del blanquiazul ya sacaron a su propio candidato –en referencia a Luis Felipe Bravo Mena–. Así que nosotros vamos por un cambio, “no por el engaño y la simulación”. Con Encinas “se tiene un candidato de primera” y una propuesta de gobierno para el estado de México, indicó.


Tanto en los discursos que pronunció en los distritos 13 y 16 de Ecatepec –tierra del precandidato priísta a la gubernatura del estado, Eruviel Ávila– como en entrevista, López Obrador celebró que no se diera el contubernio “con la mafia del poder, ni con el PRI ni con el PAN”.


Esos partidos, aseveró, son lo mismo, “no se puede engañar ni confundir a la gente pensando que son diferentes”, porque “costaría más trabajo hacer valer un proyecto nuevo, que es lo que necesita el país. La simulación, el gatopardismo PRI-PAN hace mucho daño”.


Puso como ejemplo que esos partidos se pusieron de acuerdo para aprobar una reforma laboral que resulta muy lesiva para los trabajadores y aseguró que los legisladores de Morena harán lo necesario para evitar su aprobación, por lo que pidió a la población estar pendiente por si es necesario emprender movilizaciones.


Ante los medios de comunicación expuso que “aclaró mucho el momento en que nos deslindamos del PRI y del PAN, y yo estoy muy contento; celebro que se vaya a participar en el estado de México con Encinas (como candidato), con los partidos progresistas: PRD, PT y Convergencia, y, desde luego, con el apoyo de Morena”.


En su primer discurso, destacó que la dirigencia del PRD enderezó el rumbo porque se dio cuenta de que “estuvimos visitando pueblo por pueblo y dijimos que si se iba en esa alianza nosotros íbamos con una del pueblo, con candidato propio, y le íbamos a ganar al candidato del PRI, al del PAN y al de la dirigencia del PRD”.


López Obrador celebró que, como en 2006, vayan juntos PRD, PT y Convergencia en el estado de México, y recordó que en la elección de ese año le ganaron al tricolor y al blanquiazul por 2 millones 400 mil votos sólo en esa entidad.


Al preguntarle sobre el ofrecimiento a Encinas desde Los Pinos, respondió: “le daban la candidatura del PAN, imagínense. Cuánta inmoralidad de Calderón, de los panistas, y qué pasa con sus órganos de dirección, sus militantes, si se lo ofrecieron antes de la consulta ciudadana (que se realizó el pasado domingo 27). Tengo pruebas de lo que estoy diciendo. Cuando digo que la burra es parda es porque tengo los pelos en la mano”.


–¿Cómo se vería si apoyan a Bravo Mena?


–Imagínense, no. Eso ya pasó a la historia, pero al basurero de la historia.


Al preguntarle si se reconciliará con la dirigencia del PRD, López Obrador aclaró: “no, porque necesito tiempo para terminar de construir el Movimiento Regeneración Nacional.


Encinas no asistió al recorrido porque está en el proceso de entrega-recepción de la coordinación del grupo parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados.




30 mar 2011


Astillero


Yunque amarillo


Bravo Mena, predestinado


Impudicias recíprocas


Asesinatos en Morelos




Julio Hernández López
PROTESTA EN SAN LÁZARO. Con mariachis, trabajadoras de limpieza de la Cámara de Diputados volvieron a exigir mejoras salariales. El legislador Carlos Ramírez Marín las escuchóFoto Francisco Olvera


Los perredistas del estado de México podrían acabar votando por El Yunque si las alianzas con el PAN excluyen a Alejandro Encinas y favorecen al ex secretario particular de Felipe Calderón en Los Pinos, el sombrío ultraderechista Luis Felipe Bravo Mena. La geometría política llevada a extremos aberrantes colocaría a la izquierda electoral mexiquense en una insólita postura de claudicación histórica si es que triunfara el diseño original de la historieta electoral de aquella entidad, que fue concebida y ha sido ejecutada desde Los Pinos en contubernio con Chuchos y Camachos (yunque-chuchismo), aunque ahora el pupilo Ebrard se desmarque por razones de oportunidad de la mencionada alianza inviable (o, como escribió @miguel_r_v en Twitter: El yunque y el martillo juntos, ¡solo falta la hoz para el reencuentro! Ironías de la vida).



Pero, más que un reto fuerte parecería que hay un desplome bien medido: un perfil tan pesadamente definido como el del jefe yunquista Bravo Mena solamente podría ser presentado como carta panista para la negociación de alianzas con el PRD si se considerara que éstas han entrado en un punto muerto, ante lo cual fuera urgente apuntalar a un candidato propio, a pesar de su carácter expresamente contrario al espíritu de conciliación, o, por otro lado, si el cambalache acordado con los Chuchos perredistas fuera tan crudamente práctico que el beneficiado con la toma de decisiones en este caso, el PAN, pudiera hacerlo con absoluta falta de respeto a la contraparte que, a la vez, podría actuar con similar insolencia en la siguiente jugada, por ejemplo Nayarit, donde Guadalupe Acosta Naranjo parecería impresentable para el panismo local pero debiera aceptarlo en reciprocidad de impudicias políticas.



El tufo a golpe pinolero largamente acordado es evidente: Bravo Mena dejó el 7 de enero de este año la estratégica secretaría particular de Los Pinos porque estaba siendo enviado a pelear el estado de México, según de inmediato sembraron en notas y columnas los operadores de prensa del felipismo. Y ayer las formas de su consolidación como “precandidato único” evidenciaron el mismo sello de poder que las ejercidas por Peña Nieto con Eruviel Ávila: los otros dos aspirantes a la postulación, el senador Ulises Ramírez y el ex presidente municipal de Naucalpan, José Luis Durán Reveles, se convencieron por sí mismos de que lo mejor era ceder el paso a Bravo Mena y así lo hicieron, conducidos por la mano de Gustavo Madero que, en este caso, significa la de Felipe Calderón.



Fuera del foco mexiquense ha quedado ya quien en esta coyuntura prefirió a toda costa el escenario nacional: la diputada federal Josefina Vázquez Mota, que cuenta con una peculiar historia de crecimiento y supervivencia en el foxismo y en el calderonismo, a pesar de no haber pertenecido a los círculos íntimos de esos ocupantes de Los Pinos e, incluso, de haber sido larga y aplicadamente combatida con intrigas palaciegas por los miembros de esas camarillas. Vázquez Mota resistió la presión pinolera para que aceptara la precandidatura al estado de México que, aun cuando nunca lo declaró así, en su entorno consideraban una oferta envenenada, buscando que la autora de Dios mío, hazme viuda se enredara en los vericuetos de la política mexiquense y desistiera de su pretensión de buscar la candidatura panista a la Presidencia de la República que el “jefe” Calderón pretende mantener vacante el mayor tiempo que le sea posible, como si en sus planes reales estuviera una opción “ciudadana” (que podrían encarnar Ebrard o De la Fuente) o un empeoramiento tal de la vida pública que el horizonte electoral fuera “inviable” en lo inmediato.



Astillas



El asesinato de siete personas en Cuernavaca, entre ellos el hijo del escritor Javier Sicilia, columnista de Proceso, ha multiplicado la indignación de quienes ven día tras día el avance del terror social. Según diversas versiones publicadas en medios de Morelos, los homicidas habrían dejado cartulinas advirtiendo que los crímenes se cometían para castigar que se hubieran hecho denuncias “anónimas” ante el Ejército contra presuntos narcotraficantes. Una lectora de esta columna, cuyo nombre se omite, escribió un texto en el que habla de “gran tristeza e indignación, porque otra vez en esta guerra absurda matan a nuestros jóvenes. Como madre que soy, sé que no hay dolor más grande que perder a un hijo, y no hay palabras que alcancen para mitigarlo. Algunos de los muertos eran conocidos de mis hijos de la escuela, de las patinetas, de la Universidad, es decir, se conocían de muchos años. Yo lloro por mis hijos, por todos nuestros jóvenes y por este país que no les ofrece nada. Pero no basta con llorar y seguir callando, por el miedo y la zozobra de que puede tocarnos. De esta guerra y sus terribles consecuencias sólo hay un culpable que tiene nombre y es Felipe Calderón, tendríamos que exigirle que renuncie, que si todavía tiene dignidad se vaya y reconozca que robarse la presidencia ha tenido un precio que los mexicanos, aun los que creyeron en él, no tenemos por qué pagar. Un gobierno que miente, que simula, que reprime, que nos tiene sumidos en una gran crisis ecónomica, de inseguridad y hasta existencial. Ojalá que la gente tomara conciencia; porque el cambio sólo puede surgir de la sociedad organizada, con principios, una sociedad que privilegie el humanismo ante la materialidad, la vida ante la muerte, la felicidad ante la resignación y la apatía. Es necesario no perder la memoria ni la capacidad de asombro, no debemos acostumbrarnos a lo que está pasando, tenemos que pararlo por nuestros niños, por nuestros jóvenes y por tantos buenos hombres y mujeres que se la juegan por nosotros”... Y, mientras el procurador Chávez Chávez, una especie de desaparecido político en espera de que le acepten la renuncia largamente presentada, sigue desatendiendo los llamados del Congreso para hablar sobre Rápido y furioso, ¡hasta mañana, con el gobierno federal incumpliendo, como si nada, las órdenes de una juez para proteger a uno de los personajes de Presunto culpable!


Fax: 5605-2099 •






El vetusto discurso priísta


Luis Linares Zapata


Al fin hubo fiesta para la opinocracia mediática interesada en participar del poder. Las fuerzas vivas, que se concentran en una sola persona, destaparon” al candidato al gobierno del Edomex: un hombre que viene desde abajo, el señor Eruviel Ávila Villegas. La euforia, preñada de alabanzas, apunta, sin análisis o pudores, hacia el conocido y hasta familiar “dedo elector” El alboroto durará varios días hasta que queden asentadas, como verdades inmutables, algunas versiones públicas del oficialismo mexiquense. Mientras la búsqueda de arcanos, méritos adicionales y significados por tan profundo hecho político se establece en el imaginario colectivo, bien se puede atender a la bifurcación que tomará el fenómeno. Una atenderá, con el cuidado de siempre, al señor Peña Nieto, la reveladora figura que yace en la mera base del triunfalismo que todo lo invade. Después las baterías se enfocarán en el nuevo y arrollador liderazgo que llevará a las huestes de simpatizantes del priísmo a la asegurada victoria. Todo, según apuntarán los guionistas y sus cajas de resonancia alquiladas, estaba previsto desde el inicio. Un incandescente y transparente proceso selectivo para la continuidad gritarán a coro tendido. No hubo dudas, nadie quedó herido en el camino, la voluntad popular se impuso sobre pruritos y ambiciones personales. Cierto, fue un acto penoso dirán compungidos, duro en su tratamiento pero discreto, toda una puesta en escena sin traspié alguno. Pocas referencias al hecho de que los bastidores sustituyeron a la apertura y el debate. Se dice, y seguirá afirmando con el desparpajo de siempre, que el conductor designado supo tejer fino. Sin duda actuó pensando en la gran misión que le aguarda más allá de las urnas locales. Peña Nieto antepuso sus intereses de clan, de grupo encaramado en el poder, de familia y hasta pasó sobre el atractivo de los negocios al amparo del poder. Su egregia mirada estuvo puesta en la entrevista, cercana misión superior que le aguarda un poco más allá de esta etapa local. Un heroísmo sin comparación que valga, sólo aplicable a quien atisba hacia el destino que los masivos intereses de la plutocracia y la televisión (junto con apoyadores laterales y derivados) le tienen deparado desde hace más o menos cinco gloriosos años de entrenamiento. El PRI del Edomex se inauguró con un discurso vetusto, antidemocrático, triunfalista pero, sobre todo, clasista. Los orígenes humildes del abanderado salieron a relucir sin temor alguno a las comparaciones con los del gran dedo elector. Este sí es de una clase distinta, coronada por el perfumado y acicalado toque metrosexual. Dos perfiles de la misma estirpe no podían caber y el joven Del Mazo quedó al margen aunque llevaba la delantera en simpatías y conocimiento público. También campeó el orgullo civilizatorio que da la presunción de unidad: cínico eufemismo del autoritarismo vertical enquistado en la detraseidad del priísmo. Otra vertiente del discurso priísta, por si no fuera suficiente lo dicho, se ha apoderado, con la ayuda de sus generosos altoparlantes, del conocimiento pormenorizado, experimental, de la “problemática local”. Don Eruviel ha competido, sin la menor duda, con las mejores armas. Ha ganado en lides múltiples, desventuradas unas, gloriosas todas las demás. En sus variadas campañas electorales ha recorrido, alega, su estado del que es ciudadano por nacimiento. Con eso intenta deslindarse de cualquier otro avecindado, tal y como lo es la inmensa mayoría de los habitantes de ese extenso, empobrecido y expoliado estado de la República. El discurso del abanderado mexiquense no dio para más, al menos por ahora. Se les agotaron pronto los fusibles de ideas con que adornar estos momentos de sonoro destape unitario. Vendrán, se espera, los intentos por profundizar en la oferta política. Y entonces se podrá penetrar, con mejor información y criterio, en los reales alcances de un priísmo que se vanagloria de ser la clase mejor formada y hecha del país. Por ahora ha ido quedando en evidencia la escasa solvencia e imaginación de sus dirigentes. La presentación ha sido simplona, poco destilada, retórica –en el sentido rollero de la palabra– y reveladora de las intrínsecas limitantes conceptuales del abanderado y de aquellos que “declinaron” en su favor. Pero el griterío mediático continúa bordando sobre un ritornelo generalizado y, en su final, falso. El PRI en el Edomex, afirman con desparpajo los difusores de consigna, es imbatible en las urnas. Sólo una coalición de opositores (PAN, PRD) puede hacerle frente. Suman, sin más, a los votantes pasados de ambos conjuntos. Todo aquel o aquellos que se opongan a tan egregia cruzada para extirpar el cáncer priísta enraizado en el poder estatal es un retrógrado, un necio que sólo estorba los designios superiores de estrategas consagrados. En realidad, tal alianza propone juntar dos burocracias: una panista y la otra chuchesca perrediana. No son categorías distintas, son versiones cercanas, maniobreras, desfondadas de apoyo popular. La alianza de tales opuestos en el Edomex nunca se ha dado y tampoco es necesaria. La evidencia dura corre por otro carril del sentimiento y las simpatías de los electores del estado. Quienes han derrotado al priísmo local han sido la izquierda, en dos ocasiones (1988 y 2006), y el panismo en la restante (2000). Ninguna de las dos fuerzas requirió del apoyo de la otra. De hecho, el récord de votos lo tiene Andrés Manuel López Obrador, ese político al que descartan con simpleza y mucha ira interna algunos vociferantes de los medios electrónicos y las columnas periodísticas diarias. Las izquierdas de base han ido cerrando filas. Sus agrupaciones llevan parte de la ruta caminada y el discurso que han ido lanzando al paso de los días es articulado y horada las conciencias. El candidato propuesto, Alejandro Encinas, es un militante formado en innumerables lides, limpio y con un amplio horizonte local y nacional. Mejor propuesta no la tiene ninguna otra agrupación. Ya se verá si los compromisos adquiridos a trasmano por los chuchos con el señor Calderón les impide apreciar esta oportunidad. A pesar de esto, los demás están dispuestos a unirse para dar una pelea con la mira puesta en el triunfo.





El espejismo de Marcelo



John M. Ackerman



MÉXICO, D.F., 29 de marzo.- La estrategia política de Marcelo Ebrard rumbo a las elecciones de 2012 es transparente. El jefe de Gobierno aspira a mantener la “unidad” de la izquierda política y atraer votantes de la “clase media” con el fin de ganar, primero, la candidatura del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y, posteriormente, la Presidencia de la República. Asimismo, el apoyo del Partido Acción Nacional (PAN) a su eventual campaña presidencial sería más que bienvenido. En este recorrido espera contar con el respaldo de la mayor parte de los medios de comunicación, así como del gran caudal de periodistas, comentaristas y encuestadores para quienes Andrés Manuel López Obrador es el mismo anticristo.


La “cargada” a favor de Ebrard ya inició. Una serie de encuestas recientes anuncian con bombo y platillo que el jefe de Gobierno es el perredista “más popular” y que el alto porcentaje de opiniones negativas hacia López Obrador prácticamente descalifican su eventual candidatura. (Véase, por ejemplo, El Universal del 14 febrero, y Excélsior del día 28 del mismo mes.) El mismo Ebrard ha sostenido públicamente que le va “bien, bastante bien” en las encuestas y que lo colocan por encima de López Obrador.


Sin embargo, cuando analizamos los mismos sondeos a profundidad, esta supuesta burbuja de “popularidad” se esfuma por completo. Primero, en absolutamente todas las encuestas, López Obrador rebasa a Ebrard en una proporción de 2 y hasta de 3 a 1 como el candidato presidencial preferido entre los militantes del PRD. Mitofsky reporta que 67% de los encuestados prefiere a López Obrador y únicamente 26% a Ebrard. Para El Universal las cifras son de 56% y 29%, respectivamente. Si el universo de encuestados incluyera a los militantes del Partido del Trabajo y Convergencia, esta tendencia seguramente se ampliaría.


Pero lo que realmente debe tener preocupado a Ebrard no es su desventaja política entre los perredistas, sino su baja popularidad entre la población en general. Todas las encuestas, e independientemente de quiénes sean los candidatos del PAN y del PRI, reportan que la izquierda recibiría un mayor porcentaje de la votación si su candidato fuera López Obrador en comparación con la candidatura de Ebrard. Asimismo, los sondeos revelan que si ambos son candidatos por partidos distintos, López Obrador solamente perdería una pequeña fracción de su apoyo mientras que la votación para Ebrard se desplomaría. (Véase, por ejemplo, Enfoque / Reforma del 5 de diciembre de 2010.)


En suma, Ebrard podrá ser muy “popular” como persona o como jefe de Gobierno, pero como candidato presidencial sería muy poco eficaz. Sus posibilidades de llegar a Los Pinos son mínimas, sobre todo tomando en cuenta el gran arrastre popular de López Obrador.


Algo similar le ocurre a Ebrard en el ámbito de la operación política. De nueva cuenta, no está en duda su “popularidad” o su habilidad para llevarse bien con una amplia variedad de expresiones políticas. Sin embargo, el jefe de Gobierno no ha sabido convertir este “don de gentes” en una verdadera fuerza política.


La contundente derrota de su candidato para presidir el PRD es particularmente elocuente al respecto. Los 43 votos que con trabajos alcanzó Armando Ríos Piter en el Consejo Nacional de poco le sirvieron a Ebrard frente a la fuerza arrolladora de las dos grandes corrientes del partido: “Los Chuchos” y “los pejistas”. Así, de un día para otro, se desvaneció por completo el espejismo de gran “operador político” que el jefe de Gobierno se había esmerado en construir a partir de la victoria de su candidato en Guerrero. Hoy para todos es claro que el poder político de Ebrard no se coloca por encima de las corrientes, sino que se encuentra claramente subordinado a los líderes y los poderes fácticos del partido.


Ahora bien, su debilidad en las encuestas y dentro del PRD no sería tan grave si contara con una verdadera visión de Estado. Lamentablemente, tanto la cerrazón que ha mostrado con respecto a la Supervía Poniente, como sus halagos a la estrategia de seguridad pública de Felipe Calderón y, sobre todo, su respaldo a ciertas figuras políticas para que obtengan cargos de importancia, revelan una preocupante tendencia a privilegiar sus ambiciones personales por encima de un proyecto de auténtica renovación política y social.


El caso de Ríos Piter es un excelente botón de muestra. Ríos no cuenta con ningún mérito especial ni dentro ni fuera del partido, más allá de ser un leal alfil de Ebrard. No es un dirigente social o juvenil, sino un experto en el sutil arte del “transfuguismo”. Fue funcionario público al servicio del zedillista José Ángel Gurría en la Secretaría de Hacienda, del priista René Juárez en el estado de Guerrero, del panista Vicente Fox en la Secretaría de la Reforma Agraria y, finalmente, del fallido gobierno de “izquierda” de Zeferino Torreblanca, otra vez en Guerrero.


Haber sostenido que Ríos “renovaría” y “acercaría a la sociedad” al PRD, por el simple hecho de ser relativamente más “joven” que otros políticos, fue un abierto engaño. Lo mismo se podría decir de Enrique Peña Nieto o de César Nava, cuya juventud relativa de ninguna manera asegura que sean portadores de “ideas frescas”. El favorito de Ebrard para relevarlo en la Jefatura de Gobierno, Mario Delgado, tiene un perfil similar.


Habla mucho de la concepción política del jefe de Gobierno el que los cuadros que impulse sean de tan bajo nivel. Ello también sugiere que Ebrard ni valora la historia de las luchas sociales de izquierda, ni busca la auténtica vinculación del PRD con la sociedad, y mucho menos aspira a construir una interlocución seria con otras expresiones políticas. Como Felipe Calderón, Ebrard prefiere rodearse de su propio grupo de jóvenes leales y novatos en lugar de articular un movimiento político de mayor envergadura.


Es hora de que Marcelo Ebrard reflexione seriamente sobre la forma en que verdaderamente quiere participar en la urgente democratización del país e impulsar el proyecto de izquierda. Todo buen político debe saber tomar distancia de la agitación cotidiana y, al menos momentáneamente, alejarse de los falsos aduladores y los cantos de sirenas para serenamente observar el bosque en su conjunto. l




Twitter: @JohnMAckerman







29 mar 2011


El reality show de la información



Luis Hernández Navarro


La firma del pacto entre directivos de grandes medios de comunicación, para limitar y uniformar los criterios de información sobre la violencia, se convirtió en una emisión más de un reality show a la que tan afectos son las televisoras. Con el Museo de Antropología convertido en gran set de filmación, la telecracia dejó en claro cuáles son sus cartas en el pulso por la nación en juego. El espectáculo, transmitido en cadena nacional voluntaria y repetido en los telediarios, fue una puesta escena para “la Historia”. Los conductores, en el papel de sí mismos, se vistieron con el ropaje de la “conciencia nacional encarnada” y hablaron frente a las cámaras rebosantes de espíritu cívico. Ni realidad ni ficción, sino manifestación de hiperrealidad, el show fue complementado con videos de testimonios de (¡faltaba más!) personalidades importantes y testimonios sobrecogedores. La firma continúa la labor del “Acuerdo México”, el proyecto en el que las televisoras hicieron de la filantropía un programa de telerrealidad, para mostrar que en México suceden cosas buenas, justo cuando la crisis económica sume en el desempleo y la desesperanza a millones de mexicanos, y los saldos violentos de la lucha contra el narcotráfico dibujan un país abatido y desesperanzado. Se trata de emprender una cruzada por forjar otro imaginario nacional, más light. Firmado en un momento en que la percepción de amplios sectores de la población es que la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón es un fracaso, y que es la responsable de la ola de violencia incontrolable que se vive, el acuerdo forma parte de una guerra semántica para construir un discurso informativo sobre “la realidad” a la medida de los intereses del gobierno federal. La firma del acuerdo es, implícitamente, la confesión de un fracaso. Al buscar normar lo que debería ser evidente demuestra que la realidad es distinta a como quisiera que fuera. Decir que con el pacto se trata de evitar que los medios conviertan a “presuntos delincuentes” en “víctimas o héroes públicos es sorprendente. Si con todos los recursos publicitarios que ha desplegado no ha logrado ya hacerlo, y la población sigue viendo en ellos figuras a emular, la situación es muy grave. Lo cierto es que la estrategia informativa del gobierno ha sufrido un descalabro tras otro. A comienzos de la administración de Felpe Calderón, cuando la numeralia macabra de asesinatos comenzaba a ascender vertiginosamente, varios secretarios de Estado se reunieron con directivos de los medios de comunicación para hacerles ver que era equivocado reportar esas muertes como ejecuciones. La sugerencia no resistió el empuje de la realidad. En todas partes se habla hoy de ejecuciones. Lo mismo sucedió cuando, más adelante, se quiso presentar el problema de la inseguridad pública y la violencia como asunto de percepción construida por el amarillismo informativo de los medios de comunicación. Diversos comunicadores aparecieron en la pantalla chica o llenaron decenas de líneas ágatas para mostrar cómo la situación en México era mejor que en Brasil. Sin embargo, su castillo de naipes informativo se derrumbó con los primeros soplidos de la realidad. Una ola de descabezados y más inocentes muertos evidenciaron que la inseguridad es un hecho real, no algo fabricado por los medios. La firma del acuerdo da a Los Pinos un respiro a corto plazo. La publicación de los informes de la embajada de Estados Unidos acerca del fracaso de la guerra contra el narcotráfico le hizo perder al gobierno federal su capacidad para fijar la agenda política e informativa nacional. Las filtraciones de Wikileaks centraron la atención de la opinión pública en la subordinación de Felipe Calderón a los intereses de Washington, y en la injerencia del Departamento de Estado en asuntos internos de México. Esta percepción fue reforzada por la divulgación en los medios de información estadunidenses de la operación Rápido y furioso y los vuelos de aviones no tripulados de Estados Unidos en la frontera mexicana. Estas acciones fueron vistas por amplios sectores de la población como graves violaciones a la soberanía nacional. Durante más de mes y medio, la estrategia de comunicación de Los Pinos naufragó. Sus maniobras apenas le permitieron contener el daño, aunque con no mucha fortuna. Felipe Calderón fue acorralado informativamente. Es apenas con la firma del “Acuerdo para la cobertura informativa de la violencia del crimen organizado” que Los Pinos pudo zafarse del jaque informativo y volver a poner su agenda en el centro del debate. No en balde el jefe del Ejecutivo expresó su beneplácito con la medida, pues, dijo, “la participación de los medios de comunicación es crucial para consolidar una política de Estado en materia de seguridad”. La guerra contra el narcotráfico es el asunto central de la administración de Felipe Calderón. Será también tema medular de la próxima campaña electoral por la Presidencia de la República. Uno de los cables enviados por el ex embajador Carlos Pascual es explícito sobre este asunto. La firma del acuerdo deja en claro de qué lado de la cancha están jugando los grandes medios de comunicación argumentando que defienden los intereses nacionales. No fue necesario que se apareciera en el set televisivo ningún funcionario gubernamental. El reality show montado tiene un beneficiario inmediato: Felipe Calderón y su agenda electoral.




Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del Distrito Federal, ofreció su respaldo a la eventual candidatura de Alejandro Encinas por el PRD, PT, Convergencia y el Movimiento de Regeneración Nacional para contender por la gubernatura del estado de México. El actual coordinador perredista en la Cámara de Diputados convocó a militantes del sol azteca y privilegiò la unidad y la construcciòn de un proyecyo desde la izquierda .



Encinas va por un frente de izquierdas en el Edomex


Ebrard da su apoyo al legislador perredista; “es el mejor candidato”


Iré también por PT, Convergencia y Morena; Ebrard lo respalda



No seré candidato de la alianza con el PAN; sí del PRD: Encinas



Alma E. Muñoz



Flanqueado por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, Alejandro Encinas ratificó que no será candidato a la gubernatura del estado de México por una coalición de PAN y PRD, e indicó que pugnará por la construcción de un frente electoral de las izquierdas.


“Yo seré el candidato de mi partido, pero también del PT, Convergencia y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), porque estoy convencido que esa unidad nos da las condiciones para el triunfo (y) por ello, en los próximos días haré mi precampaña con todos ellos”, señaló.


En un acto de apoyo a su aspiración, Encinas recibió del mandatario capitalino el reconocimiento como “el mejor candidato que podemos tener en el estado de México por trayectoria, por congruencia, por experiencia y porque ha sido un servidor público, entre otras cosas, que jamás ha tenido tacha alguna en toda su trayectoria. ¡Qué más contraste con lo que va a ser el adversario del PRI!”, dijo en referencia a Eruviel Ávila.


Ebrard indicó que su presencia en el Club de Periodistas, al lado de diputados federales locales, jefes delegacionales y dirigentes perredistas nacionales y del Distrito Federal, es un acto de congruencia al respaldo que el 5 de enero le dieron al coordinador del PRD en San Lázaro “todas las fuerzas políticas de nuestro partido, el PT y Convergencia...


“Sigo pensando, por supuesto, que Alejandro es el mejor candidato, que tendremos un buen resultado y que todas y todos debemos participar. Adelante, Alejandro, cuenta con todo nuestro apoyo.


“Yo te dije –añadió– te apoyo como militante del partido y aquí estamos contigo. Los objetivos que ha planteado nos quedan muy claro a todos: mantener la unidad de las izquierdas y ganar la dirección; cambiar el rumbo del estado de México, respaldar las decisiones que tome el partido, participar en ellas”, y por supuesto, “su servidor estará en el evento al que nos está convocando Alejandro, el domingo en Ecatepec”, municipio del cual es originario Eruviel Ávila.


Encinas, a su vez, convocó a dirigentes y militantes del sol azteca a dar el debate y la discusión para privilegiar la unidad y “la construcción de un proyecto desde la izquierda y las fuerzas democráticas”. Anunció que el próximo 10 de abril irá al Consejo del PRD en el estado de México “a dar el debate y la pelea para que se apruebe la conformación de un frente electoral de las izquierdas”.


Señaló que los 14 días que restan son de gran importancia para el futuro y devenir de la izquierda. Y ante eso anunció que será el candidato de su partido (PRD), del PT, de Convergencia y del Morena, con los cuales –aclaró– “estaré participando en actividades y acciones”.


Se mostró convencido de que podrá avanzar en la estrategia que se ha trazado para infringir la derrota “a lo peor del pasado tricolor que representa el priísmo mexiquense” y avanzar “en la construcción del proyecto de nación que requiere este país y ganar la Presidencia en 2012”.


Recordó que desde un principio dejó claro, sin zigzagueos y sin ambigüedades, “que yo no soy ni pienso ser el candidato de una coalición entre el PAN y el PRD, lo cual ratifico con toda claridad… Seguiré trabajando por la unidad de las izquierdas”.


Ése, sostuvo, “es el papel que me toca jugar en este proceso”, respetando tiempos y normas internas, y también “seguiré trabajando por la unidad de las izquierdas y por ir con un solo candidato, con un proyecto plenamente diferenciado del PRI y del PAN en el estado de México y en la elección presidencial”.


Tanto en entrevista como en su discurso, el diputado –que pedirá licencia el próximo jueves– señaló que los resultados de la consulta del domingo no son concluyentes. “Aún faltan momentos muy importantes para definir cómo vamos a participar en el estado de México” y estas definiciones, señaló, tienen un calendario muy preciso que pasa por la reanudación del Consejo Nacional programado para el próximo 2 de abril.





28 mar 2011


Nuevo proyecto, nuevo estilo



Bernardo Bátiz V.


Lo que pasó el domingo 20 de marzo en el Auditorio Nacional es un hecho importante en la política de nuestro país; es la prueba práctica de que en México se puede hacer política en forma independiente, con recursos limitados, sin el habitual aparato publicitario y mediático, con sencillez en la forma y con gran relieve y altura en el fondo. Se presentó el nuevo proyecto de nación ante varios miles de ciudadanos también muy distintos a los públicos tradicionales de las reuniones políticas de los partidos. No hubo matracas, ni tortas, ni pase de lista, ni acarreados; de todo el país, pero principalmente del estado de México y del Distrito Federal, nos sorprendió un auditorio confiadamente alegre, entusiasta y participativo. Era víspera del inicio de la primavera y la verdad es que se respiraba en el ambiente un aire tibio de regeneración, de renovación, de renacimiento, acorde con el inicio de un tiempo nuevo. Se trata sin duda de un paso más en el camino para conseguir un cambio profundo en el ejercicio de la política en México; quienes estuvimos en el auditorio vivimos lo que es ser parte del movimiento popular más consistente que se ha dado en la historia reciente de México y también el más novedoso. El auditorio estaba pleno de ciudadanos para nada pasivos; por el contrario, atentos y participativos, pero lo más importante, alegres, esperanzados, vivos, que disfrutaban el momento a plenitud, la música, los discursos, la solidaridad. Los oradores que presentaron el proyecto, incluido el dirigente Andres Manuel López Obrador, sabían que quienes los escuchaban habían sido antes los que, mediante cientos de foros temáticos y regionales, aportaron la materia prima para el documento final, redactado y afinado por los intelectuales que le dieron estilo y forma definitiva; el público de ese día había participado oportunamente en proporcionar el material básico del proyecto. Todos los intelectuales que integraron el estrado al lado de López Obrador, de primer orden, de valía, especialistas en sus campos de estudio, todos también independientes y críticos, incorporados al movimiento voluntariamente y ninguno incondicional, ninguno por la paga o por el cargo o por el encumbramiento personal, por ello, de mayor reconocimiento su aportación y su presencia. Muy distintos, hay que decirlo, de los intelectuales orgánicos que hoy opinan lo que les parece conveniente para el statu quo y mañana cobran sus facturas en alguna nómina pública o privada. Estuvo sin duda ese domingo la mejor parte de la intelectualidad mexicana, pero fue correspondida también por el mejor público posible, el enterado, atento y crítico. Desde mi punto de vista, además de lo ya dicho, algo trascendente fue volver a colocar en el centro del debate el contenido ético que ilumina y da sentido a la acción política. En el nuevo proyecto de nación se tocan quizás, sin faltar uno, los temas torales de este momento, pero no dispersos ni inconexos; se propone un centro, un punto de referencia al que todos demás convergen y ese tema es el de la moral, el de la ética de la solidaridad. El diagnóstico previo es casi innecesario; está claro: México va por un desbarrancadero del que no pueden salvarlo los políticos tradicionales, por muchas razones, por su actuar acartonado, su cuidado pusilánime de su propia imagen, su actitud elusiva al riesgo, todo lo cual los hace inútiles para las grandes hazañas, en cambio en el Movimiento por la Regeneración Nacional (Morena), miles en el auditorio, millones en todo el país, ensayan la fresca nueva fórmula de la política, decir la verdad, actuar con desinterés en lo personal y con patriotismo. Principalmente, poniendo en el centro de todo el discurso y la argumentación, una ética republicana, como se le denomina en el texto del proyecto, sin la cual, la regeneración sería imposible, aun con un cambio de siglas partidistas en el poder, como ya vimos y vivimos en 2000. Podemos resumir. Hay un proyecto muy amplio, un dirigente, apoyado y asistido por lo más sano y granado de los intelectuales y, principalmente, hay un pueblo en movimiento, que percibe lo indispensable del cambio y hacia dónde darlo. Muy bien se ha denominado a quienes apoyan en la extensa organización, con el reparto del periódico Regeneración y con la estructura en todo el país, “protagonistas del cambio verdadero”. Ser protagonista, es un timbre de orgullo y un deber; es ir al frente en la acción para refundar la República, la misma nación, un pueblo que comparte una cultura, el mismo Estado, un pueblo organizado jurídica y políticamente, pero una nueva forma de relacionarnos, una nueva patria ordenada, que dé a todos sus integrantes lo necesario para vivir en paz, con justicia y con libertad; el “protagonista” es el que va al frente, el primero, la avanzada de lo que vendrá, es el que participa en política por un imperativo ético. jusbbv@hotmail.com



Al dìa de hoy , sobre la mesa , unicamente existe un proyecto de Naciòn serio con miras al 2012 . Ni PRI ni PAN tienen algo remotamente parecido y chequen cuanta atenciòn reciben estos dos partidos en los medios de comunicaciòn , principalmente Peña Nieto . ¿Se han puesto a pensar en cuantos programas de anàlisis polìtico , noticieros , etc. etc. que existen en la televisiòn mexicana , se ha puesto a discuciòn uno solo de los 50 puntos del Nuevo Proyecto Alternativo de Naciòn que presentò AMLO el domingo 20 ? la respuesta es EN NINGUNO . Pero en cambio cuando Manlio Fabio Beltrones presentò su propuesta fiscal que lo unico que hace es bajar el iva del 16 al 13 % , de inmediato fuè invitado a varios programas de televisiòn para que lo expusiera y explicara . Y que tal son para la descalificaciòn los levantacejas que ya todos conocemos , lease , Ciro Gòmez , Joaquin Lòpez , Denise Maerquer , Carlos Marin , Carlos Loret , Pedro Ferris , Beteta , Adela Micha , Pepe Cardenas , etc. etc. ..... Si esto no es un boicot , entonces yo no se que lo sea . De verdad , no tienen madre y si no hacemos algo , yo no se a donde vamos a llegar
AMLO y su lanzamiento

Víctor Flores Olea



Una mujer del norte dijo al terminar el discurso de Andrés Manuel López Obrador el pasado domingo 20 de marzo en el Auditorio Nacional: Ahora sí tenemos programa, táctica y estrategia, y líder para llegar a la Presidencia en 2012”. Esta mujer mostró más perspicacia política que un buen número de los escritos que se han publicado en la prensa y aparecido en los medios electrónicos, claro que en ella estaba ausente el veneno de los intereses con que se formulan otras opiniones. Sabiendo además escuchar y leer, en lo que tampoco se han mostrado muy duchos buena cantidad de “comunicólogos”. El hecho es que el más importante acontecimiento político de los tiempos recientes se dio precisamente en el Auditorio Nacional ese domingo 20 de marzo. Afirmación de liderazgo político, desde luego, pero además sostenido por un programa de acciones de gobierno que ni remotamente han pergeñado los otros candidatos que también se apuntan al relevo presidencial. En el caso de Andrés Manuel López Obrador hay presencia y sustancia, si se quiere aún más lograda y redonda que en 2006. Muchos dirán más equilibrada y pertinente, una idea de proyecto de nación más sólida y contundente. Tal programático nuevo proyecto de nación ha sido elaborado por distinguidos pensadores y especialistas (excluido el que esto escribe), pero sobre todo ha sido tomado con gran sensibilidad y talento por AMLO, según podrán comprobar quienes lean su discurso de la ocasión, del que ha sustraído “50 acciones indispensables para la regeneración nacional”. Porque de eso se trata: no sólo de proponer una plataforma político electoral, sino un conjunto de normas y valores que se refieren a la ética política y a la moral social y personal, un programa que no únicamente tiene como base y objetivo el triunfo electoral que por necesidad es cuantitativo, sino una reconstrucción del país que se refiere a lo cualitativo y que considera como piedra angular de esa refundación los valores y cultura del México profundo, de las comunidades indígenas, rurales y urbanas, y de todos aquellos nacionales que luchan en distintas trincheras para rehacer el tejido social del país tan desgarrado y degradado en los tiempos recientes. Ante este “nuevo modo de hacer política”, que se exponía en el Auditorio Nacional, las peripecias lamentables que ocurrían a no demasiadas cuadras de distancia, en el Congreso del PRD, “autorreducían” a su mínima expresión el significado de ese partido, “autoenanizando” su presencia. No es que careciera de importancia el destino del PRD, pero en manos de los Chuchos su significado disminuye, se hace irrelevante como medio de “regeneración nacional”, que en el fondo es lo que está en juego, lo que verdaderamente importa para 2012. Para su discurso, Andrés Manuel López Obrador decidió sintetizar en 50 compromisos el amplio programa contenido en el nuevo proyecto de nación. Claro que hay temas que él había mencionado en 2006, lo cual es natural porque tales objetivos no se han cumplido y siguen siendo vigentes, más aún, buen número de ellos se han pervertido y resulta más urgente que nunca reivindicarlos, realizarlos. Recordemos algunos: la lucha electoral por la Presidencia tendría como objeto último alcanzar una democracia en que efectivamente el gobierno sea del pueblo y para el pueblo. Es decir, luchar contra una de las distorsiones mayores de la actual vida pública: los representantes políticos lo son mucho más de los negocios y los intereses económicos que de las necesidades sociales. El estricto respeto a la Constitución es no sólo un principio necesario de legalidad (y de no corrupción), que deben cumplir estrictamente todos los poderes de la Unión, subrayando la especial responsabilidad del Poder Judicial. El presidente de la República estaría sometido a la revocación del mandato, a los tres años de su ejercicio, además de que el gobierno se definiría por aceptar los múltiples diálogos que le propondrían los ciudadanos, y en favor de la tolerancia, la pluralidad, diversidad y transparencia del nuevo México. El Ejército y la Marina gradualmente se retirarían de la guerra contra el narco, y no se les utilizará nunca para resolver conflictos sociales y menos para reprimir al pueblo. En materia internacional, recuperaríamos el prestigio que hemos tenido en América Latina y ante la comunidad internacional. Con Estados Unidos prevalecerá el respeto a las soberanías y se revisará el TLCAN para corregir desequilibrios, al mismo tiempo que se protegerán invariablemente los derechos humanos y laborales de los migrantes. Los medios de comunicación se democratizarán y se romperán los monopolios tanto de la telefonía como de la televisión. Se defenderán los derechos de los trabajadores y se impulsará la democracia sindical, terminando con los cacicazgos vigentes. En lo hacendario se cumplirá con el mandato constitucional de un cobro progresivo, es decir, quien gana más paga más. En la economía se privilegiará la producción sobre la especulación. Se terminarán los privilegios de la alta burocracia. Se construirán cinco refinerías, en vez de importar gasolina. Se impulsarán las pequeñas y medianas empresas y se terminarán los monopolios. Este programa se compromete también a conservar el patrimonio histórico, artístico y cultural de la nación, y, por supuesto, a preservar la diversidad y riqueza del patrimonio natural. Inclusive una lectura rápida del programa nos convence que la realización de estos compromisos daría nacimiento a una República nueva y renovada, regenerada, como dice Andrés Manuel López Obrador. ¿Quién ha sido entonces el verdadero peligro para México?



27 mar 2011


Medios: la mordaza se gestó en Los Pinos



José Gil Olmos



Promovido por dueños de medios electrónicos e impresos –pero sobre todo por el duopolio televisivo–, el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia, firmado el jueves 24 en el Museo de Antropología, plantea una serie de medidas para encarar la labor periodística en tiempos de guerra (al narco). Pero muchos comunicólogos y periodistas, algunos de los cuales rechazaron la invitación, consideran que la iniciativa “no es tan ciudadana”, pretende uniformar la información y alcanzan a vislumbrar detrás de todo una mano que viene de Los Pinos. MÉXICO, DF., 26 de marzo (Proceso).- Todo empezó con una petición presidencial. La mañana del 5 de agosto de 2010, Felipe Calderón se reunió en Los Pinos con los dueños de las principales cadenas de radio y televisión y de periódicos y revistas. El presidente les pidió “ser parte de su estrategia” de guerra contra el narcotráfico, “autorregular” sus contenidos, impulsar la idea de que el gobierno iba ganando la batalla y “evitar” entrevistar “criminales” para no convertirlos en héroes. Siete meses después llegó el resultado. El jueves 24 se dio a conocer el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia signado oficialmente por 715 medios –aunque a la firma asistió apenas media centena– en un acto encabezado por las dos principales cadenas de televisión, Televisa y Televisión Azteca Pedro Torres Estrada, subdirector editorial de El Diario, de Ciudad Juárez –uno de los más afectados por la violencia del crimen organizado–, afirma en entrevista telefónica: “Sospechamos que detrás de todo esto están las manos del gobierno”. Comenta a Proceso que, hace unas semanas, Claudio X. González, en nombre de la Fundación Televisa, los invitó a firmar el documento. Rechazaron la invitación. “Nos dijeron que el presidente Calderón estaba interesado en tener una reunión previa el martes en Los Pinos o en algún otro lugar, y que le daría mucho gusto que estuviéramos presentes. Dijimos que muchas gracias, pero no”. –¿Ven una posibilidad de censura? –Sospechamos que esto no es tan ciudadano. Si nos vamos hacia atrás y revisamos las expresiones de los gobiernos en relación con la cobertura de la violencia, muchas de esas están implícitas en el acuerdo. Nos acusan de ser apologistas de la violencia, de que estamos creando héroes de delincuentes. Creemos que, en determinado momento, detrás de esto pudiera estar la mano del gobierno. El comunicólogo Raúl Trejo Delarbre aporta un punto de vista distinto, pero complementario: el acuerdo, dice, responde claramente a los intereses empresariales de Televisa y TV Azteca, que necesitan “legitimación” en momentos en que se enfrentan con el gigante de las telecomunicaciones: el Grupo Carso. Extracto del reportaje que se publica en la edición 1795 de la revista Proceso, ya en circulación.






El Despertar


Morena: entre la ética y el pragmatismo



José Agustín Ortiz Pinchetti


El conflicto” entre principios y pragmatismo político da para mucho. Los principios son fijos e inmutables. Kant decía que eran como las estrellas en el cielo nocturno. Están inscritos en la conciencia humana y son universales. Los “valores” contradicen muchas veces a los principios, son criterios impuestos por la cultura, la moda, las ideas de la clase dominante. Se dice que los políticos practican el maquiavelismo: que el fin justifica los medios. Sin embargo, el político de altura no puede descuidar ninguno de los dos requerimientos: si traiciona los principios, puede triunfar a corto plazo pero pierde el destino y el prestigio, y si descuida la eficacia, los adversarios y la realidad lo derrotarán. El consejo evangélico apunta al equilibrio: “sed puros como palomas y astutos como serpientes”. Ejemplos: Benito Juárez. Tenía como estrella polar la soberanía nacional y le fue fiel. Pero practicó la política con astucia, decisión y valentía. Así triunfó entre los liberales, algunos más brillantes que él, y derrotó a los reaccionarios, restauró la República y es considerado el mayor héroe de México. Lázaro Cárdenas del Río fue leal al interés de la nación y llevó a la máxima realización posible el programa de la Revolución. Pero para triunfar en la nacionalización del petróleo se movió en zigzag con astucia felina, sin cometer un solo error. Fue un pragmático ético y el mejor presidente del siglo XX. Francisco Madero es el político más limpio de nuestra historia. Creyente devoto en la democracia, resultó un hábil organizador de una rebelión política. Ya en la práctica del poder siguió fiel a los principios pero mostró debilidades y contradicciones que le costaron la vida. El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) intenta ser fiel a los principios democráticos y al interés popular, pero en forma simultánea debe defenderse de los enemigos de dentro y de fuera y levantar una enorme organización. Un buen indicio de que lleva buen rumbo fue el espléndido acto en que se presentó el Proyecto Alternativo de Nación el pasado domingo 20. Todos los que asistimos lo recordaremos. No sólo las propuestas sintetizan una verdadera y única alternativa a la decadencia de nuestra sociedad, sino además se mostró organización, puntualidad, entusiasmo, autogestión: eficacia política. Este acto contrastó con el desaguisado en la elección de la dirigencia del PRD, donde no hubo proyecto alguno salvo lograr posiciones, hasta llegar a una solución medio esquizofrénica. “Quien traiciona los principios en aras de los intereses termina por perder los principios y los intereses”. joseaorpin@hotmail.com





El PRI contra los trabajadores



Arnaldo Córdova


Todo mundo ha podido saber del modo tortuoso en que transitó la reforma laboral del PRI. Su bancada en la Cámara de Diputados presentó, en diciembre de 2010, un proyecto que, en su momento, fue ampliamente discutido, sobre todo por los profesionales del derecho del trabajo. No era perfecto (nada lo es), pero al menos todavía se compadecía de la esencia del derecho laboral. Se sabe que el mediocre que coordina la fracción, en lugar de discutir la iniciativa con los representantes de los demás partidos, fue sumisamente a someter el proyecto a los abogados de la Coparmex y del Consejo Coordinador Empresarial. Los abogados patronales deshicieron la iniciativa y la corrigieron en todo su texto. Rojas, como un beodo, aceptó todas las observaciones patronales e impuso a su bancada el proyecto corregido y aumentado por los representantes patronales. No le importó que su famélico sector “obrero” protestara por la imposición ni, tampoco, que la opinión pública se le echara encima por su villanía. Se dice que no es más que un gato de Salinas. Sí es cierto, pues Salinas es el verdadero promotor de esta infame reforma laboral que trastoca todos los principios de justicia social que informan al derecho del trabajo. Eso, en realidad, ya no puede extrañar a nadie. También es ya harto sabido que la iniciativa reaccionaria del PRI es casi una copia de la que presentó en su momento el gorila que despacha en la Secretaría del Trabajo. No hay, luego entonces, misterio alguno en la intención de los priístas de obsequiar las exigencias de los patrones en materia laboral. Se les está haciendo la faena y preparando la mortaja de los trabajadores de México que, de aprobarse esta reforma, quedarán, sin medios términos, en la más completa indefensión. El PRI ha echado marcha atrás del modo más ignominioso y desvergonzado que pueda imaginarse respecto de su propuesta de diciembre pasado. Tres son los pilares de la propuesta priísta: uno, la legalización para todos los efectos de la terciarización, subcontratación, intermediación o outsourcing, como se le prefiera llamar, que consiste en contratar mano de obra que se vende a un tercero, llamado beneficiario. Eso es una vieja práctica laboral en Estados Unidos, pero en México nunca existió hasta que, por la vía de los hechos, empezó a darse, precisamente, desde la época de Salinas. El nuevo artículo 15 bis que propone el PRI define y legitima legalmente esa forma de obtención de mano de obra. Establece, desde luego, que deberá formalizarse por escrito, estableciendo “la manera en que se garantizarán los derechos laborales y de seguridad social de los trabajadores involucrados”. El problema es que, en la práctica, no hay modo de constatar que esos derechos quedarán garantizados, porque la relación se reduce a un vínculo puramente personal del trabajador con su intermediario y no puede constar en un contrato formal de trabajo. Además, existe ya una práctica muy amplia en la que la informalidad de las relaciones de trabajo intermediado domina en todos los aspectos. Es ahí donde podemos ver la importancia que reviste la contratación colectiva, vale decir, el acuerdo que se establece entre un patrón y un representante legal y reconocido de los trabajadores, o sea, el sindicato. En la intermediación el trabajador queda totalmente desamparado, no sólo porque carece de instrumentos eficaces para su defensa, sino porque no puede contratar sobre sus derechos, puestos en la inopia total. Mediante la intermediación, el trabajador es convertido en una miserable carne de cañón que es vendida no por el trabajador poseedor de su fuerza de trabajo, sino por uno que se sustituye a su voluntad y que es el intermediario. El que contrata es éste y no el trabajador. El que decide del destino de la relación laboral es el intermediario, no el trabajador. Mediante ese modo de contratación, el trabajador es despojado de todos sus derechos y sólo puede reclamarlos ante uno que no puede darle ninguna satisfacción, vale decir, de nuevo, el intermediario. Que el PRI, partido al que todavía pertenece la mayoría de los sindicatos del viejo movimiento obrero presente esa iniciativa, está aceptando que los sindicatos, incluidos los suyos, ya no sirven absolutamente para nada. El segundo pilar de la iniciativa priísta radica en la anulación de los derechos de defensa de los trabajadores en los conflictos laborales y en la limitación de la representatividad de las organizaciones de los trabajadores. Sin presentar propuestas que fijen la obligatoriedad de acortar el tiempo en que los juicios laborales deben ser resueltos, la iniciativa priísta acorta a un año (la propuesta panista fijaba el término en seis meses) el pago de salarios caídos. Como se ha comentado, sobre todo por parte de abogados laboralistas, el término de duración de un juicio va siempre en torno de los cinco años. Ello significa despojar a los trabajadores de todo medio de resistencia. La iniciativa priísta va contra la representación sindical efectiva en más de un sentido, pero, en particular, contra los sindicatos gremiales que, como todo mundo sabe, son la inmensa mayoría de los sindicatos, sobre todo del PRI. El artículo 388 establece que un contrato colectivo que aglutine a todas las profesiones y oficios de los trabajadores de las empresas o establecimientos no podrá dividirse para cada gremio. Basta que los empresarios decidan con quienes quieren contratar para que su voluntad se haga ley. En Monterrey, el reino de los sindicatos blancos, eso es el verdadero orden del trabajo. Y hoy los priístas nos lo proponen como la regla general de la contratación colectiva del trabajo. El tercer pilar de la iniciativa priísta de reforma laboral es la preservación del régimen sindical que es propio del PRI y que, en otras épocas, hizo la clave de su sistema de dominación de masas. La propuesta panista, por lo menos, esbozaba unos cuantos lineamientos de democratización de la vida sindical. Desaparecían, por ejemplo, las votaciones abiertas que se prestaban a la manipulación de la voluntad de los trabajadores y se establecían diversos mecanismos de control de la vida sindical que, en apariencia, tendían a democratizar y transparentar la vida sindical. A los priístas, muy naturalmente, les parece que debe preservarse el viejo aparato sindical con todos sus vicios y su modo arbitrario y autoritario de funcionamiento. Se podrían citar muchos otros detalles de la propuesta priísta de reforma laboral que provocarían náuseas. Cuando se denuncia la derechización del PRI, sobre todo, desde la época de Salinas, nada viene a reforzar esa idea como esta iniciativa que a los mismos priístas pone los pelos de punta. Aunque a ellos no les debe importar mayormente, acciones como la que da lugar a esta iniciativa y, en particular, los entretelones en medio de los que se cocinó, demuestra palmariamente que los priístas son tan reaccionarios y derechistas como los mismos panistas y, muchas veces, como en su línea sindical, peores que ellos. Cuando decimos que el PRI y el PAN son lo mismo, estamos en lo cierto. El único problema es saber, en cada caso, cuál de ellos es el peor.





26 mar 2011


Desfiladero


Morena: se dan clases de tejido... social




Jaime Avilés


Adolescentes de una escuela privada se manifestaron por que haya paz en el país, este viernes cerca de la fuente de Cibeles, en la colonia Roma NorteFoto Alfredo Domínguez




Para transformar el país, el pueblo necesita tomar el poder. Para tomar el poder, tiene que reunir 25 millones de votos en las elecciones del 1º de julio de 2012. Para lograr esa meta, deberá triunfar en la mayoría de las 65 mil casillas (o secciones electorales) que el IFE instalará ese día. Para alcanzar la victoria en la casilla que nos toque, hay que ponernos a trabajar desde ya.

Ante todo, es indispensable contar con una credencial de elector. ¿Usted ya posee la suya? Pues cuídela: cuando no la use guárdela bajo siete llaves. Es una herramienta de trabajo, pero también un arma para derrotar al crimen organizado (Salinas + Calderón + las televisoras + la oligarquía mexicana y española) por la vía pacífica.

En la parte baja de su credencial busque el número de la “sección” (o casilla) donde votará el mero día. Localice en Internet el mapa del territorio que abarca esa sección; hable con los amigos, parientes y conocidos que vivan dentro de ese perímetro e invítelos a formar un comité coordinador, y organícense todas y todos para ir, casa por casa, cuadra por cuadra, manzana por manzana, edificio por edificio, haciendo contacto con otras personas que estén hartas de Calderón, del PRI, del PAN, del PRD y del desempleo, la carestía y la violencia, para invitarlas a sumarse a la lucha.

Ahora bien, preguntarán con justificado escepticismo, ¿luchar para qué? Bueno, para ganar la Presidencia y la mayoría en las cámaras de Diputados y Senadores: si queremos evitar que el país termine de desbaratarse, nos urge un presidente que tenga amplio respaldo popular y un Congreso con una clara definición política. Juntos con el pueblo, ambos pueden impulsar cambios de fondo a corto plazo.

Un presidente fuerte, por ejemplo, el día de su toma de posesión, puede derogar por decreto las pensiones de los ex presidentes, reducir a la mitad los sueldos de la alta burocracia –de directores generales a secretarios de Estado—, eliminar bonos, viáticos, servicios médicos privados, cajas de ahorro especiales y otros privilegios, para destinar esos recursos a la educación, la salud, el deporte, la creación de empleos, la investigación científica y tecnológica, el rescate social de espacios conquistados por la delincuencia...

Apoyado por el pueblo y por el Congreso, un presidente fuerte puede ordenar la construcción inmediata de cinco refinerías: gracias a ellas, a partir de 2015, dejaríamos de importar gasolina y nos ahorraríamos 10 mil millones de dólares anuales. Puede, asimismo, prohibir que los consorcios españoles sigan produciendo y vendiendo energía eléctrica a la Comisión Federal de Electricidad, en perjuicio de los consumidores que pagamos por eso tarifas prohibitivas.

Si la destrucción del campo es uno de los factores que fomentaron la siembra de drogas donde antes se cosechaban frutas y verduras, un presidente fuerte puede exigir la revisión del TLCAN –para renegociar, por ejemplo, las cláusulas que prohíben al gobierno mexicano subsidiar a los campesinos de acá, mientras los de Estados Unidos gozan de todo tipo de créditos oficiales allá–, y puede también desarrollar nuevas políticas agropecuarias, con objeto de facilitar que los migrantes regresen a sus comunidades a reconstruir los pueblos y las milpas, y los jóvenes urbanos desempleados se trasladen al medio rural y contribuyan a la producción de alimentos, para que dejemos de importarlos.

Un gobierno fuerte, mediante los buenos oficios del Congreso, puede remplazar el actual régimen de captación tributaria por un sistema mucho más sencillo, que según cálculos del experto economista Rogelio Ramírez de la O, elevaría en 500 mil millones de pesos (o 50 mil millones de dólares) al año la recaudación de impuestos.

En 2006, Andrés Manuel López Obrador ofreció un programa de 50 puntos para transformar al país. Calderón y los levantacejas se cansaron de burlarse preguntándole –sin permitirle responder– de dónde sacaría el dinero para tantas cosas. Bueno, aquí están las recetas: ninguna de ellas imposible (¿construir cinco refinerías?, ¿reducir sueldos de altos burócratas?, ¿facilitar el pago de impuestos?), pero requieren de una voluntad política colectiva, de una férrea disciplina y de una gran honestidad para que sean exitosas.

El domingo pasado, en el Auditorio Nacional, durante la presentación del nuevo Proyecto Alternativo de Nación, que discutieron y redactaron decenas de intelectuales de altos vuelos al servicio del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Ramírez de la O demostró que es posible abaratar los precios de los servicios si los monopolios dejan de serlo –que Telmex tenga su red de televisión y Televisa su empresa telefónica, por ejemplo, para que compitan bajando tarifas–, pues el predominio de cada uno de ellos “en estos 10 años de gobiernos del PAN apoyados por el PRI” ha ocasionado una pérdida, o sea, un no crecimiento del producto interno bruto, valuado en 350 mil millones de dólares.

Mientras en el sótano de la pirámide social los pueblos indios reciben cada año menos de uno por ciento del gasto público, “400 grandes corporaciones tienen ingresos anuales por 6 billones de pesos pero no pagan impuestos”, como no los pagan tampoco quienes especulan en la Bolsa de Valores, ni las empresas mineras (la del Cerro de San Pedro, en San Luis Potosí, obtiene 20 millones de dólares al mes), que destruyen la tierra, se llevan íntegras sus alucinantes ganancias y no dejan ningún beneficio.

¿Vale la pena organizarse para ganar las elecciones presidenciales de 2012 en la casilla donde nos toque votar? A la luz de lo expuesto en esta plana, ¿tiene México recursos para volver a crecer económicamente y posibilidades de superar la miseria, el terror y el desconsuelo al que creen que nos condenaron para siempre Salinas, Calderón y las televisoras?

Uno de los rasgos más positivos de la lucha pacífica propuesta por López Obrador en el territorio de la casilla electoral donde votaremos, es que para construir esa mayoría de vecinos, parientes y amigos, tendremos que hablar también con quienes piensan distinto y creen en otros proyectos: dialogar con ellos, oírlos, entender sus problemas y exponerles los nuestros, buscar soluciones comunes y buenas para todos, implicará iniciar un proceso de reconciliación, por ejemplo, con los amables panistas que viven en el piso de abajo, con el joven matrimonio de izquierda que nos saluda desde el edificio de enfrente pero simpatiza con la otra champaña, con el maestro plomero que desconfía de AMLO desde el plantón de Reforma, con la señora que nos vende los discos pirata en la tintorería, con la veterana prostituta que hace más de 40 años atiende en la misma esquina, con la Narda de la fonda que sirve comidas corridas...

Con tal de que un pigmeo maligno se robara la Presidencia, los obispos mandaron a las beatas a pedir a los ingenuos que le rezaran a la Virgen para que AMLO no llegara al poder; al mismo tiempo, cada dos minutos, la tele repetía que AMLO era un peligro para México, y propagandistas de toda laya, nos hundieron en un clima de odio que desató la peor carnicería de nuestros tiempos. Para ganar las elecciones del año próximo en la casilla que nos toque, debemos hablar, pero ya, con nuestros vecinos, organizarnos y reconciliarnos. Al hacerlo, todas y todos reconstruiremos el tejido social, y poco a poco empezaremos a ponerle fin a la estúpida guerra del monstruito.

jamastu@gmail.com




25 mar 2011


¿Partido o proyecto?



Gabriela Rodríguez


Duele, duele en lo más profundo ver en lo que se han convertido los partidos políticos: son escombros, despojos que compiten con las imágenes dantescas que estos días nos llegan desde el norte de Japón.

El PRD no es ninguna excepción, las intestinas luchas por la presidencia en su Consejo Nacional parecen olvidar la función de los partidos políticos. Como partido de izquierda, tendría que encarnarse como una organización definida por la clase trabajadora, y por los excluidos, que son las masas de hoy. Pero está muy lejos, el partido ha perdido su base social, su orientación ideológica y hasta su estructura organizativa, por mencionar tres de las condiciones que, para Gramsci, definen un partido político. El posicionamiento ante los problemas de la sociedad, ante la inseguridad y la violencia, la desigualdad social, el retroceso en los derechos laborales y la derechización del país brillan por su ausencia en las tribus del PRD. No funcionan democráticamente sino burocráticamente, ejecutan pero no deliberan.

Lo que más duele es la falta de proyecto. Tal vez por eso nos levantó el ánimo el nuevo proyecto de nación que expuso Andrés Manuel López Obrador el domingo pasado en el Auditorio Nacional, el mismo día que en un hotel de Reforma se definía la mesa directiva del PRD, entre agresiones y desacuerdos violentos. La forma en que AMLO presentó el proyecto expresa un fondo político: recordaba su investidura como jefe de Gobierno del Distrito Federal y no como líder de la resistencia civil; formalmente vestido, habló con la seguridad de quien ha ejercido el poder público y ha ejecutado un programa gubernamental, esta vez con una propuesta que busca generar una revolución intelectual y moral, papel que Gramsci esperaba de un partido político. Fui testigo de un acto realizado de manera ordenada, organizada y pacífica, en la que un grupo de 35 intelectuales estaban sentados a espaldas del líder respaldando un proyecto que yo caracterizaría como integral y frontal a los principales problemas nacionales. Con elocuencia y conocimiento de causa, cinco oradores expusieron un proyecto más centrado en la promoción de los derechos económicos y sociales que en los culturales, pero increíblemente bien articulados: Armando Bartra, Víctor Flores Olea, Rogelio Ramírez de la O, Héctor Díaz Polanco y Raquel Sosa, minoría de mujeres, en el grupo total y en el de oradores, insisto, en política la forma es fondo, una desigualdad que señalo críticamente. Lorenzo Meyer, a quien tengo una especial admiración, no habló, recibió aplausos del público y él también aplaudía, selectivamente, ante algunas de las 50 acciones indispensables para la regeneración nacional que expuso AMLO. El entusiasmo no sólo se conectaba con la emoción individual sino con una esperanza colectiva que nos hacía falta: las ganas de cambiar el mundo. Lo nuevo del actual proyecto de nación es que fue corregido con base en las propuestas del proyecto alternativo en 100 foros de consulta estatales y sectoriales; observo asuntos que no estaban: la revolución de las conciencias y la restauración de la ética política inspirada en las ideas de Adolfo Sánchez Vázquez, la estrategia para la seguridad y en contra de la violencia, así como el rescate del derecho a la felicidad; les invito a leer directamente el texto original que ya está en venta en las librerías.

Aquí quiero llamar la atención sobre algunos asuntos muy puntuales, en especial los relativos a fortalecer el poder de la sociedad civil y el de los derechos humanos. Se habla de una nueva filosofía de vida que comience desde la micropolítica doméstica y alcance la organización comunitaria partiendo de las experiencias propias y de otros países de América Latina; se busca acceso universal al bienestar sin requisitos de formación académica, condición de género o racial, de idioma o de edad, de preferencia sexual, moral o política.

En el apartado número 10, que aborda el bienestar social y el derecho a la felicidad, celebro el rescate de este último derecho, del cual no se hablaba desde tiempos de George Washington o de José Martí. Se basa en reconocer el desmontaje del Estado y la disminución del gasto social que se encrudeció desde los años 80. Para garantizar el bienestar y la felicidad de los hombres y mujeres que habitan el territorio nacional se plantea la necesidad de refundar las instituciones públicas del país. Garantizar la vida desde el nacimiento hasta la muerte en condiciones aceptables, ojo, afirmar “desde el nacimiento” es reconocer que antes no hay titularidad como persona, lo cual sustenta el derecho a la maternidad voluntaria y se opone a las visiones de la derecha que defienden la vida “desde el momento de la concepción”. En seguida están todos los derechos económicos y sociales, se propone también garantizar el ejercicio de plenos derechos para las mujeres, los niños y los jóvenes, particularmente respecto a su integridad, seguridad y bienestar. Raquel Sosa habló del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, precisión que no apareció ni en el discurso de AMLO ni en la propuesta escrita, lo cual convendría precisar y darle mayor relevancia, porque los derechos sexuales y reproductivos siguen quedándose cortos en la propuesta.

Las 50 acciones son virtud de un proyecto que no se queda en “el qué” sino que incluye “el cómo”, sin embargo quedan abiertas algunas cuestiones: ¿Cómo fortalecer una política de bienestar en una economía globalizada y dependiente de transacciones internacionales de una sociedad mundial? ¿Cómo reconstruir el Estado social, cuando el Estado globalizado es más autoritario, cuando ha perdido su función como regulador del mercado y de los medios? ¿Tendríamos que inventar un nuevo sistema que sea independiente del Estado y de los partidos?

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